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El martes los mercados operaron al alza, impulsados por el anuncio de Trump de alto el fuego entre Israel e Irán. En este contexto, las acciones y los bonos subieron, mientras que el dólar se debilitó y los commodities cerraron a la baja, especialmente el petróleo, que terminó por debajo del nivel previo a los ataques. Además, el presidente de la Fed, Jerome Powell, dio su discurso en el Congreso, donde resaltó nuevamente que no tiene apuro en bajar las tasas y que esa decisión dependerá de los efectos económicos que produzcan los aranceles.
La aparente desescalada entre Israel e Irán, sumado a la continuidad del comercio a través del Golfo Pérsico, impulsaron a los mercados de renta variable en EE. UU. El Nasdaq avanzó un 1,5%, en tanto que el S&P 500 y el Dow Jones lo hicieron un 1,2%. El sector tecnológico lideró las ganancias ante una recuperación del apetito por riesgo, con alzas superiores al 1,5% en Nvidia, Alphabet y Meta.
Los bonos del Tesoro también ampliaron su performance positiva y avanzaron un 0,3% tras una baja de 2 pb en la UST2Y y la UST10Y. Esto se dio a pesar de las declaraciones de Powell, quien aseguró que la Fed no debe apresurarse a recortar tasas y que debe esperar a ver cómo impactan las tarifas de Trump en la inflación y la actividad. También abrió la posibilidad de un recorte más temprano si la inflación se mantuviera estable y el mercado laboral se debilitara. El segmento más beneficiado en renta fija fue el de mercados emergentes, con un alza del 0,7%, seguido de Investment Grade con una ganancia del 0,5%. Por su parte, los High Yield subieron un 0,2%.
En cambio, el dólar prolongó su caída, con el DXY retrocediendo un 0,6% y ubicándose nuevamente en mínimos de marzo de 2022, con un valor de 97,88. La libra y el euro se apreciaron un 0,8% y 0,4% frente al dólar, respectivamente, que a la vez perdió un 1,0% frente al yen. Con esto, el DXY en lo que va de 2025 cedió un 9,8%.
Para los commodities fue una rueda negativa, en la cual el petróleo WTI bajó un 6,0% tras la desescalada en el conflicto en Medio Oriente y cerró en USD 64,4 por barril. Con este nuevo retroceso, el petróleo se encuentra en un nivel inferior al del 12 de junio, fecha en la que Israel atacó a Irán. Ambos países parecían respetar el acuerdo de alto el fuego anunciado por el presidente Trump durante la noche, tras su dura reacción ante las acusaciones de violaciones iniciales del pacto por ambas partes. Por otro lado, la IEA trajo calma respecto a la oferta de petróleo al asegurar que cuenta con 1.200 M de barriles de reserva de emergencia. En cuanto al oro, la caída fue de 1,5% y cerró en USD 3.317 la onza, también impulsado por el alto el fuego.
En el dato económico del día, el déficit de cuenta corriente de EE. UU. se amplió un 44,3% en el primer trimestre de 2025, alcanzando los USD 450.200 M, por encima de lo esperado. El aumento se debió principalmente al fuerte crecimiento en las importaciones de bienes, en particular no monetario y productos farmacéuticos. Al mismo tiempo, el superávit de servicios se redujo y la balanza de ingresos primarios pasó a déficit, mientras que el déficit de ingresos secundarios se achicó.
Inflación, tipo de cambio, actividad, reservas, balanza comercial y metas.
La inflación, que promedió 2,8% m/m en el primer trimestre y en torno al 2% m/m en el segundo (2,8% en abril, 1,5% en mayo y 1,8% estimado en junio –mostrando una pequeña aceleración por la presión de los productos regulados–), podría desacelerarse incluso más en el tercer trimestre, con un promedio de 1,1% m/m previo a las elecciones de octubre. Este sendero está sostenido por un tipo de cambio que se mantiene en torno al centro de la banda cambiaria, precios regulados contenidos y una menor presión en alimentos. No obstante, tras las elecciones, contemplamos una corrección cambiaria que impulsaría transitoriamente la inflación alrededor del 3% m/m en noviembre, para luego retomar el sendero de desinflación. Con este recorrido, la inflación de 2025 se ubicaría en torno al 26,1% i.a. en diciembre, continuando la desaceleración en 2026, que cerraría en un 18% i.a.
En materia cambiaria, el superávit comercial comenzó a moderarse y se proyecta en torno a USD 7.200 M para el cierre del año, muy por debajo de los USD 18.900 M registrados en 2024, debido principalmente al repunte de las importaciones. De hecho, en el acumulado entre enero y mayo, la balanza comercial muestra un superávit de apenas USD 1.883 M, frente a casi USD 9.000 M en el mismo período del año pasado. Esta contracción se explica por el poco crecimiento de las exportaciones, de solo 2,6% i.a., en comparación con las importaciones, que aumentaron más de 34% i.a., reflejando la reactivación de la demanda interna y la normalización del flujo de pagos al exterior. Aun así, la cosecha de soja se mantiene en 49,6 millones de toneladas, y el sector energético aportaría entre USD 7.000 M y USD 8.000 M, superando lo registrado el año pasado. En cuanto a las reservas netas, el stock al 19 de junio se ubica en torno a USD -7.000 M (según la metodología del FMI), mientras que la meta pactada para diciembre exige alcanzar un nivel positivo de USD 1.800 M. Esto implica que el BCRA debería recomprar unos USD 8.800 M netos en el segundo semestre. Para alcanzar ese objetivo, el escenario base asume necesariamente ingresos de divisas vía nuevas emisiones de deuda (o privatizaciones), dado que el BCRA parece retirado del MULC. Hasta el momento, se acumulan colocaciones por USD 1.500 M en Bonte, pero el tope autoimpuesto por el Gobierno permitiría emitir hasta USD 7.000 M en el año. En este contexto, será clave avanzar hacia una colocación de deuda en hard dollar en el mercado internacional, posiblemente tras las elecciones.
El tipo de cambio oficial, tras la flexibilización del cepo, se mantuvo en torno al centro de la banda cambiaria. En la práctica, esto implicó una depreciación nominal superior al 1% m/m desde mediados de febrero, lo que permitió frenar la apreciación real, ya que el tipo de cambio avanzó a un ritmo mayor que la inflación post flexibilización. Esta contención se logró sin intervención del BCRA en el mercado spot, aunque sí se registraron ventas en el mercado de futuros (USD 1.538 M en mayo) y una política monetaria más restrictiva. Para el tercer trimestre proyectamos una depreciación promedio del 2% m/m, todavía por encima de la inflación. En octubre, en la previa electoral, el ritmo podría acelerarse a 4,3% m/m, con un salto puntual del 10,5% m/m en noviembre, antes de retomar un sendero más alineado con la desinflación. Así, el año cerraría con una depreciación acumulada del 33% i.a., por debajo del 43% i.a. de la inflación promedio, implicando una apreciación real del tipo de cambio en el balance anual.
En este contexto, la tasa de interés se mantiene elevada en términos reales, pero gana en volatilidad bajo el nuevo esquema de desarme de instrumentos y retiro de la tasa de política explícita. Con la eliminación de las LEFI, la recompra de Puts y una mayor coordinación con el programa financiero del Tesoro, el BCRA transita hacia un régimen en el que el mercado define las tasas de equilibrio. En el corto plazo, este reordenamiento podría generar cierta presión al alza sobre las tasas ante episodios de absorción de liquidez, como la colocación de BOPREAL o el desarme de pasivos transitorios. Sin embargo, en el mediano plazo, el efecto tendería a ser neutral, dentro de un marco donde el ancla fiscal y el objetivo de estabilidad cambiaria e inflacionaria siguen siendo los pilares del programa.
La actividad económica, tras crecer 0,8% t/t s.e. en el primer trimestre (+5,8% i.a.), se habría desacelerado al 0,2% t/t s.e. en el segundo (+5,9% i.a.). Con estos datos, proyectamos un crecimiento anual del 4,5% i.a., revisado levemente a la baja respecto al 5,4% anterior. El consumo privado mostraría una recuperación del 9,6% i.a., en tanto que se destacaría la inversión, con un avance del 35,2% i.a. en el año (ya se observó un alza del 31,8% i.a. en el primer trimestre). La mejora se apoya en una base de comparación muy baja, pero también en la recomposición del salario real, la desaceleración inflacionaria y una mayor disponibilidad de crédito, que permiten sostener el consumo en sectores urbanos y apuntalan la demanda interna en sectores como comercio y servicios financieros.
En el frente fiscal, se mantiene la proyección de un superávit primario del 1,3% del PBI para 2025, en línea con la meta acordada con el FMI. En los primeros cinco meses del año, el Gobierno acumula un superávit primario de 0,8% del PBI y uno financiero de 0,3%, lo que confirma el compromiso con el ancla fiscal. El gasto público, que había mostrado un repunte real en febrero y marzo, comienza a moderarse, con una expansión real total del 6% en lo que va del año, explicada en buena parte por una baja base de comparación. Las principales partidas que impulsaron esa suba –jubilaciones, salarios y programas sociales, excluyendo AUH– aún se ubican 18% por debajo del pico real de 2023, al tiempo que el ajuste estructural se sostiene en subsidios, obra pública y transferencias discrecionales. Si bien la meta oficial de 1,6% de superávit primario luce desafiante, el cumplimiento de los objetivos pactados con el FMI parece alcanzable en el escenario actual.
En conclusión, el tercer trimestre se presenta como el más desafiante del año, al ser el período previo a las elecciones. El Gobierno apuesta a que se mantenga la relativa calma que caracterizó al segundo trimestre: inflación en descenso, una actividad económica en recuperación –aunque a un ritmo más moderado–, un tipo de cambio contenido dentro de la banda cambiaria y un mayor financiamiento externo que permita cubrir el déficit de cuenta corriente, en particular considerando que ya no se contará con el fuerte ingreso de divisas del agro. El objetivo es transitar hacia las elecciones de medio término sin sobresaltos, lo que permitiría, con un triunfo contundente, una compresión del riesgo país que facilite el regreso al mercado internacional de capitales mediante colocaciones de deuda en moneda dura. Los principales riesgos para este escenario son, por un lado, una profundización de la crisis internacional que encarezca el costo del capital o incluso revierta los flujos hacia países emergentes. Por otro, que la tensión cambiaria se adelante a los comicios y los agentes comiencen a anticipar una depreciación del tipo de cambio, lo que pondría presión sobre la inflación en la previa electoral. Por último, aunque con menor probabilidad de materialización y menor impacto electoral, persiste el riesgo de que la debilidad de la actividad económica –especialmente del empleo– se transforme en un foco de descontento social que condicione el desempeño electoral del oficialismo.
A pesar del fuerte deterioro que sufrieron las expectativas ante la política comercial del presidente Trump, la economía americana mostró una saludable resiliencia que permite alejar los temores de estanflación que planteábamos hasta el mes pasado. La inflación se mantiene bajo control, el mercado laboral se sostuvo firme y la actividad se habría recuperado de la caída del 1Q25. Las cuentas públicas también tuvieron una leve mejora, pero el proyecto fiscal aprobado por la Cámara de Diputados genera incertidumbre sobre la dinámica de la deuda americana, lo que le pone un piso más alto al tramo largo de los rendimientos de los bonos del Tesoro. A esto se suma la reciente escalada de tensión en Medio Oriente por el conflicto entre Israel e Irán, que impulsó el precio del petróleo. En este escenario, la Fed mantiene su postura de no mover las tasas de interés, previendo solo dos recortes para este año y apenas uno en 2026, revalidando el higher for longer con una proyección de inflación más alta y un menor dinamismo en el nivel de actividad, aunque sin recesión.
Sumado a esto, con una postura más negociadora por parte de Trump, los mercados volvieron a mostrar una buena performance hasta mediados de junio, con subas generalizadas en acciones y bonos, que se interrumpieron con los bombardeos en Israel e Irán, mientras que el dólar continuó debilitándose. Si bien el “ritmo de Trump” es un factor de volatilidad, ahora también ampliado a la política interna, no prevemos que se repitan eventos como el “Liberation Day” y esperamos que finalmente se alcance un consenso respecto de la tasa arancelaria que, si bien será mucho más elevada que la de fines de 2024 y la más alta en los últimos 80 años, quedaría muy por debajo de lo estimado antes de la tregua. En cuanto a la tensión geopolítica, aunque representa un nuevo foco de inestabilidad, no se expandiría ni llevaría al precio del petróleo por encima de los USD 75 el barril de WTI, aunque el pronóstico sigue siendo reservado.
Con este marco de fondo, si bien somos más optimistas que el mes pasado, mantenemos la cautela en nuestro escenario. Nos alejamos de un panorama de estanflación y volvemos al soft-landing, por lo que en renta fija priorizamos el tramo corto y medio de la curva, en tanto que en renta variable preferimos posicionarnos en los sectores tecnológico, industrial, bancario y de utilities en EE. UU.
Obligado a negociar… y a ceder. El “estilo Trump” que venimos comentando desde principios de año fue dañando las expectativas, no solo de consumidores y empresarios a nivel global, sino también de los inversores en el mercado. Primero, sufrieron con la suba de aranceles, que pasaron del 2,3% vigente hasta fines de 2024 al 10% en marzo (sobre importaciones desde China, acero, aluminio, México y Canadá no incluidas en el acuerdo de libre comercio). En abril llegó el pánico con el “Liberation Day”, que, mediante un esquema poco transparente, elevaba la tasa arancelaria al 24%. La tregua por 90 días se combinó con mayor presión sobre China, lo cual llevó la tasa al 28% para luego retroceder al 25%. La reunión en Suiza entre representantes de EE. UU. y de China, el pasado 12 de mayo, permitió reducir la tasa al 17%. Ante los escasos avances en las negociaciones con la UE y China, Trump amenazó con aplicar nuevos aranceles. La incertidumbre aumentó aún más el 28 de mayo, cuando el Tribunal de Comercio Internacional de EE. UU. (USCIT) anuló todos los aranceles aprobados por el presidente bajo la Ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional, lo que implicaba la inmediata desactivación de medidas clave como el arancel universal del 10%, las tarifas recíprocas del 25% a México y Canadá, y los aranceles del 30% sobre productos chinos. Como era de esperar, el gobierno norteamericano apeló la decisión y, el 10 de junio, un tribunal federal de apelaciones dictaminó que los aranceles generales a las importaciones implementados por el presidente podrían permanecer vigentes mientras se desarrollara el proceso de apelación. De esta forma, el gobierno podrá seguir recaudando ingresos por la totalidad de sus aranceles actuales hasta que el tribunal tome una decisión, probablemente antes de septiembre. Así las cosas, con la vigencia de los aranceles al acero y al aluminio, la tasa arancelaria se ubica actualmente en 18% y se mantendría al menos hasta el próximo 9 de julio, cuando vence la tregua. A los países que no hayan alcanzado acuerdos comerciales con EE. UU. se les reimpondrán los aranceles “recíprocos” –hasta el momento, solo el Reino Unido lo logró, aunque debe completar el proceso para mantener las disposiciones–, incluida una tasa reducida del 25% para acero y aluminio.
