Análisis de instrumentos de renta fija y variable.
A continuación podrás descargar el informe semanal del mercado local, en el que analizamos los distintos instrumentos de renta fija con posibles escenarios de sensibilidad. Además, mostramos los índices de mercados accionarios locales e internacionales, y finalmente el mercado de renta variable local.
Descargar informe al 27/06/2025
Automatización de contratos, análisis predictivo de sentencias y otras aplicaciones de la IA.
En un estudio jurídico de tamaño medio, un abogado junior revisa un contrato de 47 páginas. Mientras tanto, su asistente virtual –una inteligencia artificial entrenada en derecho comercial– señala cláusulas contradictorias, propone reformulaciones y alerta sobre una jurisprudencia reciente que podría afectar la validez de una cláusula de exclusividad. Todo esto sucede en segundos. No se trata de una escena futurista, ya ocurre.
La inteligencia artificial (IA) transforma la práctica jurídica desde sus cimientos. Lo que comenzó como una herramienta de apoyo documental, hoy redefine cómo se analizan los casos, cómo se redactan escritos y cómo se anticipan decisiones judiciales. Desde asistentes legales automatizando tareas administrativas hasta algoritmos capaces de predecir el fallo de una causa compleja, el impacto de la IA en el derecho ya no es una promesa, es una realidad que altera la estructura de los estudios jurídicos y los tribunales.
Asistentes legales virtuales: automatización al servicio del abogado
Durante décadas, las tareas repetitivas de la práctica legal, como la redacción de contratos estándar, la revisión de documentos o el control de plazos, recaían sobre pasantes y jóvenes profesionales. Con la irrupción de la IA, estas tareas se automatizan con precisión y velocidad.
Plataformas como DoNotPay, LawGeex o Luminance revisan contratos, identifican riesgos y sugieren cambios en minutos. Por ejemplo, un estudio jurídico que analiza decenas de contratos de leasing comercial puede utilizar esta tecnología para detectar cláusulas abusivas, comparar condiciones entre distintos documentos y generar reportes automáticos. El ahorro de tiempo se traduce en mayor eficiencia y permite que los profesionales se enfoquen en tareas más estratégicas.
En este sentido, una aseguradora en Estados Unidos incorporó un asistente legal basado en IA para responder a demandas menores por incumplimiento de pólizas. El sistema analiza los antecedentes del caso, redacta una respuesta inicial y propone acuerdos. En más del 80% de los casos, el conflicto se resolvió sin necesidad de intervención humana directa.
El uso de asistentes virtuales también mejora el acceso a la justicia. Aplicaciones móviles permiten a ciudadanos sin conocimientos jurídicos realizar gestiones legales básicas, como apelar una multa de tránsito o presentar un reclamo por consumo. Estos sistemas procesan lenguaje natural, explican los pasos legales en forma clara y guían al usuario en tiempo real. Así, se reduce la dependencia de intermediarios y se amplía el alcance del derecho.
Lo mismo ocurre en el ámbito corporativo. Las áreas legales de las empresas utilizan IA para monitorear riesgos normativos, auditar contratos y anticipar conflictos regulatorios. Un banco brasileño redujo en un 70% el tiempo dedicado a informes de cumplimiento gracias a un sistema que actualiza automáticamente las regulaciones y evalúa su impacto sobre los productos financieros de la entidad.
Análisis de jurisprudencia: el derecho convertido en datos
Uno de los campos donde la inteligencia artificial tiene mayor impacto es el análisis predictivo de fallos judiciales. A través del uso de algoritmos de aprendizaje automático, los sistemas procesan millones de sentencias, identifican patrones y anticipan la probabilidad de que un juez falle a favor o en contra de una determinada posición.
Un ejemplo paradigmático es el de la Corte Europea de Derechos Humanos. Investigadores desarrollaron un algoritmo capaz de predecir sus fallos con un 79% de precisión, basándose únicamente en los hechos presentados y la jurisprudencia previa. Este tipo de herramientas permite a los abogados evaluar la viabilidad de un litigio antes de iniciarlo y diseñar estrategias más sólidas.
En Latinoamérica, algunos estudios emplean sistemas similares. Un despacho en Ciudad de México implementó un motor de análisis que revisa sentencias del fuero laboral para calcular la probabilidad de éxito en demandas por despido injustificado. El algoritmo considera factores como el juez interviniente, los antecedentes del empleador, el monto reclamado y el encuadre legal. Con esta información, el estudio ofrece a sus clientes escenarios detallados que incluyen costos probables, plazos estimados y recomendaciones estratégicas.
Los beneficios son múltiples. Por un lado, se optimiza la toma de decisiones. Por el otro, se igualan las condiciones entre grandes firmas y estudios pequeños que antes no podían acceder a amplias bases de datos. Incluso los organismos públicos pueden beneficiarse: tribunales de familia en España ya utilizan IA para agrupar causas por tipología y derivarlas a juzgados especializados, reduciendo la carga procesal y mejorando la asignación de recursos.
Regulación de la IA: un debate jurídico aún en construcción
A medida que crece el uso de la IA en el derecho, también se intensifica el debate sobre cómo regular estas tecnologías. Las preguntas son múltiples: ¿quién responde si una IA comete un error legal? ¿Puede un software asumir funciones reservadas a los abogados? ¿Cómo garantizar la transparencia y evitar sesgos en los algoritmos?
La Unión Europea dio un primer paso al proponer una regulación que clasifica los sistemas de inteligencia artificial según su nivel de riesgo. Aquellos utilizados en justicia y administración pública se consideran de “alto riesgo” y deben cumplir requisitos estrictos de trazabilidad, explicabilidad y supervisión humana. Esto implica que un sistema que analiza expedientes judiciales debe documentar sus procesos internos y permitir auditorías externas.
En Estados Unidos, el enfoque es más laxo, pero avanza la discusión sobre la responsabilidad civil y penal frente a errores cometidos por algoritmos. Un caso emblemático ocurrió en Michigan, donde un sistema automatizado bloqueó beneficios sociales a cientos de personas por un error de cálculo. La demanda colectiva derivada del caso puso sobre la mesa la necesidad de mecanismos de apelación y supervisión.
En América Latina, la regulación aún es incipiente. Sin embargo, organismos como el BID y la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) impulsan guías para el uso ético y transparente de la IA en el sector público. Algunos colegios de abogados ya discuten la posibilidad de establecer normas deontológicas específicas para el uso de esta tecnología en el ejercicio profesional.
Cambios en la práctica legal y nuevas oportunidades
La transformación que impone la inteligencia artificial no es solo técnica, también es cultural y estructural. Los estudios jurídicos se ven obligados a repensar sus modelos de negocio, incorporar nuevos perfiles profesionales y adaptarse a una lógica donde el conocimiento ya no está centralizado, sino distribuido y automatizado.
Esto abre oportunidades para jóvenes abogados con formación tecnológica, desarrolladores con conocimientos jurídicos y equipos multidisciplinarios capaces de traducir necesidades legales en algoritmos funcionales. La demanda de juristas que comprendan el lenguaje de los datos y la lógica del machine learning no deja de crecer.
Incluso las universidades rediseñan sus planes de estudio. Facultades de derecho de Europa y Asia ya incluyen materias sobre programación, ética algorítmica y análisis predictivo. El abogado del futuro será tan hábil con el código de programación como con el Código Civil.
Un nuevo paradigma para un viejo oficio
La IA no reemplaza al derecho, pero lo redefine. Las tareas que antes requerían cientos de horas ahora se resuelven en minutos. Las decisiones que dependían exclusivamente de la experiencia humana hoy se apoyan en datos y simulaciones. El abogado es imprescindible, pero su rol cambia: de ejecutor a estratega, de operario documental a analista de sistemas complejos.
Quienes comprendan este cambio liderarán una nueva era del derecho, más eficiente, más accesible y más inteligente. En este nuevo escenario, los juristas que integren la lógica legal con las capacidades de la IA serán los arquitectos de una justicia renovada.
Noticias locales: el país hoy.
El jueves fue una rueda positiva para los activos en dólares, en tanto que las curvas en pesos sufrieron caídas. Tanto los bonos soberanos como las acciones registraron subas, en línea con nuevas bajas en las tasas internacionales y subas en los índices de renta variable. En contraposición, todas las curvas en pesos cayeron, con mayor fuerza en los tramos largos, siendo los duales los más castigados. Los dólares financieros y los futuros cerraron estables. Se publicó el dato de salarios de abril, que vino por debajo de la inflación del mismo mes.
En el segmento de renta fija en pesos, la rueda mostró un desempeño negativo generalizado. La curva a tasa fija volvió a ceder, con una corrección promedio del 0,4%, lo que implicó una nueva descompresión de rendimientos, que actualmente se ubican en torno al 2,7% TEM. Algo similar ocurrió con los CER, que cayeron un 0,3%, con rendimientos que alcanzan el 13,9% de spread en el tramo corto. Los duales fueron los mayores perdedores, con caídas de 1,1%, mientras que los dollar-linked cayeron un 0,2%.
La deuda soberana en dólares ganó terreno y cerró al alza, con subas del 0,5%, impulsada por el tramo medio-largo de la curva bajo ambas legislaciones, mientras que el riesgo país se mantuvo en los 714 pb. En tanto, los BOPREAL se mantuvieron firmes, con ganancias del 0,3%, destacándose el BOPREAL Serie 1-C, con subas del 0,5%.
En el mercado de cambios, el BCRA cerró la jornada con un stock de reservas brutas de USD 41.528 M, subiendo USD 105 M desde el miércoles. En tanto, el tipo de cambio oficial repuntó un 1,6%, cerrando en $1.194,67. Así, el tipo de cambio promedio de junio se ubica un 2,8% por encima del promedio de mayo. Los dólares financieros registraron aumentos moderados, con el MEP (GD30) avanzando un 0,1% y cerrando en un nivel de $1.200,3, en tanto que el CCL se mantuvo neutral y cerró en $1.203,6.
Los futuros de dólar en A3 se mantuvieron estables, con una curva de TNA que va cayendo del 32% a partir de julio, hasta alcanzar un 27% en mayo de 2026. Con esto, la devaluación mensual implícita promedio se redujo a 2,2% para diciembre de 2025.
El Merval avanzó un 0,7% en pesos y un 0,8% en dólares CCL, alcanzando un nivel de USD 1.697. Este movimiento se dio en línea con el S&P 500 (+0,7%) y con el EWZ (+1,8%). Los sectores de materiales, energía y utilidades fueron los impulsores del Merval, con Aluar (+5,2%), Ternium (+3,8%) y CEPU (+1,8%) liderando las subas. Del otro lado, Transener (-3,6%), TGN (-2,3%) y VALO (-0,9%) exhibieron las principales bajas. De las acciones que cotizan en la Bolsa de Nueva York, se destacaron Ternium (+3,7%), Bioceres (+3,3%) y Globant (+2,9%).
En abril, el salario registrado subió un 2,4% m/m (2,5% m/m en el sector privado y 2,3% m/m en el público), por debajo de la inflación del mes (+2,8% m/m). Como resultado, el salario real registrado se redujo por segundo mes consecutivo (-0,4% m/m).
Noticias globales: el mundo hoy.
El jueves se dieron a conocer datos económicos de EE. UU., entre ellos la estimación final del PBI del 1Q25, que mostró una caída más pronunciada que la estimación previa. También se publicó el dato de pedidos de bienes manufacturados, que resultó mejor a lo esperado. Por último, las solicitudes iniciales de pensión por desempleo se ubicaron por debajo de las proyecciones, aunque aún sugieren un enfriamiento en el mercado laboral. En los mercados financieros, la atención estuvo puesta en el S&P 500, que con una nueva suba quedó muy cerca de su máximo histórico. La posibilidad de la designación de un nuevo presidente de la Fed con una postura más “dovish” contribuyó a una caída en las tasas de interés y a otra baja en el dólar, que se encuentra en mínimos de 2022. En commodities, el petróleo registró nuevas alzas, ya que sigue latente la incertidumbre respecto del enriquecimiento de uranio por parte de Irán, compensada por un posible aumento en la producción de petróleo por parte de la OPEP+ en su reunión de julio.
Las acciones subieron con fuerza en la jornada. El S&P 500 quedó muy cercano a alcanzar su máximo histórico, al avanzar un 0,7%, mientras que el Nasdaq superó el cierre récord de la rueda del martes al sumar 0,9%, y el Dow Jones un 0,8%. La mayoría de las grandes tecnológicas, como Nvidia y Meta, lideraron las alzas con ganancias de entre 1% y 2%, y extendieron su fuerte tendencia alcista. En cambio, Apple quedó rezagada y cayó un 0,3% tras un recorte en su precio objetivo por parte de JPMorgan Chase.
En cuanto a los mercados de deuda, las tasas de interés que pagan los bonos del Tesoro prolongaron sus caídas tras aumentar las expectativas de que Trump designe a un nuevo presidente de la Fed, lo cual traería aparejada una política monetaria más flexible. A esto se sumó que los datos del PBI de EE. UU. fueron revisados a la baja, reflejando un enfriamiento en la economía, y que las solicitudes de subsidio por desempleo se mantienen por encima del promedio anual. En concreto, la UST2Y retrocedió 6 pb hasta 3,72% y la UST10Y, 4 pb hasta 4,25%. De esta manera, el índice de bonos del Tesoro avanzó un 0,2%, contagiando positivamente a los bonos Investment Grade, que también avanzaron un 0,2%, y a los High Yield y mercados emergentes, que registraron subas de 0,3%.
En monedas, el dólar amplió su racha negativa al ceder un 0,6% y continúa en mínimos de comienzos de 2022, con un nivel de 97,12. Por su parte, el oro se mantuvo en terreno neutral, a pesar de esta debilidad en el dólar, y cerró en USD 3.334 la onza. En Brasil, donde el BCB viene adoptando una política monetaria hawkish, el dólar también volvió a perder terreno con una caída del 1,2%, cerrando en USDBRL 5,49, y ampliando la baja YTD a 11,1%.
