Si bien los mercados financieros mostraron volatilidad en los últimos treinta días, es necesario recordar que la mayoría de ellos se encuentran en niveles históricamente altos. Los granos y los metales –sobre todo el cobre- mostraron gran firmeza. El oro, sostenido y el petróleo, lógicamente, siguen golpeado por la fuerte caída de los transportes derivada del COVID.
Los resultados de la elección presidencial en los EEUU gravitarán, sin dudas, en la marcha de su economía, y por ende también en la economía global. Un triunfo demócrata abriría las puertas a mayores estímulos internos, acotados quizás por una política monetaria menos expansiva y, con menor intensidad, no las cerraría tanto al comercio global, beneficiando a la economía de los EEUU y al resto del mundo, al menos en los primeros años.
Hasta ahora parece más probable un triunfo demócrata, lo que sería coherente concierta tradición del triunfo de este partido cuando hay recesión por insuficiente demanda, mientras los republicanos suelen triunfar cuando la percepción es que el freno a la economía es la insuficiencia de inversiones.
Se conocieron hace pocos días las nuevas proyecciones del FMI. En el crecimiento del PIB para el 2020hubo mejoras para China (1% al 1,9%) y fueron significativas las menores caídas previstas para los EEUU y Brasil, del orden de 4 puntos. Más moderadamente, el FMI también ve mejoras en el promedio mundial, el área del euro y México. En contraste, la Argentina fue castigada en casi dos puntos, a una caída del11,8% del PIB, la tercera peor de América Latina, detrás de Venezuela (-25%) y Perú (13,9%). A nivel global, y excluyendo pequeños países mayormente turísticos o isleños, con fuertes caídas, la de la Argentina está entre las diez mayores del mundo.
En el Cuadro 2 se muestra la evolución de otras variables relevantes para seguir la coyuntura de la economía global desde el inicio de la COVID. La depreciación del dólar continuó moderándose en los últimos dos meses, o se revirtió, luego de su fuerte depreciación en junio y julio, respecto del euro, otras monedas y el oro. Las commodites se mantienen firmes, especialmente el cobre y los granos – en este caso por el tiempo seco en los EEUU, y las probabilidades de una Niña.
Cuadro 2. Los mercados globales desde el indicio de la pandemia COVID
También preveíamos en septiembre, y sigue vigente, que la flojedad del dólar se mantendría sólo si se agravaba la pandemia COVID-19 y si fallaban los pronósticos sobre la vacuna.
Pese la gran emisión en EEUU –del orden de USD 1.700.000 millones, cerca de un 50% de aumento- el dólar sigue siendo el penúltimo refugio (el último es, todavía, el oro).
La moneda norteamericana ha resistido, por su sostenida demanda global, pese a que las últimas señales de la pandemia no han sido tan buenas como se esperaba ,con rebrotes en muchos lugares y las vacunas demorando más de lo esperado. El mundo se está poniendo algo menos hostil para nuestro país. La COVID parece haber llegado a su pico global y los granos están muy firmes. Por esto, el muy mal estado de nuestra economía se podrá atribuir cada vez menos “al mundo”.