Fuente: elaboración propia en base a Economist Intelligence Unit (EIU)
Caída de importaciones y mejora del saldo comercial. Con la vigencia de los nuevos aranceles, los flujos de comercio exterior comienzan a normalizarse. Los datos oficiales de la balanza comercial de abril marcaron una notable mejora debido al derrumbe que tuvieron las importaciones de bienes, luego de haber registrado un salto del 20% i.a. en los meses previos para adelantarse a la suba de aranceles. Concretamente, el saldo comercial de abril mostró un déficit de USD 61,6 billones, determinado por un saldo negativo de USD 87,4 billones en la balanza de bienes, mientras que en la de servicios se observó un superávit de USD 25,8 billones. Este resultado representó una mejora significativa respecto de marzo, cuando el rojo había alcanzado los USD 138,3 billones, explicado por un déficit de USD 162,2 billones en bienes. La mejora de abril se debió a una caída del 20% m/m en las importaciones de bienes y a un aumento del 3,0% en las exportaciones. Así, en los primeros cuatro meses del año el déficit comercial aumentó 60% i.a., alcanzando los USD 452.000 M, ya que las importaciones crecieron un 18% i.a. y las exportaciones solo 7% i.a.
Lenta reducción del déficit fiscal. Mientras en el Congreso se negocia el plan fiscal de Trump –ya aprobado por la Cámara de Diputados y que deberá ser tratado por el Senado antes del 9 de julio–, el resultado fiscal de mayo mostró una leve mejora, impulsado por una mayor recaudación por aranceles y un menor dinamismo en el gasto primario. En concreto, el déficit fiscal del mes fue de USD 316.000 M, un 9% inferior al de un año atrás. La reducción del desequilibrio se explicó por un crecimiento de los ingresos totales del 15% i.a., que alcanzaron USD 371.200 M, de los cuales USD 27.000 M provinieron de la recaudación por aranceles –sin ese ingreso, el crecimiento de los ingresos habría sido del 8% i.a.–. En cambio, el gasto total subió 2,5% i.a., hasta USD 687.233 M, a raíz de un aumento del 3,0% i.a. en el gasto primario, en tanto que la carga por intereses se redujo 1,3% i.a. Con este resultado, en los primeros cinco meses del año el déficit fiscal acumulado fue de USD 683.800 M, 5,5% por debajo del mismo período del año pasado, gracias a que los ingresos crecieron 10% i.a. –8% i.a. sin aranceles–, mientras que el gasto total aumentó 6,3% i.a. –con una suba del 9% i.a. en intereses y del 5% i.a. en el gasto primario–. Tomando el año fiscal (de octubre a septiembre), el déficit acumulado alcanza los USD 1,3 billones –lo que representa el 6,8% del PBI–, 0,5 pp por encima del mismo período del ejercicio anterior, lo que refleja que la situación fiscal de EE. UU. continúa siendo frágil. Peor aún, según la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), el plan fiscal propuesto por Trump no lograría equilibrar las cuentas, estimándose que el déficit global en los próximos diez años se mantendría en torno al 6% del PBI, lo que llevaría a que la deuda pública suba del 100% actual al 122% del PBI en 2037.
La inflación, estable. A pesar de la suba de aranceles, hasta el momento no se sintió en la inflación minorista, que en mayo volvió a sorprender al resultar menor a la esperada. Tras marcar un alza de 0,2% m/m en abril, en mayo el IPC general desaceleró su marcha, registrando una suba de 0,1% m/m cuando el mercado anticipaba un resultado similar al del mes anterior. La baja respecto a abril se explicó por las caídas de 1,0% m/m en los precios de la energía, de 0,4% m/m en indumentaria y de 0,2% m/m en transporte, mientras que los precios de salud y vivienda aumentaron 0,2% m/m y 0,3% m/m, respectivamente. Con este resultado, en los últimos doce meses el índice general acumuló un alza de 2,4%, contra 2,3% i.a. de abril, lo que sigue marcando la resistencia de los precios a converger al objetivo de la Fed. La menor presión en los precios también se reflejó en el IPC Core –que excluye alimentos y energía– que solo avanzó 0,1% m/m y quedó 2,8% por encima de mayo de 2024. Los precios de los bienes siguen sin reaccionar, al no registrar movimientos en mayo –en un año apenas subieron 0,3%–, en tanto que los precios de los servicios se incrementaron 0,2% m/m y 3,5% i.a. También tuvo una buena performance el índice de precios al productor –sin energía– que durante el mes pasado aumentó 0,1% m/m y 2,7% i.a., desacelerando respecto al 2,8% i.a. de abril.
Continúa la creación de empleos y suben los salarios. Pese a la incertidumbre a la que estuvo expuesto desde hace un año, los datos del mercado laboral siguen marcando una buena dinámica, con una creación de empleo no agrícola estable y con la tasa de desocupación que se mantiene históricamente baja. En mayo se crearon 139 mil nuevos empleos no agrícolas, levemente por debajo de los 147 mil creados en abril, pero superando las expectativas de los analistas que preveían una performance mucho más modesta. El resultado de mayo marcó un crecimiento de 1,1% m/m anualizado y 1,1% i.a., lo que refleja la estabilidad en la dinámica del empleo, que en los últimos doce meses promedió 144 mil nuevos puestos por mes. El buen resultado se apoyó en el sector privado, que generó 130 mil nuevos empleos, superando el promedio de 121 mil mensuales de los últimos doce meses. En contraste, el empleo público quedó sin cambios, lo que marca un cambio de tendencia respecto al año pasado, cuando se generaron 38 mil puestos promedio por mes. Dado que en el mismo mes hubo una caída de 624 mil personas en la Población Económicamente Activa (PEA) y que el empleo agrícola perdió 835 mil puestos de trabajo, la generación de empleo no fue suficiente para reducir la desocupación, resultando en 72 mil personas sin empleo y una tasa de desocupación en 4,2%. Por otro lado, los salarios acompañaron este buen contexto y marcaron un alza de 0,4% m/m –la más alta desde enero– y quedaron 3,9% por encima de los de un año atrás, en línea con la dinámica que mostraron los meses anteriores. Así las cosas, con mejora del empleo y de los salarios reales, la masa salarial real continuó mejorando –subió 2,7% i.a.– y es un buen “colchón” para el consumo privado.
Se recupera el consumo. El consumo de las familias continúa siendo afectado por la incertidumbre, volviendo volátil la dinámica del principal componente del PBI. Recordemos que a fines de 2024 el consumo privado había terminado con alto crecimiento de la mano de la mayor demanda de bienes duraderos. Esta dinámica se interrumpió en enero al marcar una caída de 0,5% m/m, se estabilizó en febrero y en marzo se recuperó con fuerza, con una suba de 0,7% m/m. De esta forma, en los primeros tres meses del año el consumo creció 1,2% t/t anualizado, muy por debajo del 4,0% t/t anualizado del 4Q24. Esto se debió principalmente al consumo de bienes que pasó de crecer al 6,0% t/t anualizado en la última parte de 2024 a solo el 0,1% t/t anualizado en los primeros tres meses del 2025. En abril, el consumo de las familias aumentó 0,13% m/m (1,6% anualizado) y si bien marca una importante desaceleración respecto a marzo, implica una aceleración respecto a la performance del 1Q25. Vale destacar que la moderación que está mostrando el consumo en los primeros meses del año no se debe a caída en los ingresos –que vienen con buen dinamismo– sino a una mayor propensión a ahorrar: mientras que en diciembre de 2024 el porcentaje de ahorro respecto a los ingresos llegaba al 3,5%, desde entonces escaló sin pausa y en abril llegó al 4,9% de los ingresos, el nivel más alto desde mayo del año pasado.
Mejoran las expectativas. La tregua en la guerra comercial, la relativa estabilidad de precios y el buen dinamismo del mercado laboral permiten que mejoren las expectativas de los consumidores luego del derrumbe que tuvieron en los primeros meses del año. De acuerdo a la Universidad de Michigan, en junio el índice de confianza del consumidor subió a 60,5 pts, desde 50,2 pts en mayo –el nivel más bajo desde junio de 2022 y el segundo peor registro desde 1951–, y volvió a los niveles de marzo. La mejora se explicó por la situación presente, que avanzó 4 pts, y más aún por la expectativa futura, que aumentó 10 pts. Igual tendencia mostró el índice de confianza del Conference Board (CB), que en mayo subió a 98 puntos desde el mínimo de 85 puntos registrado en abril. En cuanto a la expectativa de inflación, la de un año bajó de 6,6% en mayo a 5,1% y para cinco años quedó en 4,1%, según la Universidad de Michigan. Aunque con menor volatilidad, similar desempeño marcó la encuesta a un año de la Fed de NY, que retrocedió a 3,2%, desde el 3,6% del mes anterior. De consolidarse esta dinámica, podría ser la base para detener el alza de la tasa de ahorro y darle impulso al consumo de las familias y al nivel de actividad en general.
Sin recesión. Como lo marcamos más arriba, los primeros cuatro meses del año fueron de extrema volatilidad y esto golpeó la dinámica de las variables económicas, dificultando una lectura clara. Esto hace que los pronósticos sean diversos y dejarse llevar por la coyuntura de corto plazo puede resultar en un error de diagnóstico. Por el momento, lo más importante es que el impacto de la suba de aranceles golpeó más sobre los indicadores cualitativos que cuantitativos. Al respecto, la caída de 0,2% t/t anualizada que tuvo el PBI en el 1Q25 se explicó principalmente por el salto de 44% t/t anualizada de las importaciones, que le quitaron 5,2 pp al PBI, efecto que fue parcialmente compensado por el aumento de inventarios, que le aportó 2,8 pp. Para el 2Q25 se espera que las importaciones cedan 14,6% t/t, lo que le aportaría 2,3 pp al PBI, a lo que se suma un mayor dinamismo del gasto privado y público, compensado por el estancamiento de la inversión. Con este marco de fondo, el Nowcast de la Fed de Atlanta apunta a un crecimiento de 3,4% t/t anualizada y quedaría 2,5% por encima al del mismo período del año pasado.
La Fed resiste la presión y no mueve la tasa. En la reunión del 18 de junio, la Fed decidió mantener la tasa de interés de referencia en un rango de 4,25%-4,50% por cuarta reunión consecutiva. Al igual que en las anteriores, el comunicado que acompañó la decisión volvió a destacar que la actividad económica siguió creciendo a buen ritmo, con un mercado laboral sólido y menor desempleo, pero con la inflación superando el objetivo de política monetaria. También subrayó que bajó la incertidumbre sobre las perspectivas económicas, aunque todavía se mantiene elevada. A diferencia del encuentro anterior, no se mencionaron los riesgos de estanflación. Como es habitual a esta altura, la Fed actualizó su mapa de proyecciones, en el cual corrigió a la baja la estimación de crecimiento, subió la de inflación y, si bien mantuvo la proyección de dos recortes de tasa para este año –incluso, casi la mitad de los miembros del comité proponen no bajarla este año o hacerlo una sola vez, señal de que la baja tampoco está garantizada–, redujo a solo un recorte la estimación para el año que viene. Comparado con el comunicado de marzo, la proyección de inflación para este año pasó de 2,7% i.a. a 3,0% i.a. –igual corrección para la inflación “Core”, que pasó de 2,8% i.a. a 3,1% i.a.–, la estimación de desempleo aumentó de 4,4% a 4,5% y para el PBI se redujo la expectativa de crecimiento de 1,7% i.a. a 1,4% i.a. Para 2026 también empeoró el escenario, previendo menor crecimiento –de 1,8% i.a. a 1,6% i.a.–, más inflación –de 2,2% i.a. a 2,4% i.a.– y mayor desocupación –de 4,3% a 4,5%–.
Curva estable, con leves bajas. Con datos de actividad mejores a los esperados, y con las preocupaciones sobre la dinámica de la inflación y de las cuentas públicas –pese a las mejoras en el margen–, la curva de rendimientos de los bonos del Tesoro americano operó estable en el último mes. Los tramos corto y largo finalizaron prácticamente sin cambios, mientras que el tramo medio bajó levemente. En concreto, la UST2Y quedó en 3,94%, 4 pb por debajo del nivel de un mes atrás, en tanto que la UST10Y cerró en 4,39%, 8 pb más baja que a esta altura de mayo. Con esta performance, en lo que va del año acumulan una caída de 30 pb y 20 pb, respectivamente. Diferente es la dinámica de las tasas más largas que, por la fragilidad de las cuentas públicas, están más presionadas. Si bien en el último mes no registraron cambios –la UST30Y quedó en 4,89%–, en el año acumulan un alza de 11 pb. En el caso de los bonos corporativos, la desescalada de la guerra comercial y los buenos balances presentados les quitaron presión a los rendimientos, que volvieron a caer –los IG rinden 5,2% y los HY 7,4%– y ya se ubican por debajo de los niveles de cierre de 2024, aunque el spread con los bonos del Tesoro subió levemente –aun así, se mantiene por debajo de la media histórica–.
Dólar en mínimos de tres años. Si bien la economía americana viene mostrando una importante resiliencia a la incertidumbre y volatilidad de los mercados, e incluso con la Fed manteniendo la tasa de referencia sin cambios, el dólar continuó debilitándose frente a todas las monedas. El índice DXY, que mide la cotización de la moneda americana frente a una canasta de divisas relevantes (euro, yen, libra, dólar canadiense, corona sueca y franco suizo), retrocedió 1,5% en el último mes, alcanzando el nivel más bajo de los últimos tres años. Con este resultado, en lo que va del año bajó 10%, con un desempeño similar entre todas las monedas que componen el índice. El que más aprovechó la incertidumbre en EE. UU. fue el euro, que, apoyado por mejores perspectivas económicas, se fortaleció 10% desde fines del año pasado, en tanto que en el mismo período el yen se apreció 8%. Entre las monedas emergentes se destacó el real brasileño, que a la fecha cotiza en USDBRL 5,49, 11% por debajo del cierre de 2024. En un contexto de guerra comercial con fuerte suba de aranceles bilaterales, la divisa que tuvo un recorrido mucho más estable fue el yuan, que en el año apenas subió 1,5%, cotizando en USDCNY 7,19.