Respecto a los commodities, fue una rueda positiva para el petróleo WTI, que exhibió una suba de 0,8% y cerró en USD 65,5 por barril. A pesar de los ataques aéreos de EE. UU., informes sugieren que el stock de uranio enriquecido de Irán se mantiene mayormente intacto, mientras que Teherán aprobó una ley que suspende la cooperación con el organismo nuclear de la ONU, lo cual presionó al precio del crudo. Trump negó las versiones que afirmaban que Irán había trasladado material nuclear antes de los ataques y aseguró que el conflicto está “terminado”, aunque advirtió que continuará apuntando a los ingresos petroleros iraníes. Ahora la atención se centra en la reunión de la OPEP+ del 6 de julio, donde Rusia podría apoyar el incremento en la producción si fuera necesario. Trump también reconoció que las sanciones no han logrado impedir que China siga comprando petróleo iraní.
En el dato económico del día, la economía de EE. UU. se contrajo un 0,5% anualizado en el 1Q25, marcando la primera caída en tres años. La debilidad se explicó por menores datos de consumo (0,5% vs. 1,2% previo) y exportaciones (0,4% vs. 2,4%), al tiempo que las importaciones crecieron 37,9% ante la anticipación de subas de precios por nuevos aranceles. El gasto del gobierno federal cayó 4,6% y la inversión fija se expandió 7,6%, el mayor avance desde 2023.
Los pedidos de bienes manufacturados en EE. UU. crecieron 16,4% en mayo, el mayor aumento desde 2014, impulsados por el fuerte salto en aeronaves no destinadas a defensa (+230,8%) y bienes de capital (+48%). Excluyendo transporte, los pedidos subieron 0,5%. Los pedidos de bienes de capital no relacionados con la defensa, excluyendo aeronaves –referencia clave de inversión empresarial–, avanzaron 1,7%, superando ampliamente las expectativas.
Por otro lado, las solicitudes iniciales de desempleo en EE. UU. bajaron a 236.000, por debajo de lo esperado, aunque se mantienen por encima del promedio anual, reflejando cierta debilidad en el mercado laboral. Las solicitudes continuas subieron a 1.974.000, el nivel más alto desde noviembre de 2021, lo que sugiere mayores dificultades para reinsertarse en el empleo.
¿Qué variables macro avanzan de manera positiva y cuáles se encuentran bajo tensión?
✅D A T O P O S I T I V O D E L A S E M A N A
En 2025, el dólar muestra un marcado debilitamiento a nivel global. El DXY, que compara al dólar frente a una canasta de las principales monedas del mundo, acumula una caída del 10,5% YTD. Un comportamiento similar se observa en Brasil, nuestro principal socio comercial, donde el dólar retrocede un 11,0% YTD, tras haber sufrido una devaluación del 18,9% en el segundo semestre de 2024. Este escenario se traduce en una mejora de la competitividad del peso.
⚠️A M O N I T O R E A R
En la licitación del miércoles, el Tesoro adjudicó $6,14 billones frente a vencimientos por $10,4 billones, alcanzando así un rollover del 58,9% para los compromisos de fin de mes. De esta manera, cerró junio con un rollover del 84%. A pesar del bajo nivel de renovación en esta última licitación, el Tesoro convalidó un mayor premio, especialmente en el tramo corto, donde las tasas escalaron hasta 2,88% TEM. Este comportamiento da cuenta de la presión alcista sobre las tasas, en un contexto de tensiones de liquidez asociadas al proceso de reordenamiento monetario en curso.
🚨R I E S G O
La cuenta corriente volvió al terreno negativo en el primer trimestre del año, con un rojo de USD 5.191 M, el primero bajo la actual gestión. El deterioro se explicó casi por completo por la balanza de servicios, que marcó un déficit récord de USD 4.502 M, traccionado por el histórico desequilibrio en la cuenta Viajes (USD 3.646 M). Aunque la balanza comercial de bienes se mantuvo positiva en USD 2.060 M, fue el valor más bajo desde fines de 2023, reflejando la debilidad del superávit comercial producto del incremento de las importaciones.
Fixed-income options in USD and ARS for the current market.
For ARS-denominated strategies, the carry trade remains in play but with greater caution, as it is increasingly subject to external dynamics. In this context, we favor the short end of the fixed-rate curve (S29G5 and S30S5). The CER-linked segment –particularly bonds maturing in 2026– looks attractive due to its ability to deliver higher potential returns, even in a sustained disinflation scenario. Over the long term, we suggest the dual bond TTM26. For Dollar-denominated debt strategies, we maintain our preference for the medium and long end of the sovereign curve, especially the ARGENT 35 and ARGENT 41. For portfolios with a more moderate risk profile, we favor long-dated corporate bonds under foreign law. For investors prioritizing lower volatility, the BOPREAL 1-C –with a duration of less than two years– is a solid option.
ARS-DENOMINATED STRATEGIES
External dynamics continue to raise red flags. As discussed in Confidence or Correction: The External Front Dilemma, with the current account once again in deficit, the challenge lies less in the size of the imbalance and more in its financing. Should market access consolidate –as suggested by the issuance of the Bonte 2030, the first international peso-denominated placement since 2018– the exchange rate could remain stable around current levels; otherwise, the adjustment would likely fall on the exchange rate or real activity. In this scenario, external pressures on FX keep carry trade strategies on alert, strategies that had been gaining traction amid a relatively stable exchange rate trading below the center of the band. Still, an inflation print around 2% –or even lower– could give fresh momentum to the fixed-rate peso curve.
The Bonte 2030 was issued at a nominal annual rate of 29.5%, a high yield that reflects the perceived FX risk among investors. When priced to the May 2027 put date, this rate implied a dollar yield of 6.3%, even assuming the exchange rate moved to the top of the band. If valued to maturity, the annualized dollar return rose to 12.5% under that same scenario. However, compression in the secondary market –with the TY30P trading at 26.9% as of June 26– suggests there may be room for future placements at more competitive rates. Even so, while the implied depreciation against the AL30 narrowed –from 17.4% annually at issuance to 12.7% currently– the market still anticipates an exchange rate above the center of the bands by 2030.
In this context, the carry trade still holds some short-term appeal, but its potential is gradually diminishing as conditions tighten. A stable exchange rate and the May inflation print of 1.5% –reinforcing a disinflationary path that continues to consolidate– could support the fixed-rate curve, sustaining interest in these positions. However, their sustainability hinges on the absence of renewed exchange rate pressures. The recent Bonte issuance reflected some appetite for peso risk, though investors still demand a significant premium amid prevailing uncertainty. With a current account in deficit and expectations of a higher exchange rate over the medium term, the risks surrounding these strategies remain present.
That said, for investors with a higher risk tolerance, we continue to favor the short end of the fixed-rate curve for carry trade strategies. In particular, we highlight the S29G5 and S30S5, which yield 2.5% and 2.3% effective monthly rate (TEM), respectively, with breakeven exchange rates around ARS 1,275 and ARS 1,301. However, we caution that the performance of these strategies remains highly dependent on external sector dynamics. Despite strong agricultural FX inflows –USD 825 million recorded last week– demand for foreign currency remains firm, keeping pressure on the exchange rate even during a seasonally favorable period for the sector and while the temporary suspension of export taxes remains in effect through the end of June.
For more conservative profiles, the 2026 segment of the CER-linked curve continues to offer attractive value for 3- to 6-month horizons. Even under a scenario of sustained disinflation, these instruments provide a potentially higher return than fixed-rate alternatives. Current pricing already reflects relatively elevated real rates, in a context where expected inflation over the coming months could moderate more quickly than nominal rates. This backdrop strengthens the case for medium-term positioning in CER-linked bonds, particularly via the TZXM6 (CER +12.4%). While effective returns will depend on the exit yield at the time of unwinding, the breakeven yield on the 2026 segment stands at around 14.6% over six months compared to fixed-rate instruments, implying a potential spread compression of up to 460 basis points.
For longer-term strategies, we suggest the dual bond TTM26. The average breakeven TAMAR rate stands at 23.7%; in other words, for the TTM26 to pay the floating leg instead of the fixed rate at maturity, the projected average TAMAR from now until then would need to exceed that threshold. Although our projections anticipate a decline in nominal rates, the average wholesale rate would stand above the current breakeven. At current levels, the floating leg offers a direct yield of 29.7%, considerably higher than the direct yield of 22% offered by the T13F6.
Recommendation: for peso-denominated investments, we suggest the following portfolio allocation: 10% S29G5 (2.7% EMR) + 10% S30S5 (2.6% EMR) + 30% TZXM6 (CER +12.4%) + 30% TZX26 (CER +12.3%) + 20% TTM26 (2.35% EMR or a spread of 4.5% NAR over wholesale rate).
DOLLAR-DENOMINATED STRATEGIES
So far in 2025, Argentina’s sovereign bonds in dollars have outperformed those of comparable countries. While the latter show an average increase of 0.4%, the Argent and Bonar bonds have accumulated a 2.2% YTD gain, despite the rise in U.S. Treasury yields.
In this context, we maintain a constructive long-term view on dollar-denominated fixed-income assets, aligned with the possibility of a political scenario favorable to LLA in the upcoming elections. Such an outcome could help consolidate a more predictable macroeconomic environment. This, in turn, would enable further compression of sovereign risk and bring Argentina closer to regaining access to international debt markets –a key factor to sustain a current account deficit with less pressure on the exchange rate or economic activity.
In the short term, however, the performance of sovereign hard-dollar debt could show some sideways movement. This is partly due to the government’s decision not to intervene in the FX market within the floating bands, which limits reserve accumulation –still a critical variable for assessing financial sustainability and market access conditions. While the Treasury has chosen to build reserves through debt issuances, such as the Bonte 2030 –which would contribute USD 1 billion on a monthly basis–, these efforts have yet to translate into a consistent improvement in bond performance.
In this context, the ARGENT 35 and ARGENT 41 stand out as the bonds with the highest upside potential within the sovereign curve, both offering yields around 11%. Assuming a sovereign risk compression scenario toward levels below 500 bps over a 12-month horizon, the ARGENT 35 offers a potential return of 21.8%, while the ARGENT 41 could reach 25.3%.
Given the possibility of sideways price movements in the sovereign curve, we believe it is appropriate to partially diversify into BOPREAL. These instruments have shown lower volatility during periods of political uncertainty, such as the months leading up to elections, and have delivered a 7.5% YTD gain. Within this asset class, the BOPREAL Series 1-C stands out with a yield of 8.8%, above the rest of the instruments in the same series.
For more conservative profiles, we recommend positioning in long-dated corporate bonds in dollars under New York law. These assets combine higher yields with lower exposure to local volatility, while also offering greater liquidity and trading depth, providing investors with more flexibility. We highlight the YPF 2031 (YMCUO) with a 7.5% yield, Telecom 2031 (TLCMO) with an 8.7% yield, and TGS 2031 (TSC3O) with a 7.4% yield.
Noticias locales: el país hoy.
El miércoles se vio una presión alcista en los tipos de cambio financieros y en el dólar futuro, con subas de 1,0% en el contrato de diciembre. En la licitación del Tesoro se renovó un 58,87% del total de los vencimientos, convalidando tasas por encima de las de mercado. Tanto los soberanos en dólares como las curvas en pesos y el Merval tuvieron una jornada negativa. La cuenta corriente en el primer trimestre de 2025 registró un déficit de USD 5.191 M.
Se conocieron los resultados de la licitación del Tesoro, en la cual la entidad adjudicó $6,143 billones, habiendo recibido ofertas por $6,724 billones. Esto implica un rollover del 58,87% sobre el total de los vencimientos. Para alcanzar este rollover, el Tesoro tuvo que convalidar tasas por encima de la curva de mercado en el tramo corto, con la S31L5 cerrando en 2,88% TEM vs. 2,81% TEM en el mercado secundario al cierre de la rueda del martes.
En los segmentos de deuda en pesos se vieron subas en los dollar-linked, que avanzaron un 1,6% impulsados por el TZVD5, que ganó un 2,5%. Por el contrario, la tasa fija cayó un 0,1%, con subas en el tramo corto y retrocesos en el tramo largo. Lo mismo ocurrió con la curva CER, que retrocedió un 0,1%, con las mayores caídas en el tramo 2026. Los duales perdieron un 0,4%, liderados por la TTS26 que exhibió una baja del 1,0%.
En el mercado de cambios, el BCRA cerró la jornada con un stock de reservas brutas de USD 41.423 M, subiendo USD 205 M en el día. En tanto, el tipo de cambio oficial se mantuvo neutral en $1.176. Los dólares financieros registraron fuertes subas, con el MEP (GD30) avanzando un 1,5% y cerrando en un nivel de $1.200, en tanto que el CCL avanzó un 1,6% y cerró en $1.200, ampliando la brecha con el oficial al 2%.
Los futuros de dólar en A3 avanzaron nuevamente un 0,72%, con las mayores subas en los contratos cortos. El contrato de diciembre, en el cual se estima que el BCRA tendría la mayor parte de su posición vendida, subió un 1,0%. La curva de TNA se ubica en 48% para julio y cae a 29% para mayo 2026. Para diciembre de 2025, la devaluación mensual implícita promedio subió a 2,4%.
La deuda soberana en dólares cayó un 0,3% luego de una fuerte suba en la rueda del martes, cuando al cierre de mercado se confirmó que MSCI no incorporaría a Argentina en la lista de países con posibilidad de ser reclasificados a Fronterizo o Emergente al menos hasta junio 2026, con chance de concretarse en 2027. La mayor baja se vio en el tramo largo, con el AL41 y el GD41 retrocediendo 0,8% y 0,6%, respectivamente. Por el lado de la deuda del BCRA, se registró una caída del 0,1%.