Aumenta el riesgo geopolítico. En el marco de una compleja e inestable situación en Medio Oriente, en la que también incide el cambio en la política exterior de EE. UU., el viernes 13 de junio Israel realizó un ataque con aviones y drones a objetivos militares iraníes con el objetivo de frenar su plan nuclear. No es un dato menor, ya que el conflicto dejó de estar limitado a una milicia para involucrar a un país con mayor poderío militar, que posee la tercera reserva de petróleo del mundo y controla en parte el estratégico estrecho de Ormuz, por donde transita casi un tercio del consumo global de combustibles. Esto enciende una luz roja para toda la región, con fuerte impacto en el mercado energético y consecuencias indudables para la economía global. La respuesta de Irán no se hizo esperar y atacó las principales ciudades de Israel. La reacción inmediata del mercado fue la suba del precio del petróleo, que escaló USD 8 hasta alcanzar USD 75 el barril de WTI, consolidando la recuperación que venía mostrando desde principios de mayo, cuando llegó a cotizar en USD 57. No es la primera crisis en Medio Oriente que afecta al mercado, aunque proyectar un desenlace es arriesgado. Por el momento, confiamos en que la diplomacia logre contener la escalada y que el precio del crudo no se dispare, retornando a los niveles previos a los ataques. De agravarse la situación, se configuraría un escenario más negativo, en el cual la suba de los precios de la energía limitaría la flexibilización de la política monetaria de los principales bancos centrales, con riesgo de derivar en estanflación.
La recuperación del mercado pierde impulso. La desescalada de la guerra comercial fue un gran alivio para los mercados globales. Sin embargo, el agravamiento de la situación en Medio Oriente volvió a golpear el ánimo de los inversores y le quitó impulso a la recuperación que venían mostrando los activos financieros desde el derrumbe de abril. En los últimos 30 días –período que abarca del 19 de mayo al 18 de junio– las acciones y los bonos tuvieron un ligero repunte, el dólar se debilitó, el oro volvió a operar al alza y el resto de los commodities subieron, especialmente el petróleo. En cuanto a la renta variable, los tres principales índices americanos mostraron un comportamiento mixto: mientras que el S&P 500 ganó 0,4%, el Nasdaq avanzó 1,3% y el Dow Jones cayó 1,2%. El resto del mundo tuvo un peor desempeño, con una caída de 0,3% impulsada por las acciones europeas, que retrocedieron 2,3%. En el caso de la renta fija, la estabilidad de los rendimientos de los bonos del Tesoro permitió que el índice general anote un alza de 0,5%, siendo los corporativos Investment Grade los de mejor performance, con una ganancia mensual de 0,9%, en tanto que los bonos del Tesoro y los corporativos High Yield subieron 0,4% y 0,2%, respectivamente. En el mercado de monedas, el dólar DXY se debilitó 1,5% –impulsado por el fortalecimiento del euro, que subió 2,1%, al tiempo que el yen se depreció 0,2%– y el real brasileño fue la moneda de mejor desempeño, con una apreciación de 2,1%. En este contexto, el oro retomó su camino alcista y en el mes aumentó 4,3%, cotizando en USD 3.368 la onza –durante este período incluso alcanzó un nuevo máximo histórico el 13 de junio, cuando llegó a USD 3.450 la onza–. Finalmente, los commodities mostraron alzas generalizadas: el conflicto entre Israel e Irán le dio un nuevo impulso al precio del petróleo –que ya venía subiendo 10% por la expectativa de menor oferta y mayor demanda– y fue el gran ganador del mes, con un incremento del 20% y cotizando en USD 75 el barril de WTI. También fue un buen mes para la soja, que avanzó 2,3%, y para el cobre, que escaló 4,6%.
Ganadores y perdedores del primer semestre. A pocas ruedas de finalizar la primera mitad del año, el balance deja claros ganadores y perdedores. Entre los primeros se ubican el oro, las acciones europeas y de América Latina, mientras que entre los segundos están el dólar y los bonos del Tesoro americano, en tanto que los principales índices de EE. UU. lograron un leve saldo a favor. Concretamente, el oro siguió beneficiándose de la incertidumbre global y se convirtió en el gran ganador del semestre con un incremento de 28%. En renta variable, en lo que va del año el S&P 500 acumuló un alza de 1,9%; en cambio, el índice global sin EE. UU. subió 14%, impulsado por Europa y Latam, que ganaron 21%. En renta fija, los bonos acumulan una suba de 1,3%, impulsados por los bonos corporativos, que siguieron comprimiendo spread respecto a los bonos del Tesoro. En cuanto a los commodities, con el reciente repunte el petróleo acumula un alza de 5,5%, la soja avanzó 7,7%, y el cobre lidera el semestre con una suba del 21%.
Desafiando al escenario base. Si bien la economía en los últimos meses se mostró más resiliente de lo esperado y el escenario de estanflación perdió impulso, el consenso de mercado y la Fed siguen previendo una segunda mitad de año más compleja, en la que el nivel de actividad perderá impulso y la inflación tendría un nuevo repunte debido a que se hará más evidente el impacto de los aranceles. También aparecen en la agenda el fin de la “tregua” que dio Trump para no subir aranceles y las negociaciones en el Congreso para aprobar el plan fiscal. No es un dato menor el conflicto entre Israel e Irán y el riesgo geopolítico que reapareció en la última semana. Muchos eventos pueden definir la suerte de los activos en lo que resta del año. La fragilidad e incertidumbre de la coyuntura actual nos obliga a ser prudentes, priorizando las estrategias defensivas. Al respecto, nuestro escenario base migró de una estanflación a un soft-landing: creemos que Trump no retrotraería los aranceles al “Liberation Day” y que se acomodarán más cerca del 15%, que si bien siguen siendo los más altos del último siglo, es una situación menos grave de lo que se preveía –incluso no descartamos una nueva tregua–. Con la Fed sin mover la tasa hasta septiembre, la curva de rendimientos de los bonos se mantendría estable, aunque preferimos el tramo corto y medio, sumando posiciones en los corporativos IG. En renta variable seguimos priorizando las acciones de EE. UU., previendo que mejorará su performance relativa respecto a otras regiones, especialmente Europa. A nivel sectorial, priorizamos el sector tecnológico, industrial, utilities y bancos.
*Los datos utilizados en el presente informe tienen fecha de cierre 19 de junio de 2025.
Noticias locales: el país hoy.
El lunes se registró una suba en los dólares financieros, el A3500 y los futuros. Por el lado de los bonos en dólares, si bien habían comenzado la jornada a la baja, lograron recuperarse y cerrar con una suba de 0,7%. En cambio, tanto la deuda en pesos –mayormente en el tramo largo– como las acciones operaron con caídas.
En el mercado de cambios, el BCRA cerró la jornada con un stock de reservas brutas de USD 40.887 M, subiendo en USD 636 M desde el viernes, principalmente explicado por el ingreso de USD 500 M por la reapertura del Bonte 2030. En tanto, el tipo de cambio oficial subió un 1%, cerrando en $1.167,33, incluso con una abundante liquidación del agro por USD 260 M. Así, el tipo de cambio promedio de junio cerró un 2,8% por encima del promedio de mayo. Los dólares financieros se movieron en la misma línea, con subas del 0,7% para el MEP (GD30) y el CCL, cerrando en $1.183,8 y $1.187, respectivamente.
Los futuros de dólar avanzaron un 0,67%, impulsados por el tramo largo, que registró avances por encima del 1%. Así, la curva de TNA muestra una pendiente negativa, con una tasa del 40% para julio que va cayendo hasta el 28% en mayo de 2026. Para diciembre de 2025, la devaluación mensual implícita promedio es de 2,3%. Por otro lado, se confirmó la intervención en el mercado de futuros por parte del BCRA. A fines de mayo, el BCRA registró una posición vendida por USD 1.950 M.
La deuda en pesos volvió a mostrar retrocesos. La curva a tasa fija cedió 0,3%, con mayor presión en el tramo largo. En tanto, los duales mostraron caídas del 1,2%, mientras que los bonos CER cerraron con caídas promedio del 0,2%, con bajas más pronunciadas en el tramo largo (-0,4%). Los dollar-linked fueron los únicos ganadores, con subas del 1,8% en línea con la suba de los tipos de cambio.
Tras una semana con caídas, los bonos soberanos en dólares comenzaron la semana con ganancias del 0,7%. La curva bajo ley local fue la más beneficiada, con subas promedio del 0,9%, mientras que los Globales repuntaron un 0,6%. Por su parte, los BOPREAL cerraron con caídas del 0,2% y el riesgo país se mantuvo en los 714 pb.
El Merval sufrió una fuerte caída, en sentido opuesto al S&P 500 que avanzó un 0,8% y al EWZ que se mantuvo neutral. En concreto, retrocedió un 4,2% en pesos y un 6,3% en dólares CCL, cerrando en un nivel de USD 1.671. Las peores caídas se vieron en TGS (-7,70%), Transener (-7,25%) y VALO (-6,12%).
La Secretaría de Finanzas anunció las condiciones de la licitación que se llevará a cabo este miércoles y liquidará el 30 de junio. El menú ofrecido contempla la reapertura de Lecaps de corto plazo (S31L5, S29G5, S30S5 y S28N5) y de tres Boncaps de largo plazo (T30E6, T30J6 y T15E7). En esta instancia, el Tesoro deberá afrontar vencimientos por $10,4 billones, de los cuales el 54% corresponde a la Lecap S30J6.
En el primer trimestre del año, la economía creció 0,8% s.e. respecto al cierre de 2024 y 5,8% i.a. El impulso vino principalmente del consumo privado (+2,9% t/t s.e.) y una fuerte recuperación de la inversión (+9,8% t/t s.e.), mientras que el consumo público mostró una leve baja. En el frente externo, se destacó el salto de las importaciones (+17,7% t/t s.e., la suba más alta desde 1998) y una caída en las exportaciones (-1,5% t/t s.e.). Entre los sectores, los bancos y el comercio lideraron el crecimiento tanto en la comparación trimestral como interanual. Por el contrario, los rubros vinculados al gasto público y hoteles y restaurantes mostraron caídas interanuales.
Noticias globales: el mundo hoy.
La semana comenzó con un desplome en el precio del petróleo, producto de una mejora en las perspectivas de desescalada del conflicto en Medio Oriente. Esto generó menores expectativas de inflación y una mejora en los bonos del Tesoro, lo cual también derivó en una suba para la renta variable. Por otro lado, el dólar continúa debilitándose, en tanto que el oro anotó otra suba.
Los ojos estuvieron puestos en la caída del precio del petróleo WTI, que retrocedió un 8,6% y cerró en USD 68,5 por barril. Esto se dio luego de que el ataque con misiles de Irán a una base estadounidense en Qatar no dejara víctimas, lo que alivió los temores de una escalada inmediata en las tensiones en Medio Oriente. Si bien el mercado ahora descuenta una posible desescalada, persisten riesgos significativos, principalmente la amenaza de que Irán intente cerrar el estrecho de Ormuz, por donde transita cerca del 20% del petróleo mundial. Aunque el Parlamento iraní habría respaldado la medida, la decisión final recae en el Consejo de Seguridad Nacional del país. El secretario de Estado de EE. UU., Marco Rubio, advirtió que tal acción sería un “suicidio económico” para Irán y exhortó a China, su principal comprador de crudo, a intervenir.
Las acciones subieron el lunes mientras el mercado desestimaba temores de un conflicto más amplio. El S&P 500 y el Dow Jones avanzaron 0,8%, mientras que el Nasdaq subió 0,9%. Tras la abrupta caída en el precio del petróleo, las acciones energéticas tuvieron fuertes bajas, como ExxonMobil y Chevron, que retrocedieron entre 2% y 3%. En el plano corporativo, Tesla trepó más de 9% tras presentar sus primeros taxis autónomos, mientras que AMD subió 1% tras una mejora de recomendación, impulsando al sector tecnológico.
La baja en el precio del petróleo y su consecuente alivio en las preocupaciones inflacionarias generaron un impacto bajista en las tasas de interés de los bonos del Tesoro. En paralelo, la gobernadora de la Fed, Michelle Bowman, señaló que podría apoyar un recorte de tasas en julio si la inflación continúa moderándose, reforzando el tono dovish de su colega Christopher Waller el pasado viernes. Concretamente, la UST2Y se redujo en 7 pb y cerró en 3,83%, mientras que la UST10Y cayó 5 pb y cerró en 4,32%. Con esto, el mercado aumentó sus apuestas por una flexibilización monetaria, con unos 55 pb de recortes ya descontados para fin de año. El índice de bonos del Tesoro registró una suba de 0,4%, mientras que Investment Grade avanzó un 0,3% y los mercados emergentes un 0,2%.
En cuanto a monedas, el dólar perdió valor a nivel mundial, con el DXY retrocediendo un 0,3%, quedando en un nivel de 98,4. Las monedas que más se apreciaron frente al dólar fueron el euro (+0,4%) y la libra (+0,5%). Por su parte, el oro avanzó un 0,4%, alcanzando un nivel de USD 3.380 la onza.
En el dato económico del día, las ventas de viviendas usadas en EE. UU. subieron 0,8% en mayo, superando las expectativas, con mejoras en todas las regiones excepto el oeste. El precio mediano fue de USD 422.800. La NAR señaló que las altas tasas hipotecarias siguen limitando la actividad, pero una baja en los rendimientos podría reactivar el mercado.
Noticias y mercado: lo que pasó y lo que viene en el plano local.
La semana corta trajo señales mixtas desde todos los frentes. La fragilidad externa, los interrogantes sobre la sostenibilidad interna y la coyuntura política limitan la recuperación de los activos. En los mercados, el dólar dio un respiro, pero la deuda soberana en dólares y las acciones volvieron a retroceder. Desde la macro, hubo noticias positivas –como el buen resultado fiscal y la caída de los precios mayoristas– y negativas –como el pobre superávit comercial y el aumento del desempleo–. En ese contexto, comienza una semana con inestabilidad global, en la que el Tesoro tendrá una licitación clave. Además, se conocerán nuevos datos de actividad económica y del Balance de Pagos del 1Q25, así como el Balance Cambiario de mayo que se publicará el viernes.
Debilidad del empleo. El desempleo mostró una leve suba en el 1Q25, impulsado por un mayor dinamismo en la oferta laboral. La tasa de desocupación se ubicó en 7,9%, 2 pb por encima del mismo período de 2024, en un contexto en el que la tasa de actividad subió a 48,2% y la de empleo a 44,4%. En términos absolutos, se incorporaron 255 mil personas al mercado de trabajo, pero solo se generaron 194 mil nuevos puestos, lo que derivó en un aumento de 63 mil desocupados. En cuanto al interior del mercado laboral, el empleo registrado (tanto en el sector público como en el privado) cayó 1% i.a., mientras que el número de trabajadores informales se mantuvo estable, en torno a los 5,5 M. La ocupación no se deterioró más gracias al crecimiento del trabajo independiente: los no asalariados –principalmente cuentapropistas y trabajadores por cuenta propia– aumentaron 9% i.a., con 460 mil personas más en un año. En definitiva, el avance del trabajo independiente (de peor calidad en su mayoría) es lo que está conteniendo el deterioro del mercado laboral.
Solvencia fiscal. El gobierno mantiene el ancla fiscal y sobrecumplió la meta con el FMI del superávit primario y financiero. En mayo, el Sector Público Nacional registró un superávit primario de 0,2% del PBI y financiero de 0,08% del PBI. En los primeros cinco meses del año, acumula un superávit primario de 0,8% y financiero de 0,3% del PBI, confirmando el sendero de consolidación fiscal. No obstante, los ingresos cayeron 14% i.a. real, en gran parte por una alta base de comparación: en mayo de 2024 se había concentrado una recaudación extraordinaria del Impuesto a las Ganancias, producto de la devaluación de fines de 2023. Por el lado del gasto primario, se registró una caída de 2% i.a. real, con bajas significativas en subsidios (-54%), programas sociales sin AUH (-18%) y obra pública (-34%), en tanto que jubilaciones con bono (+10%) y AUH (+52%) se expandieron en términos reales. Si bien el gasto primario acumula un alza del 6% real en lo que va del año, ese crecimiento responde en buena parte a una base de comparación baja. Al observar los niveles de gasto en perspectiva, se advierte que los principales rubros que explican la expansión (jubilaciones, salarios y programas sociales excluyendo AUH) se estabilizaron tras una licuación inicial y aún se ubican 18% por debajo del máximo real de 2023. En paralelo, el ajuste estructural sigue concentrado en subsidios, obra pública y transferencias discrecionales, que se sostienen en niveles mínimos: cerca de 70% real por debajo del máximo de 2023.
Fragilidad externa. El resultado comercial de mayo volvió a encender luces amarillas. Se trata de un mes que, por estacionalidad, suele aportar superávits elevados. Sin embargo, el registro fue particularmente débil y anticipa un deterioro más veloz de la cuenta corriente. En este contexto, la búsqueda de financiamiento externo apurada hace unas semanas adquiere una urgencia mayor. El superávit alcanzó apenas USD 608 M, muy lejos de los más de USD 2.600 M observados en igual mes de 2024. Las exportaciones totalizaron USD 7.095 M y retrocedieron 7,4% i.a., debido tanto a menores volúmenes como a precios más bajos. La mayoría de los rubros mostró caídas: productos primarios, manufacturas agroindustriales y el segmento de energía cerraron en terreno negativo. Solo repuntaron las manufacturas de origen industrial, con una suba del 2,1% i.a. Las importaciones, por su parte, escalaron con fuerza hasta rozar los USD 6.500 M, marcando un aumento del 29,4% i.a. Hubo saltos significativos en bienes de consumo, vehículos y bienes de capital. También se destacó la categoría de compras minoristas a través de couriers, que casi se triplicó en la comparación anual. El único rubro con caída fue combustibles y lubricantes (-31,1% i.a.). En el acumulado anual, la balanza también muestra una marcada contracción: entre enero y mayo se acumuló un superávit de USD 1.883 M, contra casi USD 9.000 M en el mismo tramo del año pasado, debido a que las exportaciones apenas subieron 2,6% i.a., al tiempo que las importaciones crecieron más de 34% i.a.
Deflación de productos importados. Los precios mayoristas reafirmaron la señal de desinflación que mostró el IPC en mayo, con una baja de 0,3% m/m (22,4% i.a.) y un alza acumulada de apenas 7,4% en lo que va del año, muy por debajo del 13,3% del índice minorista. El retroceso mensual se debió a la reducción en los precios de los productos importados (-4,1% m/m), en un contexto de mayor apertura comercial y menores aranceles, mientras que los nacionales se mantuvieron estables. En cambio, el Índice del Costo de la Construcción en el GBA –de naturaleza más volátil– mostró un rebote de 3,1% m/m, impulsado por el ajuste paritario en la categoría “Mano de obra” (+5,9% m/m). Aun así, el alza acumulada del 7,6% también se mantiene por debajo del IPC.
Las reservas caen… y el tipo de cambio también. Con el BCRA sin intervenir en el mercado de cambios, la dinámica de las reservas internacionales sigue condicionada por la evolución de la deuda neta del Tesoro Nacional en moneda extranjera y por las variaciones del oro y del dólar a nivel global. En este contexto, las reservas brutas cerraron la semana en USD 40.241 M, USD 224 M por debajo del registro anterior, en tanto que las reservas netas finalizaron con un saldo negativo de USD 7.500 M. A pesar de este pobre desempeño, el tipo de cambio oficial cerró la semana en $1.156,2, lo que implicó una baja semanal de 2,7%. Incluso con este retroceso, el tipo de cambio promedio de junio se ubica un 2,9% por encima de la media de mayo. Los dólares financieros se movieron en la misma línea, con caídas del 1,5% para el MEP y del 2,3% para el CCL, cerrando en $1.175,5 y $1.178,9, respectivamente. Por su parte, los futuros de dólar finalizaron la semana con marcados retrocesos del 1,5%. La mayor baja se observó en el contrato de mayo 2026, que retrocedió 3,3%, mientras que los plazos más cortos registraron caídas promedio del 1,5%. Así, la devaluación mensual implícita para junio, julio y agosto se ubica en torno al 3% m/m, 2,3% m/m hasta diciembre y 2% m/m para el resto de los plazos.
El BCRA coloca USD 810 M en el debut del BOPREAL. En la primera licitación del BOPREAL Serie 4, el BCRA recibió ofertas por un valor nominal de USD 810 M, las cuales fueron adjudicadas en su totalidad. Dado que la suscripción se realizó en pesos al tipo de cambio oficial del día hábil anterior ($1.180,08), la colocación resultaría en una absorción de pesos por $0,96 billones. La liquidación de la licitación será este martes 24 de junio, y estimamos que comenzaría a cotizar en el mercado secundario a una paridad del 83% –la próxima colocación del BOPREAL Serie 4 está prevista para el miércoles 2 de julio–. Esta emisión, sumada a la colocación neta de deuda del Tesoro de la semana anterior, fueron factores contractivos de la Base Monetaria por casi $3 billones, que son compensados por la reducción del stock neto de LEFIs, que al 18 de junio llegaba a $8,5 billones ($5,7 billones de bancos públicos y $2,8 billones de bancos privados), contra $11,3 billones de fines de mayo ($6,4 billones de bancos públicos y $5 billones de bancos privados).
Tasas presionadas al alza. Aunque no exenta de volatilidad, la renta fija en pesos tuvo un desempeño negativo en la semana. Los CER fueron la excepción al cerrar con leves ganancias del 0,1% y los spreads se mantuvieron estables. A estos precios, rinden CER +11,4% en el tramo 2025, CER +10,9% en el tramo 2026 y CER +10,4% en el resto de los plazos. Así, la inflación breakeven promedio se sitúa en 1,6% m/m entre junio y octubre, 1,5% m/m entre noviembre y diciembre y 26,2% i.a. a diciembre 2025. En paralelo, la curva a tasa fija había comenzado la semana con caídas y, a pesar del repunte del jueves, cerró con una pérdida semanal del 0,2%. Así, las tasas tendieron al alza a lo largo de toda la curva, con rendimientos que van desde 2,7% TEM en el tramo corto, 2,5% TEM en el medio y 2,3% TEM en el largo. En cuanto a los duales, cedieron un 0,3% en línea con el débil desempeño de los Boncap de duration similar y rinden 2,1% en su versión tasa fija y un margen del 4,5% TNA sobre la tasa TAMAR, mientras que la TAMAR breakeven promedio se ubica en 24% TNA. En tanto, el Bonte TY30P que venía teniendo un desempeño sólido tras su debut, culminó la semana con bajas del 1,2% y rinde 28,4% TIR, y 25,7% TIR valuado a la fecha de Put. Por último, los dollar-linked tuvieron la peor performance de la semana con caídas del 1,4%, consistente con la baja en los tipos de cambio, y rinden devaluación +8,6%, descontando una devaluación implícita del 12,2% a diciembre 2025.
El riesgo país superó los 700 pb. La deuda soberana en dólares continuó sin mostrar signos de repunte. Los bonos soberanos en moneda extranjera marcaron una caída semanal de 0,8% y el riesgo país subió 36 pb hasta los 714 pb. A estos precios, la deuda soberana bajo ley local mantiene la curva negativa con rendimientos que van del 13,5% TIR en el tramo corto a 11,9% en el tramo largo. En cambio, la curva de Globales se mantiene flat con rendimientos que van del 12,2% TIR en el tramo corto a 11,35% en el tramo largo. La deuda local tuvo un peor desempeño que sus pares emergentes, que tan solo retrocedieron un 0,2% en la semana, mientras que los Corporativos CCC mostraron una compresión de rendimientos de 30 pb. Los BOPREAL cedieron un 0,2% y rinden 7,4% TIR, siendo el BOPREAL Serie 1-A el más destacado, con subas del 0,6%. Al mismo tiempo, los bonos provinciales se mantuvieron estables, aunque con leves caídas del 0,5% en Buenos Aires 2037 (13,7% TIR) y ganancias del 0,4% en Tierra del Fuego 2027 (11,4% TIR). Por último, los corporativos registraron ganancias marginales del 0,1%, destacándose YPF 2029 (7,8% TIR), que subió un 0,5%, y Vista 2035 (8,1% TIR), con alzas del 0,4%.
Acciones en baja. Las acciones argentinas tuvieron un marcado retroceso en la última semana, quedando por debajo del cierre de mayo y acumulando fuertes caídas en el año. En concreto, el índice Merval perdió 5,6% medido en moneda local y 5,2% en dólares CCL, terminando la semana en USD 1.752. Con este resultado, en lo que va de junio acumula una baja de 1,0% y del 18,2% en el año, siendo el índice de peor desempeño de la región. El mal resultado semanal fue generalizado, aunque las acciones de Holcim, Banco Supervielle y Aluar fueron las más golpeadas, que marcaron pérdidas del 10%. Ternium fue la única que logró anotar resultados positivos, con un alza de 1,6%. A nivel sectorial, la peor parte se la llevaron los sectores industrial (-8,6%), de materiales (-7,5%) y financieros (-6%). A pesar de la suba del petróleo, el sector energético acompañó la tendencia general y marcó una caída de 3,5%.
Lo que viene. En el día de hoy, la Secretaría de Finanzas dará a conocer las condiciones de la licitación que se llevará a cabo este miércoles, en la cual deberá afrontar vencimientos por $10,4 billones correspondientes a la Lecap S30J5, el Boncer TZX25 y el bono dollar-linked TZV25. Además, se publica el PBI del primer trimestre de 2025, que habría registrado una suba de 6,1% i.a. y 1,5% t/t. El miércoles se conocerán el Balance de Pagos del mismo período y las estadísticas de turismo internacional de mayo. El jueves será el turno del índice de salarios de abril, que probablemente refleje una nueva caída real considerando la inflación de 2,8% m/m en ese mes. El viernes se difundirá el Balance Cambiario de mayo.
Los contratos de dólar en A3 sufrieron marcadas caídas en la semana en los tramos corto y largo...
Los contratos de dólar en A3 sufrieron marcadas caídas en la semana, tanto en el tramo corto como en el largo. El contrato de mayo 2026 registró las mayores bajas (-3,3%), mientras que el resto de los contratos reflejaron un retroceso promedio del 1,3%.
El próximo contrato en vencer es el de junio, que cotiza en $1.175,5 y marca una devaluación directa de 1,7% y mensualizada de 4,6%. Para los tres meses siguientes, los precios reflejan que la suba en el precio del dólar correría en niveles en torno al 3,2% m/m: 3,3% en julio ($1.209,5), 2,8% en agosto ($1.236,5), 2,6% en septiembre ($1.263) y 2,5% en octubre ($1.289,5). A partir de ahí, señalan una devaluación que continúa al ritmo de 2,1% m/m promedio hasta abril del 2026.
La curva de tasas (TNA) descomprimió respecto de la semana anterior, sobre todo en el tramo corto, mostrando una pendiente negativa. El contrato de julio presenta una TNA del 40%, y de agosto a octubre una TNA desde el 33% al 31%. Desde allí, la curva se mantiene plana en torno a 29% hasta abril del 2026.
El volumen operado subió de USD 2,9 M a USD 3 M en las últimas tres ruedas. El jueves 19 de junio, el interés abierto cerró en 4.512 millones de contratos, observando una caída del 3% m/m y una suba de 134% a/a.
Noticias y mercado: lo que pasó y lo que viene en el plano internacional.
La tensión en Medio Oriente y la cuarta reunión de la Fed fueron los principales factores que movieron al mercado en la última semana. El conflicto entre Israel e Irán no dio señales de resolución y la mirada ahora se centra en cuál será la reacción del país árabe luego del involucramiento de EE. UU. Esto siguió presionando sobre el precio del petróleo. Por otro lado, si bien la Fed cumplió con las expectativas del mercado y no modificó la tasa por cuarta reunión consecutiva, el mapa de proyecciones dejó un panorama más negativo en el que –aunque no se mencionó explícitamente una estanflación– se ajustó a la baja la estimación de crecimiento y se elevó la de inflación. Ante este escenario, reafirmó su compromiso de realizar dos recortes de tasa en lo que resta del año –hasta un rango de 3,75%/4,0%– pero redujo a solo uno los previstos para 2026, consolidando el escenario de higher for longer. Los indicadores económicos de la semana fueron mayormente negativos, con un flojo desempeño de las ventas minoristas y de la producción manufacturera de mayo, mientras que las solicitudes de desempleo se mantuvieron en un escalón más alto. Con este marco de fondo, los mercados operaron relativamente estables, con una ligera caída de las acciones, un leve repunte de los bonos y del dólar, mientras que los commodities cerraron mixtos, con suba del petróleo y baja en el precio del oro. Las miradas de esta semana seguirán puestas en Medio Oriente y en la evolución del precio del petróleo, en tanto que la agenda económica estará cargada de indicadores relevantes, entre los que se destacan la evolución de ingresos y gastos de los hogares, así como el PCE de mayo.