El Merval tuvo una floja rueda, en línea con LATAM (-0,6%) y el EWZ (-1,2%), y retrocedió un 1,9% en pesos y 2,6% en dólares CCL. Se vieron caídas en torno al 4% para Telecom, Transener y Loma Negra, mientras que Aluar registró una suba de 4,3%. De esta manera, el índice de acciones cerró en un nivel de USD 1.684. En cuanto a las acciones que cotizan en Nueva York, las pérdidas promedio fueron de 2,5%, impulsadas por Loma Negra, Telecom y Edenor, con retrocesos por encima del 4,2%.
En el primer trimestre de 2025, la cuenta corriente registró un déficit de USD 5.191 M, revirtiendo el leve superávit observado en el mismo período de 2024 (USD 176 M). El principal factor detrás del deterioro fue la balanza de servicios, cuyo déficit se triplicó en un año (de USD 1.351 M a USD 4.502 M), explicado casi íntegramente por el saldo negativo en viajes, que alcanzó USD 4.011 M. Se trata del mayor rojo trimestral desde que hay registros comparables, superando incluso los USD 2.924 M del primer trimestre de 2017. Por el contrario, la balanza comercial de bienes se mantuvo en terreno positivo (USD 1.066 M), aunque muy por debajo del saldo de USD 4.414 M alcanzado en 1Q24. En la cuenta financiera y de capital, se observó una salida neta de USD 436 M, inferior a los registros previos, pero insuficiente para evitar una fuerte caída de las reservas internacionales, que retrocedieron en USD 5.628 M durante el trimestre.
En mayo, el déficit neto de turistas internacionales fue de 437 mil personas, más del doble que en el mismo mes de 2024. En el acumulado de los primeros cinco meses del año, el déficit alcanzó los 4,3 M de turistas. La magnitud del rojo se explica por una combinación de fuerte expansión del turismo emisivo (+48,9% i.a.) y una caída del receptivo (-10,1% i.a.).
Noticias globales: el mundo hoy.
El miércoles fue una rueda tranquila, en la cual las acciones se mantuvieron mayormente neutrales, a excepción de algunas subas en las tecnológicas. En tanto, las tasas de los bonos del Tesoro registraron leves incrementos. Si bien se concretó el alto el fuego en Medio Oriente, persisten ciertas preocupaciones respecto de la fabricación de armas nucleares en Irán, lo cual contribuyó a un rebote en el precio del petróleo. A su vez, la soja retrocedió casi 2% debido a lluvias en zonas clave de EE. UU. El dólar se mantuvo estable, mientras que el oro anotó una leve suba. Por otro lado, Trump habló en la OTAN e instó a España a incrementar su porcentaje de gasto en defensa sobre el PBI, amenazando con mayores aranceles, lo que provocó caídas en las acciones europeas. Por último, la Fed propuso flexibilizar normas bancarias para facilitar préstamos con mayor libertad.
Durante la cumbre de la OTAN, este miércoles, Trump amenazó con represalias comerciales a España por negarse a aumentar su gasto en defensa hasta el 5% de su PBI, en línea con el compromiso pactado por los países de la OTAN. El presidente de España, Pedro Sánchez, firmó la declaración pero aseguró que solo alcanzarán el 2,1% de su PBI.
Las acciones operaron prácticamente sin cambios el miércoles, manteniendo las fuertes subas de las dos ruedas anteriores. En contraposición, la mayoría de los índices de acciones del resto del mundo operaron a la baja, con Europa cayendo 0,9% (tras las amenazas de Trump a España), el EWZ un 1,2% y China un 0,1%. El S&P 500 se mantuvo neutral, al tiempo que el Nasdaq avanzó un 0,17%. En cambio, el Dow Jones retrocedió 0,42%. El sector tecnológico lideró las alzas en un contexto más tranquilo, con ganancias de entre 2% y 4% en Nvidia, Alphabet y AMD. Por su parte, Tesla cayó un 5% por ventas decepcionantes en Europa, y FedEx perdió un 4% tras recortar su guía.
En renta fija, el índice agregado de bonos del Tesoro cedió en el margen un 0,1% tras una suba de 1 pb tanto en la UST10Y como en la UST2Y, que rinden 4,30% y 3,79% respectivamente. Los más perjudicados fueron los Investment Grade y los bonos de mercados emergentes, con bajas del 0,2%.
El dólar se mantuvo estable a nivel mundial, con un DXY que permanece en 97,82. Por otro lado, en Brasil el dólar trepó 0,7% hasta los USDBRL 5,55. Con esto, el dólar frente al real cae un 10,2% en lo que va de 2025. Por su parte, el oro registró una leve suba de 0,2% y cerró en USD 3.329 la onza.
En commodities, se vio un rebote de 1,4% en el petróleo WTI, que cerró la jornada en USD 65,3 por barril tras dos ruedas consecutivas de fuertes contracciones por un total de 13%. A pesar del alto el fuego y del visto bueno de Trump para que China continúe importando petróleo de Irán, persiste cierta cautela, ya que los ataques a instalaciones nucleares iraníes solo habrían retrasado el programa nuclear unos pocos meses. Por otro lado, los inventarios de crudo en EE. UU. mostrados por la IEA reforzaron el rebote en el precio del crudo. Estos cayeron en 5,836 M de barriles la semana pasada, muy por encima de las expectativas de baja de 750.000 barriles, marcando un fuerte ajuste en la oferta y un quinto descenso semanal. En cuanto a los agrícolas, la soja retrocedió un 1,8% y cerró en USD 377,5 la tonelada, niveles no vistos desde abril. Esta presión a la baja se dio por lluvias que beneficiaron las principales zonas agrícolas en EE. UU. En Brasil, también aumentaron las proyecciones de exportación de este grano para junio a 14,37 M de toneladas desde los 14,08 M.
En el dato económico del día, la Fed propuso modificar el ratio de apalancamiento suplementario mejorado, una normativa que exige que los bancos más grandes de EE. UU. mantengan un nivel mínimo adicional de capital basado exclusivamente en su tamaño. Hoy los principales bancos deben mantener ese ratio en 5%, y la propuesta es reducirlo en 1,4 pp. La medida tendría como objetivo facilitar que los bancos puedan prestar con mayor libertad y crear un mayor grupo de compradores para los bonos del Tesoro.
Noticias locales: el país hoy.
En la rueda del martes se vio una notable recuperación de los activos argentinos, favorecida por el contexto global, con subas de 2,0% para los bonos en dólares y de 4,1% para el Merval. Las curvas en pesos operaron sin grandes variaciones, con la tasa fija neutral y la curva CER con leves subas. Por su parte, los dólares financieros operaron levemente a la baja, mientras que el A3500 registró una suba. Además, hoy se llevará a cabo la licitación del Tesoro, en la que deberá afrontar vencimientos por $10,4 billones.
La deuda soberana en dólares registró una fuerte suba de 2,0% promedio, impulsada por el tramo largo, con alzas de 2,8% para el AL41 y el GD41. El movimiento se dio en un contexto de baja de tasas en los bonos del Tesoro de EE. UU., favorable para emergentes. El riesgo país se mantuvo en 714 pb. Por su parte, los BOPREAL avanzaron un 0,2%.
La deuda en pesos se mantuvo neutral en la rueda del martes, a excepción del Bonte 2030 que registró una suba del 1,5%. La curva a tasa fija se mantuvo sin cambios en la antesala de la licitación de hoy, aunque con caídas de hasta el 1% en el tramo largo. Los duales subieron un 0,1%. En cuanto a los bonos CER, cerraron con ganancias del 0,1%, con subas generalizadas a lo largo de la curva. Los dollar-linked fueron los perdedores de la rueda, con caídas del 0,3%.
En el mercado de cambios, el BCRA cerró la jornada con un stock de reservas brutas de USD 41.218 M, subiendo en USD 331 M en el día. En tanto, el tipo de cambio oficial subió un 0,7%, cerrando en $1.176, incluso con una abundante liquidación del agro por USD 194 M. Así, el tipo de cambio promedio de junio cerró un 2,8% por encima del promedio de mayo. Los dólares financieros se movieron en sentido contrario y cerraron con caídas de 0,4% para el MEP (GD30) y 0,3% para el CCL, cerrando en $1.181,9 y $1.184,6, respectivamente.
Los futuros de dólar en A3 avanzaron nuevamente un 0,35%, con la mayor suba en el contrato de octubre (0,81%). La curva de TNA comprimió en el tramo corto a un 35% para el mes de julio, donde desciende hasta 28% en enero 2026 y se mantiene hasta mayo 2026. La devaluación mensual implícita promedio que descuenta el mercado se ubica en 2,3% para diciembre 2025.
Tras la abrupta caída del lunes, el Merval subió un 4,4% en pesos y 4,1% en dólares CCL, para cerrar en USD 1.742. La suba se dio en un contexto favorable para la renta variable a nivel mundial, con el S&P 500 avanzando un 1,2% y el EWZ un 1,5%. Los sectores más beneficiados fueron el financiero, construcción y materiales. En acciones, se vieron subas superiores al 7,5% para Supervielle, Aluar y BBVA. Para las acciones que cotizan en NY, la suba promedio fue del 3,2%, destacándose Supervielle, BBVA y Banco Macro con ganancias por encima del 6%.
Hoy se llevará a cabo la licitación del Tesoro, en la que deberá afrontar vencimientos por $10,4 billones. La Secretaría de Finanzas ofrece la reapertura de Lecaps de corto plazo (S31L5, S29G5, S30S5 y S28N5) y de tres Boncaps de largo plazo (T30E6, T30J6 y T15E7). Del total de vencimientos, el 54% corresponde a la Lecap S30J5, un monto elevado en relación al perfil de vencimientos del resto del año.
Noticias globales: el mundo hoy.
El martes los mercados operaron al alza, impulsados por el anuncio de Trump de alto el fuego entre Israel e Irán. En este contexto, las acciones y los bonos subieron, mientras que el dólar se debilitó y los commodities cerraron a la baja, especialmente el petróleo, que terminó por debajo del nivel previo a los ataques. Además, el presidente de la Fed, Jerome Powell, dio su discurso en el Congreso, donde resaltó nuevamente que no tiene apuro en bajar las tasas y que esa decisión dependerá de los efectos económicos que produzcan los aranceles.
La aparente desescalada entre Israel e Irán, sumado a la continuidad del comercio a través del Golfo Pérsico, impulsaron a los mercados de renta variable en EE. UU. El Nasdaq avanzó un 1,5%, en tanto que el S&P 500 y el Dow Jones lo hicieron un 1,2%. El sector tecnológico lideró las ganancias ante una recuperación del apetito por riesgo, con alzas superiores al 1,5% en Nvidia, Alphabet y Meta.
Los bonos del Tesoro también ampliaron su performance positiva y avanzaron un 0,3% tras una baja de 2 pb en la UST2Y y la UST10Y. Esto se dio a pesar de las declaraciones de Powell, quien aseguró que la Fed no debe apresurarse a recortar tasas y que debe esperar a ver cómo impactan las tarifas de Trump en la inflación y la actividad. También abrió la posibilidad de un recorte más temprano si la inflación se mantuviera estable y el mercado laboral se debilitara. El segmento más beneficiado en renta fija fue el de mercados emergentes, con un alza del 0,7%, seguido de Investment Grade con una ganancia del 0,5%. Por su parte, los High Yield subieron un 0,2%.
En cambio, el dólar prolongó su caída, con el DXY retrocediendo un 0,6% y ubicándose nuevamente en mínimos de marzo de 2022, con un valor de 97,88. La libra y el euro se apreciaron un 0,8% y 0,4% frente al dólar, respectivamente, que a la vez perdió un 1,0% frente al yen. Con esto, el DXY en lo que va de 2025 cedió un 9,8%.
Para los commodities fue una rueda negativa, en la cual el petróleo WTI bajó un 6,0% tras la desescalada en el conflicto en Medio Oriente y cerró en USD 64,4 por barril. Con este nuevo retroceso, el petróleo se encuentra en un nivel inferior al del 12 de junio, fecha en la que Israel atacó a Irán. Ambos países parecían respetar el acuerdo de alto el fuego anunciado por el presidente Trump durante la noche, tras su dura reacción ante las acusaciones de violaciones iniciales del pacto por ambas partes. Por otro lado, la IEA trajo calma respecto a la oferta de petróleo al asegurar que cuenta con 1.200 M de barriles de reserva de emergencia. En cuanto al oro, la caída fue de 1,5% y cerró en USD 3.317 la onza, también impulsado por el alto el fuego.
En el dato económico del día, el déficit de cuenta corriente de EE. UU. se amplió un 44,3% en el primer trimestre de 2025, alcanzando los USD 450.200 M, por encima de lo esperado. El aumento se debió principalmente al fuerte crecimiento en las importaciones de bienes, en particular no monetario y productos farmacéuticos. Al mismo tiempo, el superávit de servicios se redujo y la balanza de ingresos primarios pasó a déficit, mientras que el déficit de ingresos secundarios se achicó.
Inflación, tipo de cambio, actividad, reservas, balanza comercial y metas.
La inflación, que promedió 2,8% m/m en el primer trimestre y en torno al 2% m/m en el segundo (2,8% en abril, 1,5% en mayo y 1,8% estimado en junio –mostrando una pequeña aceleración por la presión de los productos regulados–), podría desacelerarse incluso más en el tercer trimestre, con un promedio de 1,1% m/m previo a las elecciones de octubre. Este sendero está sostenido por un tipo de cambio que se mantiene en torno al centro de la banda cambiaria, precios regulados contenidos y una menor presión en alimentos. No obstante, tras las elecciones, contemplamos una corrección cambiaria que impulsaría transitoriamente la inflación alrededor del 3% m/m en noviembre, para luego retomar el sendero de desinflación. Con este recorrido, la inflación de 2025 se ubicaría en torno al 26,1% i.a. en diciembre, continuando la desaceleración en 2026, que cerraría en un 18% i.a.