Tensión y bombardeos en Medio Oriente. Desde el ataque israelí a instalaciones militares de Irán el pasado viernes 13, el riesgo geopolítico volvió al centro de la escena. Las dudas sobre la participación de EE. UU. en el conflicto quedaron saldadas el pasado sábado, luego de que Trump anunciara la operación “Martillo de Medianoche”, en la que se lanzó un ataque directo a las bases nucleares iraníes. Se estima que dicho ataque destruyó por completo el plan de Teherán para desarrollar una bomba atómica. Irán respondió anunciando que centrará sus esfuerzos en bloquear el estrecho de Ormuz, una ruta clave para el comercio de energía y el tendido de cables submarinos. Están en juego 5 millones de barriles diarios de petróleo, lo que representa el 70% de la producción de la OPEP. El gran temor de los inversores es que el conflicto se extienda a toda la región, dispare el precio del petróleo y golpee a la economía global con mayor inflación y menor crecimiento. A diferencia de otros episodios de tensión en Medio Oriente, actualmente EE. UU. se autoabastece de petróleo, mientras que China y Europa serían las potencias más perjudicadas ante una nueva crisis energética.
La Fed no se mueve. Tal como se esperaba, en la cuarta reunión del año –al igual que en las tres anteriores– la Fed decidió mantener la tasa de interés de referencia en un rango de 4,25%-4,50%. El comunicado que acompañó la decisión volvió a destacar que la actividad económica siguió creciendo a buen ritmo, con un mercado laboral sólido y bajo desempleo, pero con una inflación que aún supera el objetivo de política monetaria. También se señaló que disminuyó la incertidumbre sobre las perspectivas económicas, aunque esta continúa siendo elevada. A diferencia de la reunión anterior, no se mencionaron los riesgos de estanflación. Lo más relevante del encuentro fue la actualización del mapa de proyecciones, en el cual se corrigió a la baja la estimación de crecimiento y se elevaron las de inflación. Si bien se mantuvo la expectativa de dos recortes de tasa para este año –aunque casi la mitad de los miembros del comité proyecta no hacer recortes o solo uno, lo que indica que la baja tampoco está garantizada–, para 2026 se redujo la estimación a un solo recorte. Concretamente, respecto al escenario de marzo, la proyección de inflación para este año subió de 2,7% i.a. a 3,0% i.a.; la inflación core pasó de 2,8% i.a. a 3,1% i.a.; el desempleo, de 4,4% a 4,5%; y el crecimiento del PBI fue ajustado de 1,7% i.a. a 1,4% i.a. Para 2026, también se empeoró el escenario: menor crecimiento (de 1,8% i.a. a 1,6% i.a.), mayor inflación (de 2,2% i.a. a 2,4% i.a.) y más desocupación (de 4,3% a 4,5%). Con este marco de fondo, la tasa de referencia terminaría 2025 en un rango de 3,75%-4,0% y en 2026 entre 3,50%-3,75%.
Tasas en baja y repunte de los bonos. A pesar de la sorpresa por el sesgo más restrictivo de la Fed –y la consecuente presión de Trump para que Powell baje más rápido la tasa y facilite la reducción del déficit fiscal–, los rendimientos de los bonos del Tesoro operaron con bajas generalizadas en la semana, compensando con creces el repunte de la semana previa. La UST2Y cerró en 3,91%, la UST10Y en 4,38% y la UST30Y en 4,89%, en todos los casos 5 pb por debajo del cierre de la semana anterior y por debajo también del cierre de mayo. En este contexto, los índices de renta fija operaron al alza, con el índice agregado subiendo 0,3% en la semana y quedando prácticamente neutro en lo que va del mes.
Las acciones volvieron a caer. Los tres principales índices de acciones americanos cerraron la semana con leves caídas. El más golpeado fue el S&P 500, que retrocedió 0,5%, reduciendo la ganancia de junio a 0,8%. El sector con mejor desempeño fue el energético, con un alza de 1,0%, y el peor fue el de salud, que cayó 2,6%. En lo que va del mes, se destacan los sectores energético y tecnológico con ganancias acumuladas de 9,1% y 4,2%, respectivamente, mientras que los dos con peor desempeño fueron el de consumo estable y el de consumo discrecional, con pérdidas de 1,5%. La inestabilidad global impactó con mayor fuerza en las bolsas del resto del mundo, que en la última semana retrocedieron 2,7%, con caídas generalizadas, siendo la más notoria la de la Eurozona, que cayó 3,2%.
Leve repunte del dólar. El dólar interrumpió la caída que venía registrando y, en la última semana, repuntó frente a las principales monedas. Concretamente, el DXY subió 0,6%, impulsado por el alza de 1,4% frente al yen y de 0,3% frente al euro. Con este resultado, en lo que va de junio el DXY acumula una caída de 0,6% y del 9,0% en lo que va del año. Lo más destacado de la semana fue el desempeño del real brasileño, que, ante una nueva suba de tasas por parte del BCB –que llevó la tasa Selic de 14,75% a 15%–, impulsó la cotización del dólar a la baja hasta USDBRL 5,49, 0,9% por debajo del cierre de la semana anterior. Así, acumula en junio y en el año una caída de 4,0% y 11%, respectivamente.
Sube el petróleo y cae el oro. La escalada de tensión en Medio Oriente siguió presionando sobre el precio del petróleo, que en la semana subió otro 1,0% hasta USD 74 el barril de WTI. Desde el inicio del conflicto, acumula un alza de 8%, convalidando el repunte de las semanas previas y registrando en junio un salto de 23%, lo que empareja su performance en el año respecto al resto de los commodities. En este sentido, el cobre subió 0,5% en la semana y 3,7% en el mes, mientras que la soja cerró en USD 392 la tonelada, 0,2% por debajo de la semana previa, aunque 2,5% por encima del nivel de fines de mayo. En cuanto al oro, pese al aumento del riesgo global, la semana pasada no actuó como refugio: retrocedió 1,9% y cerró en USD 3.368 la onza.
Lo que viene. Las miradas de esta semana estarán puestas en la situación en Medio Oriente, con la expectativa de que el conflicto no escale, y en la evolución del precio del petróleo, que seguiría presionado al alza ante las amenazas de corte del estrecho de Ormuz. También se destaca el discurso de Powell en el Congreso. En cuanto a la agenda económica, se publicarán datos clave para medir el estado de situación, entre ellos: la tercera y última revisión del PBI y de la cuenta corriente del 1Q25, el consumo personal y el PCE de mayo, los índices PMI y el índice de confianza del consumidor del Conference Board correspondiente a junio.
Análisis de instrumentos de renta fija y variable.
A continuación podrás descargar el informe semanal del mercado local, en el que analizamos los distintos instrumentos de renta fija con posibles escenarios de sensibilidad. Además, mostramos los índices de mercados accionarios locales e internacionales, y finalmente el mercado de renta variable local.
La división entre gestores de inversiones en mercados públicos y privados se está difuminando.
Desde sus inicios, la gestión de inversiones en mercados privados –definidos como el universo de activos no cotizantes en bolsa, que incluye desde empresas y propiedades hasta financiamiento directo– estuvo en manos de firmas especializadas como Blackstone, KKR y Brookfield. Mientras tanto, gigantes como BlackRock dominaban los mercados públicos.
Sin embargo, esta demarcación se está volviendo cada vez más borrosa. En la actualidad, los gestores de inversiones alternativas buscan lanzar productos y captar fondos en mercados públicos, en tanto que los gestores de inversiones en bolsa aceleran sus esfuerzos para competir en mercados privados.
Este fenómeno no es enteramente nuevo. Morgan Stanley cuenta con fondos alternativos desde 1985, pero su unidad no logró despegar y hoy tiene una contribución mínima en el negocio de la firma. De manera similar, Goldman Sachs tuvo una gran oportunidad en 2007, lanzando un fondo de USD 20 mil millones para inversiones alternativas, uno de los más grandes del mercado en ese entonces. No obstante, la crisis subprime que siguió en los años 2008 y 2009 generó cuantiosas pérdidas para sus clientes, por lo que la firma no fue capaz de lanzar un fondo de esa magnitud desde entonces. Este historial sugiere que disputar el dominio de los especialistas en mercados privados no es tarea fácil.
Una diferencia fundamental detrás de la distinción entre gestores de mercados públicos y privados es el patrimonio del cliente promedio. Mientras que las inversiones alternativas apuntaron inicialmente a grandes fondos soberanos y otros inversores institucionales, los gestores de inversiones en bolsa tuvieron históricamente un acceso generalizado a todo tipo de clientes, incluyendo inversores minoristas.
Sucede que, tradicionalmente, los mercados privados fueron inaccesibles para el inversor minorista. Los montos mínimos se medían en millones de dólares y el capital debía inmovilizarse por periodos de hasta 10 años, condiciones prohibitivas para la mayoría.
Pero hoy el panorama está cambiando. Los grandes inversores institucionales ya alcanzaron sus niveles objetivo de exposición a esta clase de activos. Esta madurez del mercado institucional empujó a los gestores de inversiones alternativas a buscar nuevas fuentes de crecimiento: los patrimonios privados.
Gracias a los avances regulatorios y tecnológicos, se están desarrollando productos con montos mínimos más bajos y requisitos más flexibles. Un ejemplo son los fondos mutuos de inversiones alternativas con rescate trimestral, lo cual se hace posible manteniendo una parte de los activos en inversiones de mayor liquidez, como bonos y acciones.
Si bien la irrupción de las inversiones alternativas en los mercados públicos representaba una amenaza para el liderazgo de BlackRock, la firma convirtió este desafío en una oportunidad estratégica. Su objetivo va más allá de los fondos cotizados lanzados por otros gestores: su meta final es desarrollar ETFs que repliquen el rendimiento de los mercados privados como una clase de activo general. Es decir, del mismo modo que hoy es posible replicar el mercado accionario global, el S&P 500 y distintos índices sectoriales, la empresa intentará desarrollar ETFs de private equity, real estate y crédito privado que sean representativos del rendimiento promedio de estas estrategias.
Para materializar esta visión, BlackRock inició una serie de adquisiciones significativas en 2024. Destinó USD 3.200 millones a la compra de Preqin, una plataforma de datos que cubre 60.000 gestores de inversiones alternativas y sus fondos. Asimismo, invirtió USD 24.500 millones en la adquisición de los gestores GIP –especializado en infraestructura– y HPS –enfocado en crédito privado–. De esta manera, BlackRock, el gestor líder en mercados públicos, busca tener un espacio entre los grandes de las inversiones alternativas.
El accionar de esta compañía responde además a una lógica monetaria. La administración de inversiones alternativas es considerablemente más rentable que la gestión de estrategias bursátiles, en especial si estas últimas son pasivas. BlackRock es la firma con mayor cantidad de activos bajo administración del mundo (USD 11,6 billones), pero el 75% de estos activos corresponden a estrategias pasivas y menos de 5% están destinados a inversiones en mercados privados. En cambio, la firma líder en mercados privados Blackstone logra ganancias similares y cuenta con una mayor valuación por bolsa a pesar de gestionar 10 veces menos activos.
Adicionalmente, existe un factor macroeconómico determinante. Un número creciente de empresas opta por postergar o descartar sus planes de cotizar en bolsa. Esta tendencia se debe a los crecientes requisitos y costos asociados con los controles internos, informes financieros y auditorías que inciden sobre las empresas públicas. En la actualidad, más del 80% de las empresas de Estados Unidos y Europa con ingresos anuales superiores a USD 100 M no cotizan en bolsa, lo cual crea un vasto mercado para los gestores de inversiones alternativas.
Como resultado, el número de empresas listadas en Estados Unidos bajó de alrededor de 7.300 en 1996 a 4.300 en la actualidad. Esta menor cantidad de empresas cotizantes en las que es posible invertir, combinada con la mayor demanda de inversiones impulsada por fondos de retiro, crecimiento poblacional e inyecciones de liquidez de los bancos centrales, convalida mayores múltiplos de valuación, lo que podría afectar negativamente los rendimientos futuros de los mercados públicos.
De esta manera, al adentrarse en los mercados privados, BlackRock busca una mayor cobertura frente al potencial menor retorno de los mercados públicos en los años venideros, asegurando su posición en un panorama de inversión en constante evolución.
Los productos que se vienen
Dentro de este segmento, los ETFs de crédito privado representaron el principal hito de 2025, con sus primeras emisiones comenzando a cotizar en mayo y nuevos lanzamientos previstos para los próximos meses.
Para 2026, se anticipa un nuevo avance con la llegada de ETFs vinculados a private equity; es decir, a inversiones en empresas no cotizantes. En este sentido, la firma referente en mercados privados KKR anunció, en conjunto con Capital Group, que tiene en desarrollo dos ETFs orientados a este segmento, cuya aprobación y lanzamiento están previstos para el próximo año.
En línea con esta dinámica, todo indica que los próximos años estarán marcados por una expansión continua de las inversiones alternativas hacia los mercados públicos.
Noticias globales: el mundo hoy.
Los mercados globales cerraron estables en una rueda marcada por la decisión de la Fed y los riesgos derivados de la creciente tensión geopolítica. Los principales índices de acciones estadounidenses cayeron levemente, los bonos avanzaron, el dólar se fortaleció y el petróleo volvió a subir.
Tal como se esperaba, la Fed mantuvo sus tipos de interés en un rango de 4,25%–4,50% por cuarta reunión consecutiva. Los miembros del FOMC reiteraron las proyecciones de dos recortes de tasas adicionales para este año, aunque señalaron que el período de mayor incertidumbre reduce la relevancia de los pronósticos. En ese sentido, subieron la proyección de inflación para este año al 3,0% y la de desocupación al 4,4%, en tanto que redujeron la de crecimiento al 1,4%. Además, las proyecciones reflejaron una visión más pesimista sobre las perspectivas macroeconómicas en el contexto de los aranceles y la imprevisibilidad de la política económica: disminuyó la cantidad de recortes de tasas previstos para los próximos años, al tiempo que aumentabaron los riesgos de crecimiento, desempleo y estanflación. Powell aseguró que la Fed está en condiciones de esperar el tiempo que sea necesario para modificar su política.
Tras la decisión de la Fed, los rendimientos de los bonos del Tesoro reaccionaron al alza, aunque terminaron prácticamente en los mismos niveles que en la rueda anterior. La UST2Y cerró en 3,94% y la UST10Y en 4,39%. En este contexto, los bonos tuvieron una rueda levemente positiva, con el índice agregado marcando un alza de 0,1%.
En cuanto a las acciones, los tres principales índices de EE. UU. cerraron sin cambios, aunque a nivel individual se destacaron las caídas de Visa, Mastercard y PayPal, que se desplomaron más de un 4% cada una después de que el Congreso aprobara su ley de criptomonedas estables.
En el mercado de commodities, el petróleo subió 0,4% y cerró levemente por encima de USD 75 el barril de WTI. También fue una buena rueda para el resto de las materias primas, con el cobre y la soja subiendo 0,9% y 0,1%, respectivamente, mientras que el oro se diferenció del resto al anotar una caída de -1,6% hasta los USD 3.385 la onza.
Noticias locales: el país hoy.