En materia cambiaria, el superávit comercial comenzó a moderarse y se proyecta en torno a USD 7.200 M para el cierre del año, muy por debajo de los USD 18.900 M registrados en 2024, debido principalmente al repunte de las importaciones. De hecho, en el acumulado entre enero y mayo, la balanza comercial muestra un superávit de apenas USD 1.883 M, frente a casi USD 9.000 M en el mismo período del año pasado. Esta contracción se explica por el poco crecimiento de las exportaciones, de solo 2,6% i.a., en comparación con las importaciones, que aumentaron más de 34% i.a., reflejando la reactivación de la demanda interna y la normalización del flujo de pagos al exterior. Aun así, la cosecha de soja se mantiene en 49,6 millones de toneladas, y el sector energético aportaría entre USD 7.000 M y USD 8.000 M, superando lo registrado el año pasado. En cuanto a las reservas netas, el stock al 19 de junio se ubica en torno a USD -7.000 M (según la metodología del FMI), mientras que la meta pactada para diciembre exige alcanzar un nivel positivo de USD 1.800 M. Esto implica que el BCRA debería recomprar unos USD 8.800 M netos en el segundo semestre. Para alcanzar ese objetivo, el escenario base asume necesariamente ingresos de divisas vía nuevas emisiones de deuda (o privatizaciones), dado que el BCRA parece retirado del MULC. Hasta el momento, se acumulan colocaciones por USD 1.500 M en Bonte, pero el tope autoimpuesto por el Gobierno permitiría emitir hasta USD 7.000 M en el año. En este contexto, será clave avanzar hacia una colocación de deuda en hard dollar en el mercado internacional, posiblemente tras las elecciones.
El tipo de cambio oficial, tras la flexibilización del cepo, se mantuvo en torno al centro de la banda cambiaria. En la práctica, esto implicó una depreciación nominal superior al 1% m/m desde mediados de febrero, lo que permitió frenar la apreciación real, ya que el tipo de cambio avanzó a un ritmo mayor que la inflación post flexibilización. Esta contención se logró sin intervención del BCRA en el mercado spot, aunque sí se registraron ventas en el mercado de futuros (USD 1.538 M en mayo) y una política monetaria más restrictiva. Para el tercer trimestre proyectamos una depreciación promedio del 2% m/m, todavía por encima de la inflación. En octubre, en la previa electoral, el ritmo podría acelerarse a 4,3% m/m, con un salto puntual del 10,5% m/m en noviembre, antes de retomar un sendero más alineado con la desinflación. Así, el año cerraría con una depreciación acumulada del 33% i.a., por debajo del 43% i.a. de la inflación promedio, implicando una apreciación real del tipo de cambio en el balance anual.
En este contexto, la tasa de interés se mantiene elevada en términos reales, pero gana en volatilidad bajo el nuevo esquema de desarme de instrumentos y retiro de la tasa de política explícita. Con la eliminación de las LEFI, la recompra de Puts y una mayor coordinación con el programa financiero del Tesoro, el BCRA transita hacia un régimen en el que el mercado define las tasas de equilibrio. En el corto plazo, este reordenamiento podría generar cierta presión al alza sobre las tasas ante episodios de absorción de liquidez, como la colocación de BOPREAL o el desarme de pasivos transitorios. Sin embargo, en el mediano plazo, el efecto tendería a ser neutral, dentro de un marco donde el ancla fiscal y el objetivo de estabilidad cambiaria e inflacionaria siguen siendo los pilares del programa.
La actividad económica, tras crecer 0,8% t/t s.e. en el primer trimestre (+5,8% i.a.), se habría desacelerado al 0,2% t/t s.e. en el segundo (+5,9% i.a.). Con estos datos, proyectamos un crecimiento anual del 4,5% i.a., revisado levemente a la baja respecto al 5,4% anterior. El consumo privado mostraría una recuperación del 9,6% i.a., en tanto que se destacaría la inversión, con un avance del 35,2% i.a. en el año (ya se observó un alza del 31,8% i.a. en el primer trimestre). La mejora se apoya en una base de comparación muy baja, pero también en la recomposición del salario real, la desaceleración inflacionaria y una mayor disponibilidad de crédito, que permiten sostener el consumo en sectores urbanos y apuntalan la demanda interna en sectores como comercio y servicios financieros.
En el frente fiscal, se mantiene la proyección de un superávit primario del 1,3% del PBI para 2025, en línea con la meta acordada con el FMI. En los primeros cinco meses del año, el Gobierno acumula un superávit primario de 0,8% del PBI y uno financiero de 0,3%, lo que confirma el compromiso con el ancla fiscal. El gasto público, que había mostrado un repunte real en febrero y marzo, comienza a moderarse, con una expansión real total del 6% en lo que va del año, explicada en buena parte por una baja base de comparación. Las principales partidas que impulsaron esa suba –jubilaciones, salarios y programas sociales, excluyendo AUH– aún se ubican 18% por debajo del pico real de 2023, al tiempo que el ajuste estructural se sostiene en subsidios, obra pública y transferencias discrecionales. Si bien la meta oficial de 1,6% de superávit primario luce desafiante, el cumplimiento de los objetivos pactados con el FMI parece alcanzable en el escenario actual.
En conclusión, el tercer trimestre se presenta como el más desafiante del año, al ser el período previo a las elecciones. El Gobierno apuesta a que se mantenga la relativa calma que caracterizó al segundo trimestre: inflación en descenso, una actividad económica en recuperación –aunque a un ritmo más moderado–, un tipo de cambio contenido dentro de la banda cambiaria y un mayor financiamiento externo que permita cubrir el déficit de cuenta corriente, en particular considerando que ya no se contará con el fuerte ingreso de divisas del agro. El objetivo es transitar hacia las elecciones de medio término sin sobresaltos, lo que permitiría, con un triunfo contundente, una compresión del riesgo país que facilite el regreso al mercado internacional de capitales mediante colocaciones de deuda en moneda dura. Los principales riesgos para este escenario son, por un lado, una profundización de la crisis internacional que encarezca el costo del capital o incluso revierta los flujos hacia países emergentes. Por otro, que la tensión cambiaria se adelante a los comicios y los agentes comiencen a anticipar una depreciación del tipo de cambio, lo que pondría presión sobre la inflación en la previa electoral. Por último, aunque con menor probabilidad de materialización y menor impacto electoral, persiste el riesgo de que la debilidad de la actividad económica –especialmente del empleo– se transforme en un foco de descontento social que condicione el desempeño electoral del oficialismo.
A pesar del fuerte deterioro que sufrieron las expectativas ante la política comercial del presidente Trump, la economía americana mostró una saludable resiliencia que permite alejar los temores de estanflación que planteábamos hasta el mes pasado. La inflación se mantiene bajo control, el mercado laboral se sostuvo firme y la actividad se habría recuperado de la caída del 1Q25. Las cuentas públicas también tuvieron una leve mejora, pero el proyecto fiscal aprobado por la Cámara de Diputados genera incertidumbre sobre la dinámica de la deuda americana, lo que le pone un piso más alto al tramo largo de los rendimientos de los bonos del Tesoro. A esto se suma la reciente escalada de tensión en Medio Oriente por el conflicto entre Israel e Irán, que impulsó el precio del petróleo. En este escenario, la Fed mantiene su postura de no mover las tasas de interés, previendo solo dos recortes para este año y apenas uno en 2026, revalidando el higher for longer con una proyección de inflación más alta y un menor dinamismo en el nivel de actividad, aunque sin recesión.
Sumado a esto, con una postura más negociadora por parte de Trump, los mercados volvieron a mostrar una buena performance hasta mediados de junio, con subas generalizadas en acciones y bonos, que se interrumpieron con los bombardeos en Israel e Irán, mientras que el dólar continuó debilitándose. Si bien el “ritmo de Trump” es un factor de volatilidad, ahora también ampliado a la política interna, no prevemos que se repitan eventos como el “Liberation Day” y esperamos que finalmente se alcance un consenso respecto de la tasa arancelaria que, si bien será mucho más elevada que la de fines de 2024 y la más alta en los últimos 80 años, quedaría muy por debajo de lo estimado antes de la tregua. En cuanto a la tensión geopolítica, aunque representa un nuevo foco de inestabilidad, no se expandiría ni llevaría al precio del petróleo por encima de los USD 75 el barril de WTI, aunque el pronóstico sigue siendo reservado.
Con este marco de fondo, si bien somos más optimistas que el mes pasado, mantenemos la cautela en nuestro escenario. Nos alejamos de un panorama de estanflación y volvemos al soft-landing, por lo que en renta fija priorizamos el tramo corto y medio de la curva, en tanto que en renta variable preferimos posicionarnos en los sectores tecnológico, industrial, bancario y de utilities en EE. UU.
Obligado a negociar… y a ceder. El “estilo Trump” que venimos comentando desde principios de año fue dañando las expectativas, no solo de consumidores y empresarios a nivel global, sino también de los inversores en el mercado. Primero, sufrieron con la suba de aranceles, que pasaron del 2,3% vigente hasta fines de 2024 al 10% en marzo (sobre importaciones desde China, acero, aluminio, México y Canadá no incluidas en el acuerdo de libre comercio). En abril llegó el pánico con el “Liberation Day”, que, mediante un esquema poco transparente, elevaba la tasa arancelaria al 24%. La tregua por 90 días se combinó con mayor presión sobre China, lo cual llevó la tasa al 28% para luego retroceder al 25%. La reunión en Suiza entre representantes de EE. UU. y de China, el pasado 12 de mayo, permitió reducir la tasa al 17%. Ante los escasos avances en las negociaciones con la UE y China, Trump amenazó con aplicar nuevos aranceles. La incertidumbre aumentó aún más el 28 de mayo, cuando el Tribunal de Comercio Internacional de EE. UU. (USCIT) anuló todos los aranceles aprobados por el presidente bajo la Ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional, lo que implicaba la inmediata desactivación de medidas clave como el arancel universal del 10%, las tarifas recíprocas del 25% a México y Canadá, y los aranceles del 30% sobre productos chinos. Como era de esperar, el gobierno norteamericano apeló la decisión y, el 10 de junio, un tribunal federal de apelaciones dictaminó que los aranceles generales a las importaciones implementados por el presidente podrían permanecer vigentes mientras se desarrollara el proceso de apelación. De esta forma, el gobierno podrá seguir recaudando ingresos por la totalidad de sus aranceles actuales hasta que el tribunal tome una decisión, probablemente antes de septiembre. Así las cosas, con la vigencia de los aranceles al acero y al aluminio, la tasa arancelaria se ubica actualmente en 18% y se mantendría al menos hasta el próximo 9 de julio, cuando vence la tregua. A los países que no hayan alcanzado acuerdos comerciales con EE. UU. se les reimpondrán los aranceles “recíprocos” –hasta el momento, solo el Reino Unido lo logró, aunque debe completar el proceso para mantener las disposiciones–, incluida una tasa reducida del 25% para acero y aluminio.
Fuente: elaboración propia en base a Economist Intelligence Unit (EIU)
Caída de importaciones y mejora del saldo comercial. Con la vigencia de los nuevos aranceles, los flujos de comercio exterior comienzan a normalizarse. Los datos oficiales de la balanza comercial de abril marcaron una notable mejora debido al derrumbe que tuvieron las importaciones de bienes, luego de haber registrado un salto del 20% i.a. en los meses previos para adelantarse a la suba de aranceles. Concretamente, el saldo comercial de abril mostró un déficit de USD 61,6 billones, determinado por un saldo negativo de USD 87,4 billones en la balanza de bienes, mientras que en la de servicios se observó un superávit de USD 25,8 billones. Este resultado representó una mejora significativa respecto de marzo, cuando el rojo había alcanzado los USD 138,3 billones, explicado por un déficit de USD 162,2 billones en bienes. La mejora de abril se debió a una caída del 20% m/m en las importaciones de bienes y a un aumento del 3,0% en las exportaciones. Así, en los primeros cuatro meses del año el déficit comercial aumentó 60% i.a., alcanzando los USD 452.000 M, ya que las importaciones crecieron un 18% i.a. y las exportaciones solo 7% i.a.
Lenta reducción del déficit fiscal. Mientras en el Congreso se negocia el plan fiscal de Trump –ya aprobado por la Cámara de Diputados y que deberá ser tratado por el Senado antes del 9 de julio–, el resultado fiscal de mayo mostró una leve mejora, impulsado por una mayor recaudación por aranceles y un menor dinamismo en el gasto primario. En concreto, el déficit fiscal del mes fue de USD 316.000 M, un 9% inferior al de un año atrás. La reducción del desequilibrio se explicó por un crecimiento de los ingresos totales del 15% i.a., que alcanzaron USD 371.200 M, de los cuales USD 27.000 M provinieron de la recaudación por aranceles –sin ese ingreso, el crecimiento de los ingresos habría sido del 8% i.a.–. En cambio, el gasto total subió 2,5% i.a., hasta USD 687.233 M, a raíz de un aumento del 3,0% i.a. en el gasto primario, en tanto que la carga por intereses se redujo 1,3% i.a. Con este resultado, en los primeros cinco meses del año el déficit fiscal acumulado fue de USD 683.800 M, 5,5% por debajo del mismo período del año pasado, gracias a que los ingresos crecieron 10% i.a. –8% i.a. sin aranceles–, mientras que el gasto total aumentó 6,3% i.a. –con una suba del 9% i.a. en intereses y del 5% i.a. en el gasto primario–. Tomando el año fiscal (de octubre a septiembre), el déficit acumulado alcanza los USD 1,3 billones –lo que representa el 6,8% del PBI–, 0,5 pp por encima del mismo período del ejercicio anterior, lo que refleja que la situación fiscal de EE. UU. continúa siendo frágil. Peor aún, según la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), el plan fiscal propuesto por Trump no lograría equilibrar las cuentas, estimándose que el déficit global en los próximos diez años se mantendría en torno al 6% del PBI, lo que llevaría a que la deuda pública suba del 100% actual al 122% del PBI en 2037.