La licitación del BOPREAL Serie 4 marcó la agenda de la jornada, con los tipos de cambio presionando a la baja. En tanto, la renta fija en pesos volvió a mostrar un desempeño negativo: las tasas de la curva a tasa fija tendieron al alza, mientras que los bonos CER y dollar-linked cerraron con caídas. La deuda en dólares continuó sin repuntar y el Merval registró otra rueda con pérdidas. Por su parte, se dio a conocer el resultado fiscal de mayo, que registró un superávit primario del 0,2% del PBI.
En la primera licitación del BOPREAL Serie 4, el BCRA recibió ofertas por un valor nominal de USD 810 M, las cuales fueron adjudicadas en su totalidad. Dado que la suscripción se realizó en pesos al tipo de cambio oficial del día hábil anterior ($1.180,08), la colocación implicaría una absorción de pesos por $0,96 billones. La liquidación de la licitación será el próximo martes 24 de junio, y estimamos que comenzaría a cotizar en el mercado secundario a una paridad del 83%. La próxima colocación del BOPREAL Serie 4 está prevista para el miércoles 2 de julio.
En el mercado de cambios, el tipo de cambio oficial cayó 2,5%, cerrando en $1.151. Con liquidaciones del agro en torno a USD 170 M, la baja habría estado más vinculada a una mayor oferta de divisas, posiblemente por ventas de dólares para la suscripción del nuevo BOPREAL. De esta forma, el tipo de cambio promedio de junio cerró un 3,1% por encima del promedio de mayo. Los dólares financieros se movieron en la misma línea, con caídas del 1,6% para el MEP (GD30) y del 1,1% en el CCL, cerrando en $1.163 y $1.168, respectivamente. Mientras tanto, el BCRA cerró la jornada con un stock de reservas brutas de USD 40.148 M, cayendo en USD 217 M desde el martes.
Por otro lado, los futuros de dólar registraron una marcada caída del 1,3% en promedio. Así, la curva de futuros refleja una TNA del 39,4% para julio y una promedio del 33,2% para el resto de los plazos. La variación mensual implícita promedio subió del 1,9% m/m al 2,5% m/m hasta diciembre de 2025 y se ubica en una media del 2% m/m hasta mayo de 2026.
La deuda en pesos también volvió a mostrar retrocesos. La curva a tasa fija cedió 0,2%, con mayor presión en el tramo largo. Con las caídas acumuladas en la semana, las tasas tendieron al alza, acentuando aún más la pendiente negativa de la curva, con rendimientos que van del 2,7% TEM en el tramo corto al 2,4% TEM en el tramo largo. En tanto, los duales mostraron bajas del 0,1%, así como los bonos CER, que finalizaron con caídas promedio del 0,2%, más pronunciadas en el tramo largo (-0,7%). Los dollar-linked fueron los más afectados, con retrocesos del 0,7%, en línea con la baja en los tipos de cambio.
En la misma línea, los bonos soberanos en dólares anotaron otra rueda consecutiva con caídas del 0,5%, siendo la curva bajo ley NY la más afectada, con una baja del 1,1% en el GD38. En paralelo, los BOPREAL cerraron con subas marginales del 0,1% y el riesgo país se mantuvo en 688 pb.
Por su parte, el Merval perdió un 1% en pesos y un 0,2% en dólares, hasta un nivel de USD 1.749. Transener (-4,9%), VALO (-3,3%) y Telecom (-3,1%) tuvieron el peor desempeño, al tiempo que se destacaron TGS (+1,7%), Loma Negra (+1,5%) y CEPU (+1,4%).
En mayo, las cuentas públicas cerraron con un superávit primario de 0,2% del PBI y uno financiero de 0,08% del PBI. Así, en los primeros cinco meses del año, el Sector Público Nacional acumula superávits de 0,8% y 0,3% del PBI, respectivamente. No obstante, los ingresos totales cayeron 14% i.a. real, afectados principalmente por la baja en Ganancias, que en mayo pasado había registrado un salto extraordinario por el arrastre de la devaluación de diciembre de 2023. Por el lado del gasto, se observó la segunda baja consecutiva en términos reales (-2% i.a.), aunque en el acumulado del año aún muestra un crecimiento real del 6% i.a., impulsado por el aumento en jubilaciones con bonos, AUH y transferencias a provincias. El mes pasado, se destacaron los recortes en subsidios (-54% i.a. real), obra pública (-34%), programas sociales sin AUH (-18%) y salarios (-5%). En contraposición, las transferencias discrecionales a provincias más que se duplicaron en términos reales y la AUH creció 52% i.a. real. En cuanto a los intereses, la caída real del 37% i.a. en mayo respondió al peso creciente de intereses capitalizados, que mejora el resultado financiero.
Noticias globales: el mundo hoy.
En la rueda del martes, los mercados globales volvieron a operar a la baja ante la escalada de la tensión entre Israel e Irán. A esto se sumó la posibilidad de intervención por parte de EE. UU., luego de que Trump exigiera a Irán la rendición incondicional y amenazara de muerte al jefe de Estado iraní, el ayatolá Alí Jamenei. Tampoco ayudaron los datos económicos del día, que mostraron una caída en las ventas minoristas y en la producción industrial durante mayo. En este contexto, el petróleo volvió a registrar un aumento significativo, mientras que las acciones perdieron, los rendimientos de los bonos del Tesoro cedieron y el dólar se fortaleció luego de haber tocado mínimos en tres años.
El recrudecimiento del conflicto entre Israel e Irán volvió a presionar al índice VIX, que mide la volatilidad –también conocido como el índice del miedo–, el cual subió 12,40% hasta alcanzar su nivel más alto desde el 23 de mayo, fecha en la que Donald Trump anunció aranceles del 50% sobre productos de la UE.
Los tres principales índices americanos cerraron una nueva rueda en rojo. El S&P 500 perdió 0,9%, empujado por el sector de energías renovables, que se vería afectado por la reducción de subvenciones a la energía solar en caso de que se apruebe la reforma fiscal de Trump. Resultado similar tuvo el Nasdaq, que bajó 1,0%, en tanto que el Dow Jones retrocedió 0,7%, arrastrado por las pérdidas en las acciones de Merck (-3,30%) y Nike (-3,10%) ante los débiles datos de ventas minoristas.
Los rendimientos de los bonos del Tesoro también cedieron –especialmente en el tramo largo–, lo que dio impulso a la renta fija, cuyos índices compuestos por títulos públicos y bonos corporativos registraron subas generalizadas. La UST2Y bajó 1 pb hasta 3,96%, al tiempo que la UST10Y perdió 7 pb y cerró en 4,39%. Con esto, el índice de bonos agregados quebró la tendencia a la baja con un alza de 0,3%.
En cuanto a los commodities, el agravamiento de las tensiones en Medio Oriente le dio un nuevo impulso al precio del petróleo, que en la jornada aumentó 5%, lo que hizo que el WTI cotizara en USD 75,2 el barril, el nivel más alto desde enero pasado. También fue una buena rueda para la soja, que subió 0,4% hasta USD 395 la tonelada –en el año acumula un alza de 10%–, mientras que el cobre tuvo un leve retroceso de 0,5%.
Asimismo, en una jornada en la que el dólar a nivel mundial interrumpió su tendencia a la baja y avanzó 0,8%, la cotización del oro cedió 0,41% hasta los USD 3.403 la onza.
Respecto a los indicadores del día, se destacaron las ventas minoristas, que en mayo anotaron el peor resultado en cuatro meses y cayeron 0,9% m/m, levemente por debajo de lo esperado. El mal desempeño fue resultado del retroceso en las ventas de autos, materiales de construcción y combustibles. Sin embargo, si se excluyen estos conceptos, el indicador de ventas que se toma para la medición del PBI subió 0,4%, recuperándose de la caída de 0,1% m/m en abril.
Por otro lado, tras el alza de 0,1% m/m en abril, en mayo la producción industrial se contrajo 0,2% m/m, contra una expectativa de suba de 0,1% m/m. La producción manufacturera, que representa casi el 80% del total, y la minería avanzaron 0,1% m/m, en tanto que la producción de servicios públicos disminuyó 2,9% m/m.
Noticias locales: el país hoy.
En vísperas de la licitación del BOPREAL Serie 4, los tipos de cambio operaron a la baja, mientras que la renta fija en pesos sufrió caídas generalizadas en todos los segmentos. Los dollar-linked fueron los más afectados, mientras que la curva CER fue la más resiliente, registrando caídas marginales. En cuanto a la deuda en dólares, los soberanos comenzaron la semana con retrocesos, mientras que los BOPREAL se mantuvieron firmes. Por otro lado, se dio a conocer el índice de precios mayoristas, que registró una caída de -0,3% m/m, en contraste con el índice del costo de la construcción, que subió 3,1% m/m.
En el mercado de cambios, el BCRA cerró la jornada con un stock de reservas brutas de USD 40.365 M, cayendo en USD 96 M desde el viernes. Mientras tanto, el tipo de cambio oficial cayó -0,6% a $1.180,08. Los dólares financieros se movieron en la misma línea, con caídas de -0,6% para el MEP (GD30) y de -1,2% en el CCL, cerrando en $1.181,8 y $1.180,6, respectivamente.
Los futuros de dólar registraron una marcada caída de -1,1% en promedio. Así, la curva de futuros refleja una TNA del 12% para junio, y luego se estabiliza en 24%-25% TNA para el resto de los plazos. La variación mensual implícita promedio permanece en 1,9% hasta diciembre de 2025.
Tras el rally de la semana pasada, la renta fija en pesos tuvo un mal desempeño en la rueda del martes. Los dollar-linked fueron los más perjudicados, con una caída de -1,1%, en línea con la baja de los tipos de cambio, seguidos por el Bonte TY30P, que recortó -1,0%. Mientras tanto, la curva a tasa fija bajó -0,3%, con caídas más acentuadas en el tramo largo, en línea con los duales de duration similar, que recortaron -0,4%. Por su parte, los bonos CER cayeron -0,2%, aunque el tramo corto se mantuvo con subas marginales de 0,1%.
Los bonos soberanos en dólares continúan lateralizando, con caídas en torno a -0,6%. Los Globales registraron el peor desempeño (-0,7%), mientras que los Bonares cayeron -0,5%. Así, el riesgo país subió 22 pb hasta los 688 pb y los BOPREAL avanzaron 0,1%, en vísperas de la licitación del BOPREAL Serie 4 que se realizará hoy.
El Merval cayó -2,6% en pesos y -1,7% en dólares, cerrando en un nivel de USD 1.756. El sector de materiales fue el más castigado, con caídas promedio de -3,5%, siendo Holcim (-5%) la más afectada. En tanto, BBVA registró una fuerte baja de -5,3%, seguido por CEPU, que cayó -3,8%.
En mayo, los precios mayoristas registraron una caída de -0,3% m/m (22,4% i.a.) y acumulan un alza de 7,4% en lo que va del año. La baja mensual respondió principalmente al retroceso en los precios de los productos importados (-4,1% m/m), favorecido por la apertura comercial y la reducción de aranceles, mientras que los productos nacionales se mantuvieron estables. En contraste, el índice del costo de la construcción en el Gran Buenos Aires —históricamente más volátil— subió 3,1% m/m, impulsado por el ajuste en mano de obra (+5,9%) tras el nuevo acuerdo paritario. A pesar del rebote, acumula un alza de 7,6% en lo que va del año, también por debajo de la inflación al consumidor (13,3%).
Analizamos el mercado de deuda para pymes junto a Leandro Fisanotti, director del MAV.
En un país donde el crédito bancario representa apenas el 15% del PBI, las PyMEs enfrentan desafíos estructurales para financiarse: escaso acceso, tasas volátiles y mercados fragmentados. Sin embargo, el crecimiento sostenido del Mercado Argentino de Valores (MAV) ofrece una vía concreta para repensar la estrategia de financiamiento empresarial.
Cualquier CFO que analice opciones de financiamiento en Argentina se enfrenta con dos grandes problemas: el tamaño limitado del sistema financiero y la asimetría de información entre empresas e inversores. Con un nivel de crédito doméstico al sector privado muy acotado, Argentina tiene uno de los sistemas financieros más pequeños de la región. Las fuentes tradicionales de financiamiento, principalmente bancarias, no alcanzan a cubrir la demanda estructural de capital de trabajo o inversión de largo plazo. Por otro lado, en un mercado donde la liquidez es escasa y el riesgo se percibe como elevado, las PyMEs enfrentan el desafío de “explicarse” ante potenciales financiadores. Esa falta de información estandarizada genera tasas más altas, plazos más cortos y condiciones menos favorables.
Para solventar estas dos barreras, entonces, una PyME puede acceder por medio del mercado argentino de valores a instrumentos no estandarizados que a su vez son digitales, tienen trazabilidad y posibilidad de negociación transparente, según apunta Leandro Fisanotti, director de Desarrollo Corporativo del MAV. Entre estos instrumentos se destacan los cheques de pago diferido, pagarés bursátiles electrónicos y facturas de crédito electrónicas que se presentan como herramientas competitivas para transformar activos comerciales en capital de trabajo.
Si bien hoy representan solo el 1-2% del volumen total negociado, las facturas de crédito electrónicas (FCE) son, probablemente, el instrumento con mayor potencial de crecimiento. Su lógica es simple: cuando una PyME factura a una gran empresa, esa factura puede transformarse automáticamente en un valor negociable, con título ejecutivo y liquidez potencial. Esto abre una oportunidad para monetizar crédito comercial de forma directa en el mercado.
Estrategias para superar los inhibidores del financiamiento
Para muchas PyMEs, financiarse sigue siendo un acto táctico; se busca cubrir una necesidad puntual sin diseñar una política financiera integral. Sin embargo, los instrumentos disponibles en el mercado de capitales permiten diseñar una estrategia de financiamiento con lógica de portafolio, que sea diversificada, flexible, optimizada fiscalmente y alineada al negocio.
El punto de partida es claro: vincularse con agentes especializados, entender las herramientas disponibles y repensar la relación entre flujo operativo, inversión y financiamiento.
De cara al futuro, el proceso de normalización del mercado cambiario y la estabilización de las tasas de interés debería traducirse en un mayor equilibrio entre las tasas en pesos y dólares, acortando la brecha que aún persiste. Este entorno más previsible también favorecería la extensión de los plazos de colocación, permitiendo que las empresas estructuren deuda con horizontes más alineados a sus ciclos de inversión. Al mismo tiempo, se proyecta un crecimiento sostenido del apetito inversor por instrumentos PyME, en la medida en que los vehículos institucionales continúen diversificando sus portafolios y se consolide la trazabilidad de los activos.
El dinamismo actual del MAV –que creció un 74% interanual a abril de 2025, frente a una inflación estimada del 45%– confirma esta tendencia expansiva. “Ya no somos un mercado alternativo. Representamos entre el 20% y el 30% del financiamiento privado nacional”, subraya Fisanotti.
Se puede escuchar la entrevista completa con Leandro Fisanotti en el podcast de Perspectivas: On-Air mercados y tendencias. Episodio: Mirada de CFO: financiamiento a medida para PyMEs
Los contratos de dólar en A3 operaron estables en la semana, con leves caídas...
Los contratos de dólar en A3 operaron estables en la semana, con leves caídas tanto en el tramo corto como en el largo. El contrato de mayo 2026 registró el mayor retroceso (-1,7%), mientras que el resto reflejó bajas promedio del 0,3%.
El próximo contrato en vencer es el de junio, que cotiza en $1.200 y marca una devaluación directa de 1% y mensualizada de 1,8%. Para los tres meses siguientes, los precios reflejan que la suba en el precio del dólar correría en niveles en torno al 1,9% m/m: 2,1% en julio ($1.228,5), 2,1% en agosto ($1.254), 2% en septiembre ($1.277) y 2% en octubre ($1.302). A partir de ahí, señalan una devaluación que continúa al ritmo de 1,9% m/m promedio hasta abril del 2026.
La curva de tasas (TNA) descomprimió respecto de la semana anterior, sobre todo en el tramo corto. De junio a julio presenta una pendiente positiva que va del 22% a 26%; luego se sostiene en torno al 25% hasta abril del 2026.
El volumen operado subió de USD 2,5 M a USD 2,9 M en las últimas cinco ruedas. El viernes 13 de junio el interés abierto cerró en 4.499 millones de contratos, mostrando un alza de 2% m/m y de 143% a/a.
Noticias y mercado: lo que pasó y lo que viene en el plano internacional.
Cuando la guerra comercial entre EE. UU. y China dio señales de distensión, reapareció el riesgo geopolítico con la escalada del conflicto en Medio Oriente. El bombardeo del viernes de Israel a instalaciones militares iraníes disparó el precio del petróleo e interrumpió la buena racha que venían mostrando los mercados, apoyados en buenos datos económicos y en la expectativa de un acuerdo comercial de EE. UU. con sus socios. Entre los datos económicos estadounidenses de la semana –aunque sin perder de vista una dinámica frágil– se destacaron la baja de la inflación, la mejora en el resultado fiscal y el alza en la confianza del consumidor. Esto alivió a los rendimientos de los bonos del Tesoro y le dio impulso a la renta fija, reforzó la suba de las acciones e impulsó los precios de los commodities, mientras que el dólar continuó debilitándose. Sin embargo, la escalada en la tensión en Medio Oriente modificó este panorama, aunque por ahora sin señales de pánico ni sell off global. Así las cosas, la semana terminó con una leve caída de las acciones, un repunte marginal en los bonos, un dólar debilitado y con los commodities como los grandes ganadores gracias a subas generalizadas. Las miradas de esta semana estarán puestas en la evolución del conflicto entre Israel e Irán –es clave que no se extienda– y en la reunión de la Fed, de la cual no se espera un cambio en la tasa de referencia, aunque será importante el mensaje que dejen las autoridades ante un contexto económico que muestra una economía resiliente frente a la incertidumbre.
Buen dato de inflación de mayo. A pesar de la suba de aranceles, hasta el momento no se trasladó a la inflación minorista, que en mayo volvió a sorprender al ubicarse por debajo de lo esperado. Concretamente, el IPC general marcó un alza de 0,1% m/m, por debajo del 0,2% m/m del mes anterior y de lo que estimaba el mercado, acumulando en los últimos doce meses una suba de 2,4%. La baja respecto a abril se explicó por las caídas de 1,0% m/m en los precios de la energía, de 0,4% m/m en ropa y de 0,2% m/m en transporte, mientras que los precios de salud y vivienda subieron 0,2% m/m y 0,3% m/m respectivamente. La menor presión en los precios también se reflejó en el IPC Core –que excluye alimentos y energía–, que subió apenas 0,1% m/m y se ubicó 2,8% por encima del nivel de mayo de 2024. Los precios de los bienes siguen sin reaccionar, sin registrar variaciones en mayo y con una suba de apenas 0,3% en los últimos doce meses. Por su parte, los precios de los servicios subieron 0,2% m/m y 3,5% i.a. También mostraron una buena performance los precios al productor –sin energía–, que durante el mes pasado subieron 0,1% m/m y 2,7% i.a., desacelerando respecto al 2,8% i.a. de abril.
Mejoran las expectativas. La tregua en la guerra comercial, la relativa estabilidad de precios y el buen dinamismo del mercado laboral permitieron una mejora en las expectativas de los consumidores luego del derrumbe registrado en los primeros meses del año. De acuerdo con la Universidad de Michigan, en junio el índice de confianza del consumidor subió a 60,5 pts, desde 50,2 pts en mayo, y volvió a los niveles de marzo. La mejora se explicó por la evaluación de la situación presente, que subió 4 pts, pero sobre todo por la expectativa futura, que avanzó 10 pts. Al mismo tiempo, la expectativa de inflación a 1 año bajó de 6,6% en mayo a 5,1%, mientras que para los próximos 5 años se ubicó en 4,1%. Una tendencia similar mostró la encuesta de expectativas de inflación a 1 año de la Fed de Nueva York, que bajó a 3,2%, desde el 3,6% registrado el mes anterior.
Leve mejora del resultado fiscal. Mientras en el Congreso se negocia el plan fiscal de Trump –ya aprobado por la Cámara de Diputados y que antes del 9 de julio deberá hacer lo propio el Senado–, el resultado fiscal de mayo mostró una leve mejora dentro de un panorama muy frágil de las cuentas públicas. Concretamente, en mayo el resultado fiscal marcó un déficit de USD 316.000 M, 9% más bajo que el de un año atrás. Este resultado obedeció a que los ingresos totales crecieron 15% i.a. –fueron USD 371.200 M, de los cuales USD 27.000 M correspondieron a recaudación por aranceles, por lo que, si se los excluye, el crecimiento total de los ingresos se reduce al 8% i.a.–, en tanto que los gastos totales subieron 2,5% i.a. hasta USD 687.233 M, explicado por un alza del 3,0% i.a. del gasto primario, mientras que la carga por intereses se redujo en 1,3% i.a. Con este resultado, en los primeros cinco meses del año el déficit fiscal total fue de USD 683.800 M, 5,5% más bajo que el del mismo período del año pasado gracias a que los ingresos subieron 10% i.a. –8% i.a. sin aranceles–, mientras el gasto total lo hizo al 6,3% i.a. –la carga de intereses subió 9% i.a., mientras que el gasto primario creció 5% i.a.–. Tomando el año fiscal –que va de octubre a septiembre de cada año–, en lo que va del ejercicio actual el déficit total alcanza los USD 1,3 billones, lo que representa 6,8% del PBI, 0,5 pp por encima del mismo período del ejercicio fiscal anterior.
Aumenta el riesgo geopolítico, con pronóstico reservado. En el marco de una compleja e inestable situación en Medio Oriente, en donde también incide el cambio en la política exterior de EE. UU., el viernes pasado Israel realizó un ataque con aviones y drones a objetivos militares iraníes con el objetivo de frenar su plan nuclear. No es un dato menor, pues ahora el conflicto ya no es con una milicia sino con un país con mayor poderío militar, con la tercera reserva de petróleo global y con parte del control del estratégico estrecho de Ormuz, por donde pasa casi un tercio del consumo global de combustibles, lo cual representa una luz roja para toda la región, con fuerte impacto en el mercado energético y con indudables consecuencias para la economía global. La respuesta de Irán no se hizo esperar y atacó las principales ciudades de Israel. La reacción inmediata del mercado fue el alza del precio del petróleo y, en menor medida, del oro, aunque hasta el momento no generó un sell-off global. No es el primer episodio de crisis en Medio Oriente que padece el mercado, aunque es arriesgado proyectar un desenlace. Por el momento, confiamos en que la diplomacia logre frenar la escalada del conflicto y que el precio del petróleo no se dispare y retorne a los niveles previos a los ataques.
Tasas en baja. Si bien el viernes los bonos del Tesoro no operaron como refugio –los rendimientos subieron 5 pb en todos los tramos–, los buenos datos de inflación y el mejor resultado fiscal de mayo le quitaron presión a la curva de rendimientos, que cerró la semana con bajas generalizadas que compensaron parte de la suba de la semana anterior. La UST2Y terminó en 3,96%, 9 pb por debajo de la semana previa, en tanto que la UST10Y y la UST30Y tuvieron un desempeño similar y cerraron en 4,42% y 4,92%, respectivamente. Esto le dio impulso a la renta fija en general, que en la semana subió 0,7%, lo que le permitió compensar toda la caída de la semana previa, acumulando en lo que va del año un alza de 1,1%. El buen desempeño de la semana fue generalizado, aunque lo más destacado fueron los bonos corporativos Investment Grade, que subieron 0,8%, seguidos por los del Tesoro y Emergentes con ganancias del 0,5%, mientras que los corporativos High Yield cerraron con una ganancia de apenas el 0,1%.
Acciones interrumpieron la racha alcista. Con caídas de entre 1,0% y 2,0% en la rueda del viernes, las acciones interrumpieron la racha ganadora que venían mostrando desde mayo y terminaron retrocediendo. El más golpeado fue el índice Dow Jones, que perdió 1,3%, seguido por el Nasdaq, que bajó 0,6%, mientras que el S&P fue el menos afectado al anotar una caída de 0,4% –con esto, en junio acumula un alza de 1,3% y de 1,9% en lo que va del año–. Entre los sectores que componen el S&P 500, el mejor desempeño lo tuvo el energético, que subió 5,6% en la semana –si bien en la última rueda subió 1,7%, la mayor parte de la ganancia semanal se apoyó en el alza que venía mostrando el precio del petróleo previo a los ataques de Israel–, seguido por el sector salud, que ganó 1,3%, en tanto que el resto de los sectores operaron con bajas acotadas. Similar desempeño tuvo el resto de los índices globales: el índice general sin EE. UU. retrocedió 0,2% –la mejor performance la tuvo Latam, que subió 1,1%–, acumulando en lo que va del mes un alza de 1,6% y de 15,9% en lo que va del año.
Dólar debilitado. Pese a las buenas noticias económicas que llegan desde EE. UU., el dólar a nivel global no encuentra piso y ya cotiza en los niveles más bajos de los últimos tres años. En la última semana, el DXY perdió 1,0%, impulsado por la debilidad frente al euro –contra quien perdió 1,4%–, en tanto que contra el yen retrocedió 0,4%. En lo que va de junio, el DXY perdió 1,2% y está 9,5% por debajo del nivel de fines del año pasado –la depreciación es pareja y generalizada, aunque se destaca la caída de 10% frente al real brasileño y al euro–. El oro sigue aprovechando este contexto y subió 3,7%, cerrando la semana en USD 3.422 la onza –en el año acumula una ganancia de 31%–.
Otra gran semana para los commodities. La escalada de tensión en Medio Oriente le dio un nuevo impulso a los precios de las materias primas y, como comentamos más arriba, al petróleo en particular, que el viernes escaló un 8%. Concretamente, el WTI cerró en USD 73 el barril, el nivel más alto del año, ubicándose 13% por encima de la semana anterior y 20% arriba respecto de fines de mayo, acumulando en el año una ganancia de 1,8%. Aunque con subas más moderadas, también fue una buena semana para la soja, que subió 1,2% –hasta USD 393 la tonelada–, acumulando en junio una ganancia de 2,7% y de 7,2% en lo que va de 2025. El cobre retrocedió 0,6% en la semana, aunque en junio lleva ganado 3,2% y en el año subió 20,5%.
Lo que viene. Las miradas de esta semana estarán puestas en la situación en Medio Oriente, con la expectativa de que el conflicto no escale. De ello dependerá la evolución del precio del petróleo y, en general, el desempeño de los mercados. En el plano económico, los inversores estarán atentos a la cuarta reunión del año de la Fed. Si bien no se esperan cambios en la tasa de referencia, será clave el mensaje que transmitan las autoridades respecto de cómo evalúan los últimos datos económicos y sus perspectivas. También será relevante la publicación de las ventas minoristas de mayo –se prevé una baja de 0,5% m/m– y de la producción industrial –se espera un repunte de 0,1% m/m–.
Noticias y mercado: lo que pasó y lo que viene en el plano local.
Los activos locales tuvieron una performance mixta en una semana cargada de señales. El BCRA y el Tesoro anunciaron medidas para mejorar el frente externo con más emisión de deuda, liberando restricciones para los no residentes. A su vez, comunicaron la eliminación de las LEFI, por lo que los bancos deberán migrar su manejo de liquidez hacia instrumentos del Tesoro, y anunciaron la emisión de un BOPREAL 4 para regularizar deuda y dividendos en moneda extranjera. En lo económico, se destacó el muy buen dato de inflación, el repunte de la actividad en abril y la suba de reservas internacionales, aunque insuficiente para cumplir con la meta con el FMI. En lo político, la Corte Suprema de Justicia confirmó la condena a CFK, lo que le impide presentarse a las elecciones y podría redefinir el escenario electoral. También incidió el contexto global, con la tensión en Medio Oriente golpeando a los bonos emergentes. Con este marco de fondo, el riesgo país tuvo una ligera caída y las acciones retrocedieron, en tanto que los bonos en pesos operaron al alza favorecidos por el buen dato de inflación. Esta semana estará marcada por la licitación del BOPREAL Serie 4, que servirá para evaluar el tipo de cambio libre y, además, conocer el monto de absorción de pesos que implicará. En cuanto a la agenda económica, se destacan la publicación de los indicadores laborales del 1Q25, de los precios mayoristas y de la construcción, el saldo comercial y el resultado fiscal de mayo.
Se recuperó parcialmente la actividad, pero no el empleo. Industria, construcción y la actividad minera rebotaron en abril tras la caída de marzo. La industria creció 2,2% m/m y 8,5% i.a.; la construcción avanzó 5,1% m/m y 25,9% i.a.; y la producción minera subió 0,9% m/m y 1,6% i.a., recuperando casi toda la baja de 1,1% m/m del mes previo. En marzo, la industria había retrocedido 3,9% m/m y la construcción 3,6% m/m, por lo que la recuperación fue parcial en el primer caso, mientras que para el segundo ya se ubica por encima del nivel de febrero. Respecto a la industria, 11 de los 16 sectores del IPI mostraron subas, destacándose tabaco (+13,7% m/m), productos minerales no metálicos (+9,1%) y refinación de petróleo (+7,6%). Por el lado de la construcción, el impulso provino tanto de los insumos vinculados a obra pública (+6% m/m y 74,5% i.a.) como de la privada (+7% m/m y 25% i.a.). Con estos datos, el EMAE habría mostrado un repunte en abril, aunque sin llegar a compensar del todo la contracción de 1,8% m/m registrada en marzo. De confirmarse los indicadores disponibles, mayo habría sido un mes más equilibrado tras la volatilidad de marzo y abril, con señales mixtas: si bien construcción, ventas minoristas y patentamientos volvieron a retroceder, la producción de autos, el crédito al consumo y la confianza del consumidor mostraron cierta mejora. En el mercado laboral, según la Encuesta de Indicadores Laborales (EIL), que releva empleo privado formal en empresas de más de 10 personas, el empleo cayó 0,2% m/m en abril y acumula tres meses en baja. En términos interanuales también sigue en negativo (-0,3%), con mayor deterioro en el GBA (-0,4% i.a.), al tiempo que el interior del país se mantiene estable respecto de un año atrás.