La inflación, estable. A pesar de la suba de aranceles, hasta el momento no se sintió en la inflación minorista, que en mayo volvió a sorprender al resultar menor a la esperada. Tras marcar un alza de 0,2% m/m en abril, en mayo el IPC general desaceleró su marcha, registrando una suba de 0,1% m/m cuando el mercado anticipaba un resultado similar al del mes anterior. La baja respecto a abril se explicó por las caídas de 1,0% m/m en los precios de la energía, de 0,4% m/m en indumentaria y de 0,2% m/m en transporte, mientras que los precios de salud y vivienda aumentaron 0,2% m/m y 0,3% m/m, respectivamente. Con este resultado, en los últimos doce meses el índice general acumuló un alza de 2,4%, contra 2,3% i.a. de abril, lo que sigue marcando la resistencia de los precios a converger al objetivo de la Fed. La menor presión en los precios también se reflejó en el IPC Core –que excluye alimentos y energía– que solo avanzó 0,1% m/m y quedó 2,8% por encima de mayo de 2024. Los precios de los bienes siguen sin reaccionar, al no registrar movimientos en mayo –en un año apenas subieron 0,3%–, en tanto que los precios de los servicios se incrementaron 0,2% m/m y 3,5% i.a. También tuvo una buena performance el índice de precios al productor –sin energía– que durante el mes pasado aumentó 0,1% m/m y 2,7% i.a., desacelerando respecto al 2,8% i.a. de abril.
Continúa la creación de empleos y suben los salarios. Pese a la incertidumbre a la que estuvo expuesto desde hace un año, los datos del mercado laboral siguen marcando una buena dinámica, con una creación de empleo no agrícola estable y con la tasa de desocupación que se mantiene históricamente baja. En mayo se crearon 139 mil nuevos empleos no agrícolas, levemente por debajo de los 147 mil creados en abril, pero superando las expectativas de los analistas que preveían una performance mucho más modesta. El resultado de mayo marcó un crecimiento de 1,1% m/m anualizado y 1,1% i.a., lo que refleja la estabilidad en la dinámica del empleo, que en los últimos doce meses promedió 144 mil nuevos puestos por mes. El buen resultado se apoyó en el sector privado, que generó 130 mil nuevos empleos, superando el promedio de 121 mil mensuales de los últimos doce meses. En contraste, el empleo público quedó sin cambios, lo que marca un cambio de tendencia respecto al año pasado, cuando se generaron 38 mil puestos promedio por mes. Dado que en el mismo mes hubo una caída de 624 mil personas en la Población Económicamente Activa (PEA) y que el empleo agrícola perdió 835 mil puestos de trabajo, la generación de empleo no fue suficiente para reducir la desocupación, resultando en 72 mil personas sin empleo y una tasa de desocupación en 4,2%. Por otro lado, los salarios acompañaron este buen contexto y marcaron un alza de 0,4% m/m –la más alta desde enero– y quedaron 3,9% por encima de los de un año atrás, en línea con la dinámica que mostraron los meses anteriores. Así las cosas, con mejora del empleo y de los salarios reales, la masa salarial real continuó mejorando –subió 2,7% i.a.– y es un buen “colchón” para el consumo privado.
Se recupera el consumo. El consumo de las familias continúa siendo afectado por la incertidumbre, volviendo volátil la dinámica del principal componente del PBI. Recordemos que a fines de 2024 el consumo privado había terminado con alto crecimiento de la mano de la mayor demanda de bienes duraderos. Esta dinámica se interrumpió en enero al marcar una caída de 0,5% m/m, se estabilizó en febrero y en marzo se recuperó con fuerza, con una suba de 0,7% m/m. De esta forma, en los primeros tres meses del año el consumo creció 1,2% t/t anualizado, muy por debajo del 4,0% t/t anualizado del 4Q24. Esto se debió principalmente al consumo de bienes que pasó de crecer al 6,0% t/t anualizado en la última parte de 2024 a solo el 0,1% t/t anualizado en los primeros tres meses del 2025. En abril, el consumo de las familias aumentó 0,13% m/m (1,6% anualizado) y si bien marca una importante desaceleración respecto a marzo, implica una aceleración respecto a la performance del 1Q25. Vale destacar que la moderación que está mostrando el consumo en los primeros meses del año no se debe a caída en los ingresos –que vienen con buen dinamismo– sino a una mayor propensión a ahorrar: mientras que en diciembre de 2024 el porcentaje de ahorro respecto a los ingresos llegaba al 3,5%, desde entonces escaló sin pausa y en abril llegó al 4,9% de los ingresos, el nivel más alto desde mayo del año pasado.
Mejoran las expectativas. La tregua en la guerra comercial, la relativa estabilidad de precios y el buen dinamismo del mercado laboral permiten que mejoren las expectativas de los consumidores luego del derrumbe que tuvieron en los primeros meses del año. De acuerdo a la Universidad de Michigan, en junio el índice de confianza del consumidor subió a 60,5 pts, desde 50,2 pts en mayo –el nivel más bajo desde junio de 2022 y el segundo peor registro desde 1951–, y volvió a los niveles de marzo. La mejora se explicó por la situación presente, que avanzó 4 pts, y más aún por la expectativa futura, que aumentó 10 pts. Igual tendencia mostró el índice de confianza del Conference Board (CB), que en mayo subió a 98 puntos desde el mínimo de 85 puntos registrado en abril. En cuanto a la expectativa de inflación, la de un año bajó de 6,6% en mayo a 5,1% y para cinco años quedó en 4,1%, según la Universidad de Michigan. Aunque con menor volatilidad, similar desempeño marcó la encuesta a un año de la Fed de NY, que retrocedió a 3,2%, desde el 3,6% del mes anterior. De consolidarse esta dinámica, podría ser la base para detener el alza de la tasa de ahorro y darle impulso al consumo de las familias y al nivel de actividad en general.
Sin recesión. Como lo marcamos más arriba, los primeros cuatro meses del año fueron de extrema volatilidad y esto golpeó la dinámica de las variables económicas, dificultando una lectura clara. Esto hace que los pronósticos sean diversos y dejarse llevar por la coyuntura de corto plazo puede resultar en un error de diagnóstico. Por el momento, lo más importante es que el impacto de la suba de aranceles golpeó más sobre los indicadores cualitativos que cuantitativos. Al respecto, la caída de 0,2% t/t anualizada que tuvo el PBI en el 1Q25 se explicó principalmente por el salto de 44% t/t anualizada de las importaciones, que le quitaron 5,2 pp al PBI, efecto que fue parcialmente compensado por el aumento de inventarios, que le aportó 2,8 pp. Para el 2Q25 se espera que las importaciones cedan 14,6% t/t, lo que le aportaría 2,3 pp al PBI, a lo que se suma un mayor dinamismo del gasto privado y público, compensado por el estancamiento de la inversión. Con este marco de fondo, el Nowcast de la Fed de Atlanta apunta a un crecimiento de 3,4% t/t anualizada y quedaría 2,5% por encima al del mismo período del año pasado.
La Fed resiste la presión y no mueve la tasa. En la reunión del 18 de junio, la Fed decidió mantener la tasa de interés de referencia en un rango de 4,25%-4,50% por cuarta reunión consecutiva. Al igual que en las anteriores, el comunicado que acompañó la decisión volvió a destacar que la actividad económica siguió creciendo a buen ritmo, con un mercado laboral sólido y menor desempleo, pero con la inflación superando el objetivo de política monetaria. También subrayó que bajó la incertidumbre sobre las perspectivas económicas, aunque todavía se mantiene elevada. A diferencia del encuentro anterior, no se mencionaron los riesgos de estanflación. Como es habitual a esta altura, la Fed actualizó su mapa de proyecciones, en el cual corrigió a la baja la estimación de crecimiento, subió la de inflación y, si bien mantuvo la proyección de dos recortes de tasa para este año –incluso, casi la mitad de los miembros del comité proponen no bajarla este año o hacerlo una sola vez, señal de que la baja tampoco está garantizada–, redujo a solo un recorte la estimación para el año que viene. Comparado con el comunicado de marzo, la proyección de inflación para este año pasó de 2,7% i.a. a 3,0% i.a. –igual corrección para la inflación “Core”, que pasó de 2,8% i.a. a 3,1% i.a.–, la estimación de desempleo aumentó de 4,4% a 4,5% y para el PBI se redujo la expectativa de crecimiento de 1,7% i.a. a 1,4% i.a. Para 2026 también empeoró el escenario, previendo menor crecimiento –de 1,8% i.a. a 1,6% i.a.–, más inflación –de 2,2% i.a. a 2,4% i.a.– y mayor desocupación –de 4,3% a 4,5%–.
Curva estable, con leves bajas. Con datos de actividad mejores a los esperados, y con las preocupaciones sobre la dinámica de la inflación y de las cuentas públicas –pese a las mejoras en el margen–, la curva de rendimientos de los bonos del Tesoro americano operó estable en el último mes. Los tramos corto y largo finalizaron prácticamente sin cambios, mientras que el tramo medio bajó levemente. En concreto, la UST2Y quedó en 3,94%, 4 pb por debajo del nivel de un mes atrás, en tanto que la UST10Y cerró en 4,39%, 8 pb más baja que a esta altura de mayo. Con esta performance, en lo que va del año acumulan una caída de 30 pb y 20 pb, respectivamente. Diferente es la dinámica de las tasas más largas que, por la fragilidad de las cuentas públicas, están más presionadas. Si bien en el último mes no registraron cambios –la UST30Y quedó en 4,89%–, en el año acumulan un alza de 11 pb. En el caso de los bonos corporativos, la desescalada de la guerra comercial y los buenos balances presentados les quitaron presión a los rendimientos, que volvieron a caer –los IG rinden 5,2% y los HY 7,4%– y ya se ubican por debajo de los niveles de cierre de 2024, aunque el spread con los bonos del Tesoro subió levemente –aun así, se mantiene por debajo de la media histórica–.
Dólar en mínimos de tres años. Si bien la economía americana viene mostrando una importante resiliencia a la incertidumbre y volatilidad de los mercados, e incluso con la Fed manteniendo la tasa de referencia sin cambios, el dólar continuó debilitándose frente a todas las monedas. El índice DXY, que mide la cotización de la moneda americana frente a una canasta de divisas relevantes (euro, yen, libra, dólar canadiense, corona sueca y franco suizo), retrocedió 1,5% en el último mes, alcanzando el nivel más bajo de los últimos tres años. Con este resultado, en lo que va del año bajó 10%, con un desempeño similar entre todas las monedas que componen el índice. El que más aprovechó la incertidumbre en EE. UU. fue el euro, que, apoyado por mejores perspectivas económicas, se fortaleció 10% desde fines del año pasado, en tanto que en el mismo período el yen se apreció 8%. Entre las monedas emergentes se destacó el real brasileño, que a la fecha cotiza en USDBRL 5,49, 11% por debajo del cierre de 2024. En un contexto de guerra comercial con fuerte suba de aranceles bilaterales, la divisa que tuvo un recorrido mucho más estable fue el yuan, que en el año apenas subió 1,5%, cotizando en USDCNY 7,19.
Aumenta el riesgo geopolítico. En el marco de una compleja e inestable situación en Medio Oriente, en la que también incide el cambio en la política exterior de EE. UU., el viernes 13 de junio Israel realizó un ataque con aviones y drones a objetivos militares iraníes con el objetivo de frenar su plan nuclear. No es un dato menor, ya que el conflicto dejó de estar limitado a una milicia para involucrar a un país con mayor poderío militar, que posee la tercera reserva de petróleo del mundo y controla en parte el estratégico estrecho de Ormuz, por donde transita casi un tercio del consumo global de combustibles. Esto enciende una luz roja para toda la región, con fuerte impacto en el mercado energético y consecuencias indudables para la economía global. La respuesta de Irán no se hizo esperar y atacó las principales ciudades de Israel. La reacción inmediata del mercado fue la suba del precio del petróleo, que escaló USD 8 hasta alcanzar USD 75 el barril de WTI, consolidando la recuperación que venía mostrando desde principios de mayo, cuando llegó a cotizar en USD 57. No es la primera crisis en Medio Oriente que afecta al mercado, aunque proyectar un desenlace es arriesgado. Por el momento, confiamos en que la diplomacia logre contener la escalada y que el precio del crudo no se dispare, retornando a los niveles previos a los ataques. De agravarse la situación, se configuraría un escenario más negativo, en el cual la suba de los precios de la energía limitaría la flexibilización de la política monetaria de los principales bancos centrales, con riesgo de derivar en estanflación.
La recuperación del mercado pierde impulso. La desescalada de la guerra comercial fue un gran alivio para los mercados globales. Sin embargo, el agravamiento de la situación en Medio Oriente volvió a golpear el ánimo de los inversores y le quitó impulso a la recuperación que venían mostrando los activos financieros desde el derrumbe de abril. En los últimos 30 días –período que abarca del 19 de mayo al 18 de junio– las acciones y los bonos tuvieron un ligero repunte, el dólar se debilitó, el oro volvió a operar al alza y el resto de los commodities subieron, especialmente el petróleo. En cuanto a la renta variable, los tres principales índices americanos mostraron un comportamiento mixto: mientras que el S&P 500 ganó 0,4%, el Nasdaq avanzó 1,3% y el Dow Jones cayó 1,2%. El resto del mundo tuvo un peor desempeño, con una caída de 0,3% impulsada por las acciones europeas, que retrocedieron 2,3%. En el caso de la renta fija, la estabilidad de los rendimientos de los bonos del Tesoro permitió que el índice general anote un alza de 0,5%, siendo los corporativos Investment Grade los de mejor performance, con una ganancia mensual de 0,9%, en tanto que los bonos del Tesoro y los corporativos High Yield subieron 0,4% y 0,2%, respectivamente. En el mercado de monedas, el dólar DXY se debilitó 1,5% –impulsado por el fortalecimiento del euro, que subió 2,1%, al tiempo que el yen se depreció 0,2%– y el real brasileño fue la moneda de mejor desempeño, con una apreciación de 2,1%. En este contexto, el oro retomó su camino alcista y en el mes aumentó 4,3%, cotizando en USD 3.368 la onza –durante este período incluso alcanzó un nuevo máximo histórico el 13 de junio, cuando llegó a USD 3.450 la onza–. Finalmente, los commodities mostraron alzas generalizadas: el conflicto entre Israel e Irán le dio un nuevo impulso al precio del petróleo –que ya venía subiendo 10% por la expectativa de menor oferta y mayor demanda– y fue el gran ganador del mes, con un incremento del 20% y cotizando en USD 75 el barril de WTI. También fue un buen mes para la soja, que avanzó 2,3%, y para el cobre, que escaló 4,6%.