La inflación quebró el 2% mensual. El IPC Nacional de mayo marcó un alza de 1,5% m/m (27% anualizada), contra 2,8% m/m del mes anterior, logrando el registro más bajo desde mayo de 2020 –si se excluye el período anómalo de pandemia, fue el menor desde noviembre de 2017–. Los precios de los bienes apenas subieron 0,9% m/m y 33% i.a., mientras que los de los servicios lo hicieron al 2,7% m/m y 73% i.a. El IPC Core también mostró un muy buen desempeño al registrar un aumento de 2,2% m/m –1 pp menos que en abril–, en tanto que los precios regulados incrementaron 1,3% m/m y los estacionales retrocedieron 2,7% m/m, impulsados por bajas en frutas y verduras. Con este dato, en los primeros cinco meses del año los precios minoristas subieron 13,3% y en los últimos doce 43,5%. Para junio, se espera un leve repunte de hasta el 1,7% m/m, principalmente por un alza en regulados y una inflación de alimentos que en la primera quincena del mes se aceleró en el margen. Sin embargo, luego –al menos hasta las elecciones– se proyecta un retorno a registros mensuales en torno al 1,5% m/m o incluso por debajo, si se consolidan las tendencias actuales de desaceleración.
Giro táctico. El Banco Central y el Tesoro enviaron señales claras sobre la importancia de fortalecer las reservas internacionales, avanzando con medidas concretas basadas en endeudamiento. Por un lado, el Tesoro anunció que a partir de junio emitirá bonos en pesos con suscripción en dólares –como el Bonte 2030–, con vencimientos superiores a un año y un tope mensual de USD 1.000 M sin importar la residencia. Para ello, eliminó el plazo mínimo de permanencia de seis meses –podrán salir antes de las elecciones–. Por el otro, el BCRA concretó un nuevo repo con bancos internacionales por USD 2.000 M a un costo de 8,25% –vs. 8,8% en diciembre– que se contabiliza como reservas internacionales. En el frente monetario, el BCRA reordenó el esquema de liquidez, recomprando Puts a entidades financieras –esto amenazaba el objetivo de contener la emisión monetaria– y eliminando las LEFI –el stock debería reducirse a cero hacia el 17 de julio–, lo que forzará a los bancos a reubicar esos fondos hacia Lecaps de corto plazo. Además, se anunció la licitación de la Serie 4 del BOPREAL, prevista para el 18 de junio con liquidación el 24, orientada a reestructurar vencimientos de pasivos externos. Estas medidas buscan disipar las dudas (tanto del FMI como de los inversores) sobre la capacidad de acumulación de reservas, fortaleciendo así el frente externo.
Subieron las reservas internacionales. Las reservas brutas cerraron la semana en USD 40.461 M, con un aumento semanal de USD 1.822 M, impulsado por la colocación del repo con bancos internacionales por USD 2.000 M. Sin embargo, dado que para la meta con el FMI solo se computan USD 500 M de ese monto, las reservas netas relevantes para dicha meta finalizaron la semana en torno a los USD -6.700 M, aún por debajo del objetivo fijado para el 13 de junio, que era de USD -2.700 M. La colocación del Bonte 2030 por USD 500 M se reflejará en los datos de la próxima semana.
Tipo de cambio estable. El dólar oficial cerró la semana en $1.187,6, casi idéntico al cierre de la semana previa. Así, el tipo de cambio promedio de junio se ubicó un 3,4% por encima del promedio de mayo. Vale destacar que la estabilidad que viene marcando el tipo de cambio oficial en lo que va de junio se da en un contexto de una marcada aceleración en el ritmo de liquidación del agro. Este pasó de liquidar USD 150 M en abril a un ritmo de USD 195 M por día en junio. Los dólares financieros se movieron en la misma línea y operaron con caídas del 0,3% para el MEP y 1% para el CCL, cerrando en $1.189,5 y $1.195,5 respectivamente.
Los futuros en baja. En línea con la estabilidad en los tipos de cambio, los futuros de dólar operaron con caídas del 0,34% promedio. La mayor baja se observó en el contrato de mayo 2026, que retrocedió 1,7%, mientras que los contratos más cortos registraron descensos del 0,4%. Así, la devaluación mensual implícita para junio se ubica en 1,8% m/m, 2% m/m hasta diciembre y 1,9% m/m para el resto de los plazos.
El Tesoro logró un rollover de 152%. En la licitación del viernes, el Tesoro adjudicó $6,4 billones, enfrentando vencimientos por $3,8 billones, lo que implicó un rollover total de 167,6%. Si se excluye la colocación del Bonte por $0,6 billones, el rollover fue de 152%. El TY30 se colocó a una TIR de 28,46%, apenas por encima de su rendimiento en el mercado secundario, aunque todavía reflejando una tasa elevada. Por otro lado, las Lecap a uno, dos y tres meses fueron las más demandadas, representando el 81,2% del monto total adjudicado en pesos, con tasas en línea con la curva de mercado. Además, el excedente de pesos de la licitación se usará para la compra al BCRA de sus tenencias de AL30 por VN USD 479 M y GD30 por VN USD 986 M.
Buena semana para los bonos en moneda local. La renta fija en pesos tuvo un gran desempeño en la semana. Los duales fueron los más favorecidos con ganancias del 2,1%; rinden 2,1% en su versión tasa fija y un margen del 3,7% TNA sobre la tasa TAMAR. La TAMAR breakeven promedio se ubica en 24% TNA. Mientras tanto, la curva a tasa fija subió un 0,9%, liderada por el tramo largo, lo que profundizó el empinamiento de la curva. Así, los retornos se sitúan en 2,6% TEM en el tramo corto, 2,4% TEM en el tramo medio y 2,2% TEM en el tramo largo. Por su parte, los bonos CER cerraron al alza con 0,6%; sin embargo, las tasas tendieron al alza en el tramo corto. A estos precios rinden CER +11,2% en el tramo 2025 (vs. CER +9% la semana anterior), CER +10,3% para el resto de los plazos (vs. CER +10%). Así, de junio a octubre, la inflación implícita promedio en el Boncer TZXD5 respecto al T15D5 se ubica en 1,4% promedio mensual, en tanto que la inflación implícita para el 2025 es de 25% i.a. Por último, los dollar-linked registraron una suba del 0,3% y rinden devaluación +11,8%, descontando una devaluación implícita del 10,2% hacia diciembre 2025.
Bonos en dólares estables. Los bonos soberanos en dólares, que habían comenzado la semana con cierta firmeza, revirtieron parcialmente las ganancias hacia el final, arrastrados por la escalada del conflicto entre Irán e Israel, y cerraron con una suba marginal de apenas 0,1%. El tramo largo avanzó 0,3%, al tiempo que el corto retrocedió 0,1%. En cambio, los pares emergentes registraron un mejor desempeño con alzas del 0,6% y los rendimientos de los corporativos CCC comprimieron 10 pb. A estos precios, la deuda soberana en dólares bajo ley local mantiene una pendiente negativa con rendimientos entre 13,1% y 11,7%, mientras que la curva bajo ley extranjera se mantiene plana y exhibe rendimientos entre 11,2% y 11,6%. Los bonos provinciales fueron los más destacados de la semana, registrando una suba del 0,7%, liderados por Salta 2027 (9,5% TIR) y Mendoza 2029 (8,4% TIR), que avanzaron un 1,7% y un 1,2%, respectivamente. Los BOPREAL aumentaron un 0,6% y rinden 7% TIR, observándose mayores subas en el BPY26 (+3,3%) y el BOPREAL Serie 1-A (+1,1%). Por último, los bonos corporativos registraron una ganancia promedio del 0,3%, destacándose Vista 2035 (TIR del 8%) entre los de mejor performance de la semana, con un avance del 1,4%.
Merval. Las acciones siguen siendo el activo de peor desempeño. En la última semana, el Merval retrocedió 1,4% en moneda local y 0,8% en dólares CCL, cerrando el viernes en USD 1.780. La caída estuvo impulsada por las acciones de Irsa, Edenor y Supervielle, que perdieron 8%, compensadas en parte por las subas de 9% de Transener, 5,0% de YPF y 2,8% de Ternium. Con este resultado, en lo que va del mes el Merval acumula una baja de 5,9% y se amplía a 17% en lo que va del año.
Lo que viene. En una semana corta por los feriados del lunes y del viernes, la agenda económica estará cargada. Hoy se conocerán los precios mayoristas y el índice del costo de la construcción del mes pasado, que se espera marquen la misma tendencia a la baja que presentaron los precios minoristas. Mañana miércoles se difundirá el resultado fiscal de mayo que, si bien se prevé que haya sostenido el resultado primario superavitario, concentrará la atención en la dinámica de los ingresos y en qué partidas el Tesoro aceleró el recorte del gasto primario. El jueves se publicará el saldo comercial de bienes de mayo, que podría volver a encender luces amarillas en el frente externo, al estimarse un superávit en torno a los USD 500 M, muy bajo para esta altura del año. Ese mismo día se publicarán los indicadores laborales del 1Q25, en los que se proyecta una la tasa de desocupación por debajo del 7,0%. Además, se llevará a cabo la primera licitación del BOPREAL Serie 4, destinada a aquellas personas jurídicas que requieran canalizar pagos hacia el exterior. Se trata de un bono bullet con vencimiento en octubre de 2028, que devengará una tasa del 3% anual –pagadera de forma semestral– y se emitirá a la par.
Análisis de instrumentos de renta fija y variable.
A continuación podrás descargar el informe semanal del mercado local, en el que analizamos los distintos instrumentos de renta fija con posibles escenarios de sensibilidad. Además, mostramos los índices de mercados accionarios locales e internacionales, y finalmente el mercado de renta variable local.
Noticias locales: el país hoy.
La inflación de mayo se desaceleró a 1,5% m/m, el menor registro en cinco años, lo que favoreció una compresión general en los rendimientos de la curva a tasa fija y dejó una curva CER con performance mixta. En dólares, los soberanos no lograron recuperarse tras la rueda del martes, en la que se conoció el fallo en contra de CFK, y el anuncio del repo tampoco generó impacto. Los tipos de cambio se mantuvieron estables y el Merval registró una suba, en línea con el resto de los índices de renta variable a nivel global. Además, hoy se llevará a cabo la licitación del Tesoro, que deberá afrontar vencimientos por $3,8 billones.
La inflación de mayo se desaceleró al 1,5% m/m, por debajo de las expectativas. Es el registro más bajo desde mayo de 2020 –en plena pandemia– y, excluyendo ese período atípico, desde noviembre de 2017. La inflación núcleo también mostró una baja significativa, al pasar de 3,2% en abril a 2,2% en mayo, tras varios meses con resistencia en torno al 3%. De este modo, el índice general acumuló un alza de 13,3% en lo que va de 2025, con una variación de 43,5% i.a. A pesar de la moderación, la inflación núcleo se mantuvo por encima del IPC general, en un mes en el que tanto los precios estacionales como los regulados contribuyeron a desacelerar el nivel agregado. En particular, los precios regulados avanzaron 1,3% –con subas moderadas en electricidad, gas y otros combustibles– y los estacionales retrocedieron 2,7%, impulsados por fuertes bajas en frutas (-2%) y verduras (-9,5%).
El día de hoy se llevará a cabo la licitación del Tesoro, que deberá afrontar vencimientos por $3,8 billones, correspondientes principalmente a la Lecap S18J5. El menú de instrumentos ofrecidos contempla la reapertura del Bonte TY30P para residentes y no residentes, con un monto máximo a emitir de USD 500 M, una nueva Lecap a un mes, y la reapertura de Lecaps a dos, tres y cinco meses. Además, reabre los Boncap T30E6 (vto. enero 2026) y T30J6 (vto. junio 2026). La operación se liquidará el próximo miércoles 18 de junio, a excepción del Bonte, que se liquida el 23 de este mes. Estimamos que no será una licitación desafiante, dado el bajo monto a vencer y sumado a que las entidades financieras podrían comenzar a redireccionar su liquidez hacia Lecaps de corto plazo en el contexto de eliminación de las LEFI.
La curva de pesos se mantuvo expectante al dato de inflación que se dio a conocer ayer, tras lo cual reaccionó al alza al registrarse un IPC menor a lo esperado. En este contexto, los Duales fueron los ganadores, con subas del 0,6%, mientras que la curva a tasa fija avanzó un 0,5%, mayormente gracias al tramo largo. En tanto, los bonos CER se mantuvieron estables, con caídas del 0,1% en el tramo corto y ganancias del 0,2% en el tramo largo. Así, la inflación implícita promedio entre junio y octubre de 2025 se ubica en 1,4% m/m. Mientras tanto, los dollar-linked se mantuvieron sin cambios.
Los bonos soberanos en dólares operaron mixtos pero cerraron con caídas marginales del 0,1%. Si bien las curvas bajo ambas legislaciones retrocedieron en igual medida, el tramo largo bajo ley New York fue el más favorecido. En tanto, los BOPREAL sufrieron bajas del 0,2%, al tiempo que el riesgo país se mantuvo estable en 666 pb.
En el mercado de cambios, el BCRA cerró la jornada con un stock de reservas brutas de USD 38.622 M, aumentando en USD 91 M respecto del miércoles. Mientras tanto, el tipo de cambio oficial subió un 0,1% hasta $1.185,5, incluso con el agro liquidando USD 248 M. En cuanto a los dólares financieros, mostraron leves alzas del 0,1% para el MEP (GD30), al tiempo que el CCL se mantuvo neutral, cerrando en $1.188,6 y $1.192, respectivamente.
Los futuros de dólar volvieron a retroceder un 0,14%. La curva de TNA muestra un nivel de 28% para julio y luego se estabiliza en 25%. La variación mensual implícita promedio se mantiene en 1,9% hasta diciembre de 2025.
El Merval ganó un 0,9% en pesos y un 1,0% en dólares, cerrando en un nivel de USD 1.839. Se destacaron Loma, Transener y CEPU, con alzas en torno al 2,5%. Del otro lado, Edenor, Mirgor y TGN perdieron alrededor de 1,0%.