Ganadores y perdedores del primer semestre. A pocas ruedas de finalizar la primera mitad del año, el balance deja claros ganadores y perdedores. Entre los primeros se ubican el oro, las acciones europeas y de América Latina, mientras que entre los segundos están el dólar y los bonos del Tesoro americano, en tanto que los principales índices de EE. UU. lograron un leve saldo a favor. Concretamente, el oro siguió beneficiándose de la incertidumbre global y se convirtió en el gran ganador del semestre con un incremento de 28%. En renta variable, en lo que va del año el S&P 500 acumuló un alza de 1,9%; en cambio, el índice global sin EE. UU. subió 14%, impulsado por Europa y Latam, que ganaron 21%. En renta fija, los bonos acumulan una suba de 1,3%, impulsados por los bonos corporativos, que siguieron comprimiendo spread respecto a los bonos del Tesoro. En cuanto a los commodities, con el reciente repunte el petróleo acumula un alza de 5,5%, la soja avanzó 7,7%, y el cobre lidera el semestre con una suba del 21%.
Desafiando al escenario base. Si bien la economía en los últimos meses se mostró más resiliente de lo esperado y el escenario de estanflación perdió impulso, el consenso de mercado y la Fed siguen previendo una segunda mitad de año más compleja, en la que el nivel de actividad perderá impulso y la inflación tendría un nuevo repunte debido a que se hará más evidente el impacto de los aranceles. También aparecen en la agenda el fin de la “tregua” que dio Trump para no subir aranceles y las negociaciones en el Congreso para aprobar el plan fiscal. No es un dato menor el conflicto entre Israel e Irán y el riesgo geopolítico que reapareció en la última semana. Muchos eventos pueden definir la suerte de los activos en lo que resta del año. La fragilidad e incertidumbre de la coyuntura actual nos obliga a ser prudentes, priorizando las estrategias defensivas. Al respecto, nuestro escenario base migró de una estanflación a un soft-landing: creemos que Trump no retrotraería los aranceles al “Liberation Day” y que se acomodarán más cerca del 15%, que si bien siguen siendo los más altos del último siglo, es una situación menos grave de lo que se preveía –incluso no descartamos una nueva tregua–. Con la Fed sin mover la tasa hasta septiembre, la curva de rendimientos de los bonos se mantendría estable, aunque preferimos el tramo corto y medio, sumando posiciones en los corporativos IG. En renta variable seguimos priorizando las acciones de EE. UU., previendo que mejorará su performance relativa respecto a otras regiones, especialmente Europa. A nivel sectorial, priorizamos el sector tecnológico, industrial, utilities y bancos.
*Los datos utilizados en el presente informe tienen fecha de cierre 19 de junio de 2025.
Noticias locales: el país hoy.
El lunes se registró una suba en los dólares financieros, el A3500 y los futuros. Por el lado de los bonos en dólares, si bien habían comenzado la jornada a la baja, lograron recuperarse y cerrar con una suba de 0,7%. En cambio, tanto la deuda en pesos –mayormente en el tramo largo– como las acciones operaron con caídas.
En el mercado de cambios, el BCRA cerró la jornada con un stock de reservas brutas de USD 40.887 M, subiendo en USD 636 M desde el viernes, principalmente explicado por el ingreso de USD 500 M por la reapertura del Bonte 2030. En tanto, el tipo de cambio oficial subió un 1%, cerrando en $1.167,33, incluso con una abundante liquidación del agro por USD 260 M. Así, el tipo de cambio promedio de junio cerró un 2,8% por encima del promedio de mayo. Los dólares financieros se movieron en la misma línea, con subas del 0,7% para el MEP (GD30) y el CCL, cerrando en $1.183,8 y $1.187, respectivamente.
Los futuros de dólar avanzaron un 0,67%, impulsados por el tramo largo, que registró avances por encima del 1%. Así, la curva de TNA muestra una pendiente negativa, con una tasa del 40% para julio que va cayendo hasta el 28% en mayo de 2026. Para diciembre de 2025, la devaluación mensual implícita promedio es de 2,3%. Por otro lado, se confirmó la intervención en el mercado de futuros por parte del BCRA. A fines de mayo, el BCRA registró una posición vendida por USD 1.950 M.
La deuda en pesos volvió a mostrar retrocesos. La curva a tasa fija cedió 0,3%, con mayor presión en el tramo largo. En tanto, los duales mostraron caídas del 1,2%, mientras que los bonos CER cerraron con caídas promedio del 0,2%, con bajas más pronunciadas en el tramo largo (-0,4%). Los dollar-linked fueron los únicos ganadores, con subas del 1,8% en línea con la suba de los tipos de cambio.
Tras una semana con caídas, los bonos soberanos en dólares comenzaron la semana con ganancias del 0,7%. La curva bajo ley local fue la más beneficiada, con subas promedio del 0,9%, mientras que los Globales repuntaron un 0,6%. Por su parte, los BOPREAL cerraron con caídas del 0,2% y el riesgo país se mantuvo en los 714 pb.
El Merval sufrió una fuerte caída, en sentido opuesto al S&P 500 que avanzó un 0,8% y al EWZ que se mantuvo neutral. En concreto, retrocedió un 4,2% en pesos y un 6,3% en dólares CCL, cerrando en un nivel de USD 1.671. Las peores caídas se vieron en TGS (-7,70%), Transener (-7,25%) y VALO (-6,12%).
La Secretaría de Finanzas anunció las condiciones de la licitación que se llevará a cabo este miércoles y liquidará el 30 de junio. El menú ofrecido contempla la reapertura de Lecaps de corto plazo (S31L5, S29G5, S30S5 y S28N5) y de tres Boncaps de largo plazo (T30E6, T30J6 y T15E7). En esta instancia, el Tesoro deberá afrontar vencimientos por $10,4 billones, de los cuales el 54% corresponde a la Lecap S30J6.
En el primer trimestre del año, la economía creció 0,8% s.e. respecto al cierre de 2024 y 5,8% i.a. El impulso vino principalmente del consumo privado (+2,9% t/t s.e.) y una fuerte recuperación de la inversión (+9,8% t/t s.e.), mientras que el consumo público mostró una leve baja. En el frente externo, se destacó el salto de las importaciones (+17,7% t/t s.e., la suba más alta desde 1998) y una caída en las exportaciones (-1,5% t/t s.e.). Entre los sectores, los bancos y el comercio lideraron el crecimiento tanto en la comparación trimestral como interanual. Por el contrario, los rubros vinculados al gasto público y hoteles y restaurantes mostraron caídas interanuales.
Noticias globales: el mundo hoy.
La semana comenzó con un desplome en el precio del petróleo, producto de una mejora en las perspectivas de desescalada del conflicto en Medio Oriente. Esto generó menores expectativas de inflación y una mejora en los bonos del Tesoro, lo cual también derivó en una suba para la renta variable. Por otro lado, el dólar continúa debilitándose, en tanto que el oro anotó otra suba.
Los ojos estuvieron puestos en la caída del precio del petróleo WTI, que retrocedió un 8,6% y cerró en USD 68,5 por barril. Esto se dio luego de que el ataque con misiles de Irán a una base estadounidense en Qatar no dejara víctimas, lo que alivió los temores de una escalada inmediata en las tensiones en Medio Oriente. Si bien el mercado ahora descuenta una posible desescalada, persisten riesgos significativos, principalmente la amenaza de que Irán intente cerrar el estrecho de Ormuz, por donde transita cerca del 20% del petróleo mundial. Aunque el Parlamento iraní habría respaldado la medida, la decisión final recae en el Consejo de Seguridad Nacional del país. El secretario de Estado de EE. UU., Marco Rubio, advirtió que tal acción sería un “suicidio económico” para Irán y exhortó a China, su principal comprador de crudo, a intervenir.
Las acciones subieron el lunes mientras el mercado desestimaba temores de un conflicto más amplio. El S&P 500 y el Dow Jones avanzaron 0,8%, mientras que el Nasdaq subió 0,9%. Tras la abrupta caída en el precio del petróleo, las acciones energéticas tuvieron fuertes bajas, como ExxonMobil y Chevron, que retrocedieron entre 2% y 3%. En el plano corporativo, Tesla trepó más de 9% tras presentar sus primeros taxis autónomos, mientras que AMD subió 1% tras una mejora de recomendación, impulsando al sector tecnológico.
La baja en el precio del petróleo y su consecuente alivio en las preocupaciones inflacionarias generaron un impacto bajista en las tasas de interés de los bonos del Tesoro. En paralelo, la gobernadora de la Fed, Michelle Bowman, señaló que podría apoyar un recorte de tasas en julio si la inflación continúa moderándose, reforzando el tono dovish de su colega Christopher Waller el pasado viernes. Concretamente, la UST2Y se redujo en 7 pb y cerró en 3,83%, mientras que la UST10Y cayó 5 pb y cerró en 4,32%. Con esto, el mercado aumentó sus apuestas por una flexibilización monetaria, con unos 55 pb de recortes ya descontados para fin de año. El índice de bonos del Tesoro registró una suba de 0,4%, mientras que Investment Grade avanzó un 0,3% y los mercados emergentes un 0,2%.
En cuanto a monedas, el dólar perdió valor a nivel mundial, con el DXY retrocediendo un 0,3%, quedando en un nivel de 98,4. Las monedas que más se apreciaron frente al dólar fueron el euro (+0,4%) y la libra (+0,5%). Por su parte, el oro avanzó un 0,4%, alcanzando un nivel de USD 3.380 la onza.
En el dato económico del día, las ventas de viviendas usadas en EE. UU. subieron 0,8% en mayo, superando las expectativas, con mejoras en todas las regiones excepto el oeste. El precio mediano fue de USD 422.800. La NAR señaló que las altas tasas hipotecarias siguen limitando la actividad, pero una baja en los rendimientos podría reactivar el mercado.
Noticias y mercado: lo que pasó y lo que viene en el plano local.
La semana corta trajo señales mixtas desde todos los frentes. La fragilidad externa, los interrogantes sobre la sostenibilidad interna y la coyuntura política limitan la recuperación de los activos. En los mercados, el dólar dio un respiro, pero la deuda soberana en dólares y las acciones volvieron a retroceder. Desde la macro, hubo noticias positivas –como el buen resultado fiscal y la caída de los precios mayoristas– y negativas –como el pobre superávit comercial y el aumento del desempleo–. En ese contexto, comienza una semana con inestabilidad global, en la que el Tesoro tendrá una licitación clave. Además, se conocerán nuevos datos de actividad económica y del Balance de Pagos del 1Q25, así como el Balance Cambiario de mayo que se publicará el viernes.
Debilidad del empleo. El desempleo mostró una leve suba en el 1Q25, impulsado por un mayor dinamismo en la oferta laboral. La tasa de desocupación se ubicó en 7,9%, 2 pb por encima del mismo período de 2024, en un contexto en el que la tasa de actividad subió a 48,2% y la de empleo a 44,4%. En términos absolutos, se incorporaron 255 mil personas al mercado de trabajo, pero solo se generaron 194 mil nuevos puestos, lo que derivó en un aumento de 63 mil desocupados. En cuanto al interior del mercado laboral, el empleo registrado (tanto en el sector público como en el privado) cayó 1% i.a., mientras que el número de trabajadores informales se mantuvo estable, en torno a los 5,5 M. La ocupación no se deterioró más gracias al crecimiento del trabajo independiente: los no asalariados –principalmente cuentapropistas y trabajadores por cuenta propia– aumentaron 9% i.a., con 460 mil personas más en un año. En definitiva, el avance del trabajo independiente (de peor calidad en su mayoría) es lo que está conteniendo el deterioro del mercado laboral.
Solvencia fiscal. El gobierno mantiene el ancla fiscal y sobrecumplió la meta con el FMI del superávit primario y financiero. En mayo, el Sector Público Nacional registró un superávit primario de 0,2% del PBI y financiero de 0,08% del PBI. En los primeros cinco meses del año, acumula un superávit primario de 0,8% y financiero de 0,3% del PBI, confirmando el sendero de consolidación fiscal. No obstante, los ingresos cayeron 14% i.a. real, en gran parte por una alta base de comparación: en mayo de 2024 se había concentrado una recaudación extraordinaria del Impuesto a las Ganancias, producto de la devaluación de fines de 2023. Por el lado del gasto primario, se registró una caída de 2% i.a. real, con bajas significativas en subsidios (-54%), programas sociales sin AUH (-18%) y obra pública (-34%), en tanto que jubilaciones con bono (+10%) y AUH (+52%) se expandieron en términos reales. Si bien el gasto primario acumula un alza del 6% real en lo que va del año, ese crecimiento responde en buena parte a una base de comparación baja. Al observar los niveles de gasto en perspectiva, se advierte que los principales rubros que explican la expansión (jubilaciones, salarios y programas sociales excluyendo AUH) se estabilizaron tras una licuación inicial y aún se ubican 18% por debajo del máximo real de 2023. En paralelo, el ajuste estructural sigue concentrado en subsidios, obra pública y transferencias discrecionales, que se sostienen en niveles mínimos: cerca de 70% real por debajo del máximo de 2023.
Fragilidad externa. El resultado comercial de mayo volvió a encender luces amarillas. Se trata de un mes que, por estacionalidad, suele aportar superávits elevados. Sin embargo, el registro fue particularmente débil y anticipa un deterioro más veloz de la cuenta corriente. En este contexto, la búsqueda de financiamiento externo apurada hace unas semanas adquiere una urgencia mayor. El superávit alcanzó apenas USD 608 M, muy lejos de los más de USD 2.600 M observados en igual mes de 2024. Las exportaciones totalizaron USD 7.095 M y retrocedieron 7,4% i.a., debido tanto a menores volúmenes como a precios más bajos. La mayoría de los rubros mostró caídas: productos primarios, manufacturas agroindustriales y el segmento de energía cerraron en terreno negativo. Solo repuntaron las manufacturas de origen industrial, con una suba del 2,1% i.a. Las importaciones, por su parte, escalaron con fuerza hasta rozar los USD 6.500 M, marcando un aumento del 29,4% i.a. Hubo saltos significativos en bienes de consumo, vehículos y bienes de capital. También se destacó la categoría de compras minoristas a través de couriers, que casi se triplicó en la comparación anual. El único rubro con caída fue combustibles y lubricantes (-31,1% i.a.). En el acumulado anual, la balanza también muestra una marcada contracción: entre enero y mayo se acumuló un superávit de USD 1.883 M, contra casi USD 9.000 M en el mismo tramo del año pasado, debido a que las exportaciones apenas subieron 2,6% i.a., al tiempo que las importaciones crecieron más de 34% i.a.
Deflación de productos importados. Los precios mayoristas reafirmaron la señal de desinflación que mostró el IPC en mayo, con una baja de 0,3% m/m (22,4% i.a.) y un alza acumulada de apenas 7,4% en lo que va del año, muy por debajo del 13,3% del índice minorista. El retroceso mensual se debió a la reducción en los precios de los productos importados (-4,1% m/m), en un contexto de mayor apertura comercial y menores aranceles, mientras que los nacionales se mantuvieron estables. En cambio, el Índice del Costo de la Construcción en el GBA –de naturaleza más volátil– mostró un rebote de 3,1% m/m, impulsado por el ajuste paritario en la categoría “Mano de obra” (+5,9% m/m). Aun así, el alza acumulada del 7,6% también se mantiene por debajo del IPC.
Las reservas caen… y el tipo de cambio también. Con el BCRA sin intervenir en el mercado de cambios, la dinámica de las reservas internacionales sigue condicionada por la evolución de la deuda neta del Tesoro Nacional en moneda extranjera y por las variaciones del oro y del dólar a nivel global. En este contexto, las reservas brutas cerraron la semana en USD 40.241 M, USD 224 M por debajo del registro anterior, en tanto que las reservas netas finalizaron con un saldo negativo de USD 7.500 M. A pesar de este pobre desempeño, el tipo de cambio oficial cerró la semana en $1.156,2, lo que implicó una baja semanal de 2,7%. Incluso con este retroceso, el tipo de cambio promedio de junio se ubica un 2,9% por encima de la media de mayo. Los dólares financieros se movieron en la misma línea, con caídas del 1,5% para el MEP y del 2,3% para el CCL, cerrando en $1.175,5 y $1.178,9, respectivamente. Por su parte, los futuros de dólar finalizaron la semana con marcados retrocesos del 1,5%. La mayor baja se observó en el contrato de mayo 2026, que retrocedió 3,3%, mientras que los plazos más cortos registraron caídas promedio del 1,5%. Así, la devaluación mensual implícita para junio, julio y agosto se ubica en torno al 3% m/m, 2,3% m/m hasta diciembre y 2% m/m para el resto de los plazos.
El BCRA coloca USD 810 M en el debut del BOPREAL. En la primera licitación del BOPREAL Serie 4, el BCRA recibió ofertas por un valor nominal de USD 810 M, las cuales fueron adjudicadas en su totalidad. Dado que la suscripción se realizó en pesos al tipo de cambio oficial del día hábil anterior ($1.180,08), la colocación resultaría en una absorción de pesos por $0,96 billones. La liquidación de la licitación será este martes 24 de junio, y estimamos que comenzaría a cotizar en el mercado secundario a una paridad del 83% –la próxima colocación del BOPREAL Serie 4 está prevista para el miércoles 2 de julio–. Esta emisión, sumada a la colocación neta de deuda del Tesoro de la semana anterior, fueron factores contractivos de la Base Monetaria por casi $3 billones, que son compensados por la reducción del stock neto de LEFIs, que al 18 de junio llegaba a $8,5 billones ($5,7 billones de bancos públicos y $2,8 billones de bancos privados), contra $11,3 billones de fines de mayo ($6,4 billones de bancos públicos y $5 billones de bancos privados).
Tasas presionadas al alza. Aunque no exenta de volatilidad, la renta fija en pesos tuvo un desempeño negativo en la semana. Los CER fueron la excepción al cerrar con leves ganancias del 0,1% y los spreads se mantuvieron estables. A estos precios, rinden CER +11,4% en el tramo 2025, CER +10,9% en el tramo 2026 y CER +10,4% en el resto de los plazos. Así, la inflación breakeven promedio se sitúa en 1,6% m/m entre junio y octubre, 1,5% m/m entre noviembre y diciembre y 26,2% i.a. a diciembre 2025. En paralelo, la curva a tasa fija había comenzado la semana con caídas y, a pesar del repunte del jueves, cerró con una pérdida semanal del 0,2%. Así, las tasas tendieron al alza a lo largo de toda la curva, con rendimientos que van desde 2,7% TEM en el tramo corto, 2,5% TEM en el medio y 2,3% TEM en el largo. En cuanto a los duales, cedieron un 0,3% en línea con el débil desempeño de los Boncap de duration similar y rinden 2,1% en su versión tasa fija y un margen del 4,5% TNA sobre la tasa TAMAR, mientras que la TAMAR breakeven promedio se ubica en 24% TNA. En tanto, el Bonte TY30P que venía teniendo un desempeño sólido tras su debut, culminó la semana con bajas del 1,2% y rinde 28,4% TIR, y 25,7% TIR valuado a la fecha de Put. Por último, los dollar-linked tuvieron la peor performance de la semana con caídas del 1,4%, consistente con la baja en los tipos de cambio, y rinden devaluación +8,6%, descontando una devaluación implícita del 12,2% a diciembre 2025.
El riesgo país superó los 700 pb. La deuda soberana en dólares continuó sin mostrar signos de repunte. Los bonos soberanos en moneda extranjera marcaron una caída semanal de 0,8% y el riesgo país subió 36 pb hasta los 714 pb. A estos precios, la deuda soberana bajo ley local mantiene la curva negativa con rendimientos que van del 13,5% TIR en el tramo corto a 11,9% en el tramo largo. En cambio, la curva de Globales se mantiene flat con rendimientos que van del 12,2% TIR en el tramo corto a 11,35% en el tramo largo. La deuda local tuvo un peor desempeño que sus pares emergentes, que tan solo retrocedieron un 0,2% en la semana, mientras que los Corporativos CCC mostraron una compresión de rendimientos de 30 pb. Los BOPREAL cedieron un 0,2% y rinden 7,4% TIR, siendo el BOPREAL Serie 1-A el más destacado, con subas del 0,6%. Al mismo tiempo, los bonos provinciales se mantuvieron estables, aunque con leves caídas del 0,5% en Buenos Aires 2037 (13,7% TIR) y ganancias del 0,4% en Tierra del Fuego 2027 (11,4% TIR). Por último, los corporativos registraron ganancias marginales del 0,1%, destacándose YPF 2029 (7,8% TIR), que subió un 0,5%, y Vista 2035 (8,1% TIR), con alzas del 0,4%.
Acciones en baja. Las acciones argentinas tuvieron un marcado retroceso en la última semana, quedando por debajo del cierre de mayo y acumulando fuertes caídas en el año. En concreto, el índice Merval perdió 5,6% medido en moneda local y 5,2% en dólares CCL, terminando la semana en USD 1.752. Con este resultado, en lo que va de junio acumula una baja de 1,0% y del 18,2% en el año, siendo el índice de peor desempeño de la región. El mal resultado semanal fue generalizado, aunque las acciones de Holcim, Banco Supervielle y Aluar fueron las más golpeadas, que marcaron pérdidas del 10%. Ternium fue la única que logró anotar resultados positivos, con un alza de 1,6%. A nivel sectorial, la peor parte se la llevaron los sectores industrial (-8,6%), de materiales (-7,5%) y financieros (-6%). A pesar de la suba del petróleo, el sector energético acompañó la tendencia general y marcó una caída de 3,5%.
Lo que viene. En el día de hoy, la Secretaría de Finanzas dará a conocer las condiciones de la licitación que se llevará a cabo este miércoles, en la cual deberá afrontar vencimientos por $10,4 billones correspondientes a la Lecap S30J5, el Boncer TZX25 y el bono dollar-linked TZV25. Además, se publica el PBI del primer trimestre de 2025, que habría registrado una suba de 6,1% i.a. y 1,5% t/t. El miércoles se conocerán el Balance de Pagos del mismo período y las estadísticas de turismo internacional de mayo. El jueves será el turno del índice de salarios de abril, que probablemente refleje una nueva caída real considerando la inflación de 2,8% m/m en ese mes. El viernes se difundirá el Balance Cambiario de mayo.
Los contratos de dólar en A3 sufrieron marcadas caídas en la semana en los tramos corto y largo...
Los contratos de dólar en A3 sufrieron marcadas caídas en la semana, tanto en el tramo corto como en el largo. El contrato de mayo 2026 registró las mayores bajas (-3,3%), mientras que el resto de los contratos reflejaron un retroceso promedio del 1,3%.
El próximo contrato en vencer es el de junio, que cotiza en $1.175,5 y marca una devaluación directa de 1,7% y mensualizada de 4,6%. Para los tres meses siguientes, los precios reflejan que la suba en el precio del dólar correría en niveles en torno al 3,2% m/m: 3,3% en julio ($1.209,5), 2,8% en agosto ($1.236,5), 2,6% en septiembre ($1.263) y 2,5% en octubre ($1.289,5). A partir de ahí, señalan una devaluación que continúa al ritmo de 2,1% m/m promedio hasta abril del 2026.
La curva de tasas (TNA) descomprimió respecto de la semana anterior, sobre todo en el tramo corto, mostrando una pendiente negativa. El contrato de julio presenta una TNA del 40%, y de agosto a octubre una TNA desde el 33% al 31%. Desde allí, la curva se mantiene plana en torno a 29% hasta abril del 2026.
El volumen operado subió de USD 2,9 M a USD 3 M en las últimas tres ruedas. El jueves 19 de junio, el interés abierto cerró en 4.512 millones de contratos, observando una caída del 3% m/m y una suba de 134% a/a.
Noticias y mercado: lo que pasó y lo que viene en el plano internacional.
La tensión en Medio Oriente y la cuarta reunión de la Fed fueron los principales factores que movieron al mercado en la última semana. El conflicto entre Israel e Irán no dio señales de resolución y la mirada ahora se centra en cuál será la reacción del país árabe luego del involucramiento de EE. UU. Esto siguió presionando sobre el precio del petróleo. Por otro lado, si bien la Fed cumplió con las expectativas del mercado y no modificó la tasa por cuarta reunión consecutiva, el mapa de proyecciones dejó un panorama más negativo en el que –aunque no se mencionó explícitamente una estanflación– se ajustó a la baja la estimación de crecimiento y se elevó la de inflación. Ante este escenario, reafirmó su compromiso de realizar dos recortes de tasa en lo que resta del año –hasta un rango de 3,75%/4,0%– pero redujo a solo uno los previstos para 2026, consolidando el escenario de higher for longer. Los indicadores económicos de la semana fueron mayormente negativos, con un flojo desempeño de las ventas minoristas y de la producción manufacturera de mayo, mientras que las solicitudes de desempleo se mantuvieron en un escalón más alto. Con este marco de fondo, los mercados operaron relativamente estables, con una ligera caída de las acciones, un leve repunte de los bonos y del dólar, mientras que los commodities cerraron mixtos, con suba del petróleo y baja en el precio del oro. Las miradas de esta semana seguirán puestas en Medio Oriente y en la evolución del precio del petróleo, en tanto que la agenda económica estará cargada de indicadores relevantes, entre los que se destacan la evolución de ingresos y gastos de los hogares, así como el PCE de mayo.
Tensión y bombardeos en Medio Oriente. Desde el ataque israelí a instalaciones militares de Irán el pasado viernes 13, el riesgo geopolítico volvió al centro de la escena. Las dudas sobre la participación de EE. UU. en el conflicto quedaron saldadas el pasado sábado, luego de que Trump anunciara la operación “Martillo de Medianoche”, en la que se lanzó un ataque directo a las bases nucleares iraníes. Se estima que dicho ataque destruyó por completo el plan de Teherán para desarrollar una bomba atómica. Irán respondió anunciando que centrará sus esfuerzos en bloquear el estrecho de Ormuz, una ruta clave para el comercio de energía y el tendido de cables submarinos. Están en juego 5 millones de barriles diarios de petróleo, lo que representa el 70% de la producción de la OPEP. El gran temor de los inversores es que el conflicto se extienda a toda la región, dispare el precio del petróleo y golpee a la economía global con mayor inflación y menor crecimiento. A diferencia de otros episodios de tensión en Medio Oriente, actualmente EE. UU. se autoabastece de petróleo, mientras que China y Europa serían las potencias más perjudicadas ante una nueva crisis energética.
La Fed no se mueve. Tal como se esperaba, en la cuarta reunión del año –al igual que en las tres anteriores– la Fed decidió mantener la tasa de interés de referencia en un rango de 4,25%-4,50%. El comunicado que acompañó la decisión volvió a destacar que la actividad económica siguió creciendo a buen ritmo, con un mercado laboral sólido y bajo desempleo, pero con una inflación que aún supera el objetivo de política monetaria. También se señaló que disminuyó la incertidumbre sobre las perspectivas económicas, aunque esta continúa siendo elevada. A diferencia de la reunión anterior, no se mencionaron los riesgos de estanflación. Lo más relevante del encuentro fue la actualización del mapa de proyecciones, en el cual se corrigió a la baja la estimación de crecimiento y se elevaron las de inflación. Si bien se mantuvo la expectativa de dos recortes de tasa para este año –aunque casi la mitad de los miembros del comité proyecta no hacer recortes o solo uno, lo que indica que la baja tampoco está garantizada–, para 2026 se redujo la estimación a un solo recorte. Concretamente, respecto al escenario de marzo, la proyección de inflación para este año subió de 2,7% i.a. a 3,0% i.a.; la inflación core pasó de 2,8% i.a. a 3,1% i.a.; el desempleo, de 4,4% a 4,5%; y el crecimiento del PBI fue ajustado de 1,7% i.a. a 1,4% i.a. Para 2026, también se empeoró el escenario: menor crecimiento (de 1,8% i.a. a 1,6% i.a.), mayor inflación (de 2,2% i.a. a 2,4% i.a.) y más desocupación (de 4,3% a 4,5%). Con este marco de fondo, la tasa de referencia terminaría 2025 en un rango de 3,75%-4,0% y en 2026 entre 3,50%-3,75%.
Tasas en baja y repunte de los bonos. A pesar de la sorpresa por el sesgo más restrictivo de la Fed –y la consecuente presión de Trump para que Powell baje más rápido la tasa y facilite la reducción del déficit fiscal–, los rendimientos de los bonos del Tesoro operaron con bajas generalizadas en la semana, compensando con creces el repunte de la semana previa. La UST2Y cerró en 3,91%, la UST10Y en 4,38% y la UST30Y en 4,89%, en todos los casos 5 pb por debajo del cierre de la semana anterior y por debajo también del cierre de mayo. En este contexto, los índices de renta fija operaron al alza, con el índice agregado subiendo 0,3% en la semana y quedando prácticamente neutro en lo que va del mes.
Las acciones volvieron a caer. Los tres principales índices de acciones americanos cerraron la semana con leves caídas. El más golpeado fue el S&P 500, que retrocedió 0,5%, reduciendo la ganancia de junio a 0,8%. El sector con mejor desempeño fue el energético, con un alza de 1,0%, y el peor fue el de salud, que cayó 2,6%. En lo que va del mes, se destacan los sectores energético y tecnológico con ganancias acumuladas de 9,1% y 4,2%, respectivamente, mientras que los dos con peor desempeño fueron el de consumo estable y el de consumo discrecional, con pérdidas de 1,5%. La inestabilidad global impactó con mayor fuerza en las bolsas del resto del mundo, que en la última semana retrocedieron 2,7%, con caídas generalizadas, siendo la más notoria la de la Eurozona, que cayó 3,2%.
Leve repunte del dólar. El dólar interrumpió la caída que venía registrando y, en la última semana, repuntó frente a las principales monedas. Concretamente, el DXY subió 0,6%, impulsado por el alza de 1,4% frente al yen y de 0,3% frente al euro. Con este resultado, en lo que va de junio el DXY acumula una caída de 0,6% y del 9,0% en lo que va del año. Lo más destacado de la semana fue el desempeño del real brasileño, que, ante una nueva suba de tasas por parte del BCB –que llevó la tasa Selic de 14,75% a 15%–, impulsó la cotización del dólar a la baja hasta USDBRL 5,49, 0,9% por debajo del cierre de la semana anterior. Así, acumula en junio y en el año una caída de 4,0% y 11%, respectivamente.
Sube el petróleo y cae el oro. La escalada de tensión en Medio Oriente siguió presionando sobre el precio del petróleo, que en la semana subió otro 1,0% hasta USD 74 el barril de WTI. Desde el inicio del conflicto, acumula un alza de 8%, convalidando el repunte de las semanas previas y registrando en junio un salto de 23%, lo que empareja su performance en el año respecto al resto de los commodities. En este sentido, el cobre subió 0,5% en la semana y 3,7% en el mes, mientras que la soja cerró en USD 392 la tonelada, 0,2% por debajo de la semana previa, aunque 2,5% por encima del nivel de fines de mayo. En cuanto al oro, pese al aumento del riesgo global, la semana pasada no actuó como refugio: retrocedió 1,9% y cerró en USD 3.368 la onza.
Lo que viene. Las miradas de esta semana estarán puestas en la situación en Medio Oriente, con la expectativa de que el conflicto no escale, y en la evolución del precio del petróleo, que seguiría presionado al alza ante las amenazas de corte del estrecho de Ormuz. También se destaca el discurso de Powell en el Congreso. En cuanto a la agenda económica, se publicarán datos clave para medir el estado de situación, entre ellos: la tercera y última revisión del PBI y de la cuenta corriente del 1Q25, el consumo personal y el PCE de mayo, los índices PMI y el índice de confianza del consumidor del Conference Board correspondiente a junio.
Análisis de instrumentos de renta fija y variable.
A continuación podrás descargar el informe semanal del mercado local, en el que analizamos los distintos instrumentos de renta fija con posibles escenarios de sensibilidad. Además, mostramos los índices de mercados accionarios locales e internacionales, y finalmente el mercado de renta variable local.
La división entre gestores de inversiones en mercados públicos y privados se está difuminando.
Desde sus inicios, la gestión de inversiones en mercados privados –definidos como el universo de activos no cotizantes en bolsa, que incluye desde empresas y propiedades hasta financiamiento directo– estuvo en manos de firmas especializadas como Blackstone, KKR y Brookfield. Mientras tanto, gigantes como BlackRock dominaban los mercados públicos.
Sin embargo, esta demarcación se está volviendo cada vez más borrosa. En la actualidad, los gestores de inversiones alternativas buscan lanzar productos y captar fondos en mercados públicos, en tanto que los gestores de inversiones en bolsa aceleran sus esfuerzos para competir en mercados privados.
Este fenómeno no es enteramente nuevo. Morgan Stanley cuenta con fondos alternativos desde 1985, pero su unidad no logró despegar y hoy tiene una contribución mínima en el negocio de la firma. De manera similar, Goldman Sachs tuvo una gran oportunidad en 2007, lanzando un fondo de USD 20 mil millones para inversiones alternativas, uno de los más grandes del mercado en ese entonces. No obstante, la crisis subprime que siguió en los años 2008 y 2009 generó cuantiosas pérdidas para sus clientes, por lo que la firma no fue capaz de lanzar un fondo de esa magnitud desde entonces. Este historial sugiere que disputar el dominio de los especialistas en mercados privados no es tarea fácil.
Una diferencia fundamental detrás de la distinción entre gestores de mercados públicos y privados es el patrimonio del cliente promedio. Mientras que las inversiones alternativas apuntaron inicialmente a grandes fondos soberanos y otros inversores institucionales, los gestores de inversiones en bolsa tuvieron históricamente un acceso generalizado a todo tipo de clientes, incluyendo inversores minoristas.
Sucede que, tradicionalmente, los mercados privados fueron inaccesibles para el inversor minorista. Los montos mínimos se medían en millones de dólares y el capital debía inmovilizarse por periodos de hasta 10 años, condiciones prohibitivas para la mayoría.
Pero hoy el panorama está cambiando. Los grandes inversores institucionales ya alcanzaron sus niveles objetivo de exposición a esta clase de activos. Esta madurez del mercado institucional empujó a los gestores de inversiones alternativas a buscar nuevas fuentes de crecimiento: los patrimonios privados.
Gracias a los avances regulatorios y tecnológicos, se están desarrollando productos con montos mínimos más bajos y requisitos más flexibles. Un ejemplo son los fondos mutuos de inversiones alternativas con rescate trimestral, lo cual se hace posible manteniendo una parte de los activos en inversiones de mayor liquidez, como bonos y acciones.
Si bien la irrupción de las inversiones alternativas en los mercados públicos representaba una amenaza para el liderazgo de BlackRock, la firma convirtió este desafío en una oportunidad estratégica. Su objetivo va más allá de los fondos cotizados lanzados por otros gestores: su meta final es desarrollar ETFs que repliquen el rendimiento de los mercados privados como una clase de activo general. Es decir, del mismo modo que hoy es posible replicar el mercado accionario global, el S&P 500 y distintos índices sectoriales, la empresa intentará desarrollar ETFs de private equity, real estate y crédito privado que sean representativos del rendimiento promedio de estas estrategias.
Para materializar esta visión, BlackRock inició una serie de adquisiciones significativas en 2024. Destinó USD 3.200 millones a la compra de Preqin, una plataforma de datos que cubre 60.000 gestores de inversiones alternativas y sus fondos. Asimismo, invirtió USD 24.500 millones en la adquisición de los gestores GIP –especializado en infraestructura– y HPS –enfocado en crédito privado–. De esta manera, BlackRock, el gestor líder en mercados públicos, busca tener un espacio entre los grandes de las inversiones alternativas.
El accionar de esta compañía responde además a una lógica monetaria. La administración de inversiones alternativas es considerablemente más rentable que la gestión de estrategias bursátiles, en especial si estas últimas son pasivas. BlackRock es la firma con mayor cantidad de activos bajo administración del mundo (USD 11,6 billones), pero el 75% de estos activos corresponden a estrategias pasivas y menos de 5% están destinados a inversiones en mercados privados. En cambio, la firma líder en mercados privados Blackstone logra ganancias similares y cuenta con una mayor valuación por bolsa a pesar de gestionar 10 veces menos activos.
Adicionalmente, existe un factor macroeconómico determinante. Un número creciente de empresas opta por postergar o descartar sus planes de cotizar en bolsa. Esta tendencia se debe a los crecientes requisitos y costos asociados con los controles internos, informes financieros y auditorías que inciden sobre las empresas públicas. En la actualidad, más del 80% de las empresas de Estados Unidos y Europa con ingresos anuales superiores a USD 100 M no cotizan en bolsa, lo cual crea un vasto mercado para los gestores de inversiones alternativas.
Como resultado, el número de empresas listadas en Estados Unidos bajó de alrededor de 7.300 en 1996 a 4.300 en la actualidad. Esta menor cantidad de empresas cotizantes en las que es posible invertir, combinada con la mayor demanda de inversiones impulsada por fondos de retiro, crecimiento poblacional e inyecciones de liquidez de los bancos centrales, convalida mayores múltiplos de valuación, lo que podría afectar negativamente los rendimientos futuros de los mercados públicos.
De esta manera, al adentrarse en los mercados privados, BlackRock busca una mayor cobertura frente al potencial menor retorno de los mercados públicos en los años venideros, asegurando su posición en un panorama de inversión en constante evolución.
Los productos que se vienen
Dentro de este segmento, los ETFs de crédito privado representaron el principal hito de 2025, con sus primeras emisiones comenzando a cotizar en mayo y nuevos lanzamientos previstos para los próximos meses.
Para 2026, se anticipa un nuevo avance con la llegada de ETFs vinculados a private equity; es decir, a inversiones en empresas no cotizantes. En este sentido, la firma referente en mercados privados KKR anunció, en conjunto con Capital Group, que tiene en desarrollo dos ETFs orientados a este segmento, cuya aprobación y lanzamiento están previstos para el próximo año.
En línea con esta dinámica, todo indica que los próximos años estarán marcados por una expansión continua de las inversiones alternativas hacia los mercados públicos.
Noticias globales: el mundo hoy.
Los mercados globales cerraron estables en una rueda marcada por la decisión de la Fed y los riesgos derivados de la creciente tensión geopolítica. Los principales índices de acciones estadounidenses cayeron levemente, los bonos avanzaron, el dólar se fortaleció y el petróleo volvió a subir.
Tal como se esperaba, la Fed mantuvo sus tipos de interés en un rango de 4,25%–4,50% por cuarta reunión consecutiva. Los miembros del FOMC reiteraron las proyecciones de dos recortes de tasas adicionales para este año, aunque señalaron que el período de mayor incertidumbre reduce la relevancia de los pronósticos. En ese sentido, subieron la proyección de inflación para este año al 3,0% y la de desocupación al 4,4%, en tanto que redujeron la de crecimiento al 1,4%. Además, las proyecciones reflejaron una visión más pesimista sobre las perspectivas macroeconómicas en el contexto de los aranceles y la imprevisibilidad de la política económica: disminuyó la cantidad de recortes de tasas previstos para los próximos años, al tiempo que aumentabaron los riesgos de crecimiento, desempleo y estanflación. Powell aseguró que la Fed está en condiciones de esperar el tiempo que sea necesario para modificar su política.
Tras la decisión de la Fed, los rendimientos de los bonos del Tesoro reaccionaron al alza, aunque terminaron prácticamente en los mismos niveles que en la rueda anterior. La UST2Y cerró en 3,94% y la UST10Y en 4,39%. En este contexto, los bonos tuvieron una rueda levemente positiva, con el índice agregado marcando un alza de 0,1%.
En cuanto a las acciones, los tres principales índices de EE. UU. cerraron sin cambios, aunque a nivel individual se destacaron las caídas de Visa, Mastercard y PayPal, que se desplomaron más de un 4% cada una después de que el Congreso aprobara su ley de criptomonedas estables.
En el mercado de commodities, el petróleo subió 0,4% y cerró levemente por encima de USD 75 el barril de WTI. También fue una buena rueda para el resto de las materias primas, con el cobre y la soja subiendo 0,9% y 0,1%, respectivamente, mientras que el oro se diferenció del resto al anotar una caída de -1,6% hasta los USD 3.385 la onza.