Análisis de instrumentos de renta fija y variable.
A continuación podrás descargar el informe semanal del mercado local, en el que analizamos los distintos instrumentos de renta fija con posibles escenarios de sensibilidad. Además, mostramos los índices de mercados accionarios locales e internacionales, y finalmente el mercado de renta variable local.
Descargar informe al 08/08/2025
House View local: julio de 2025.
En julio, la tensión cambiaria se adelantó a los pronósticos y golpeó a los activos locales con caídas generalizadas y suba del riesgo país. La buena noticia de la baja de la inflación y del mantenimiento del superávit fiscal primario no fue suficiente para contener las presiones derivadas del desarme de LEFIs y del frente externo. La volatilidad e incertidumbre escalaron y reconfiguraron el escenario macroeconómico, con un tipo de cambio más inestable, cercano al techo de la banda superior, y con tasas de interés más elevadas. Si bien por el momento el traslado a precios es lento y permite una saludable mejora en el tipo de cambio real de la Argentina, haciéndolo más competitivo, el alza en las tasas de interés tendrá impacto en una economía que ya mostraba claros signos de “fatiga”. Aunque las perspectivas electorales para el oficialismo siguen siendo alentadoras, la debilidad de la actividad y la amenaza de un rebote de la inflación son riesgos a seguir de cerca. Más aún cuando la tensión en el mercado cambiario continuará por la menor liquidación de exportaciones y la habitual dolarización de carteras preelectoral. Con este marco de fondo, si bien somos constructivos en el mediano plazo con los activos locales, el camino a octubre será exigente.
La actividad perdió impulso. En mayo, la actividad económica cayó 0,1% m/m y no logra superar el nivel registrado en febrero pasado. En términos interanuales, creció 5% y acumula una suba de 6,1% i.a. en los primeros cinco meses del año. A nivel sectorial, la mayoría mostró mejoras interanuales, destacándose la intermediación financiera (+25,8% i.a.), comercio (+10% i.a.) y hoteles y restaurantes (+6,1% i.a.). La performance es heterogénea entre sectores y algunos ya comienzan a mostrar signos claros de agotamiento, como la construcción y el agro. Para junio, los datos adelantados son mixtos y sugieren que la actividad económica no habría tenido un buen desempeño, acumulando cinco meses de estancamiento. Hacia el segundo semestre, la menor dinámica de la actividad continuaría, con los principales riesgos puestos en el consumo por el deterioro de los salarios reales –si bien en mayo aumentaron 0,9% m/m, se ubican 0,5% por debajo de diciembre de 2024– y por el menor dinamismo del crédito como consecuencia de las mayores tasas de interés. Las tasas altas impactan también por el lado de la inversión y la oferta de bienes y servicios.
Inflación contenida. En junio, el IPC nacional subió 1,6% m/m, con un alza acumulada de 15,1% en 2025 y de 39,4% respecto a un año atrás (21,3% anualizada). Si bien marcó cierto repunte en relación al 1,5% m/m registrado en mayo, el IPC Core subió sólo 1,7% m/m (22,6% anualizada), el menor registro desde enero de 2018 si se excluye la pandemia. Los precios regulados aumentaron 2,2% m/m a raíz de transporte público (+2,7%) y electricidad (+1,7%), mientras que los estacionales bajaron 0,2% m/m, con frutas retrocediendo 1,1%. En paralelo, los precios mayoristas (IPIM) avanzaron 1,6% m/m –tras haber caído en mayo– con alzas de 1,7% m/m en productos nacionales y 1,3% en importados, acumulando una suba de 9,2% en 2025 (+21,2% i.a.). El costo de la construcción en el GBA sumó un 1,3% m/m y 31% i.a., con un alza acumulada de 8,8% en el año. El proceso de desinflación gana consistencia no solo por la moderación en el ritmo de aumentos, sino también por la menor dispersión entre rubros: ya no se observan desvíos mensuales, y la mayoría de los precios se mueven en rangos acotados. A su vez, se logró quebrar la resistencia de la inflación núcleo, que entre enero y abril se había mantenido en torno al 3% mensual, bajando a 2,2% en mayo y 1,7% en junio. El pass-through del tipo de cambio se mantiene bajo, incluso en un contexto de mayor volatilidad cambiaria, y las expectativas de inflación lucen contenidas. Hacia adelante, los datos de alta frecuencia sugieren una leve aceleración en julio –en torno al 2% m/m– aunque sin indicios de remarcaciones generalizadas.
Ancla fiscal firme, pero con desafíos. En junio, el Sector Público Nacional registró un superávit financiero de 0,06% del PBI y primario de 0,1%. Los ingresos crecieron 2% i.a. real, impulsados principalmente por Derechos de Exportación (+93% real, último mes con rebaja de retenciones) y Seguridad Social (+13%). En cambio, el gasto primario aumentó 1% i.a. real, traccionado por jubilaciones con bonos (+3%), AUH (+14%) y transferencias a provincias (+136%, por la devolución de fondos a CABA), compensado por la baja en programas sociales (-32%), subsidios (-28%) y gasto de capital (-30%). Con este resultado, en el primer semestre el Tesoro logró un superávit financiero de 0,4% del PBI y primario de 1,0% del PBI –vale destacar que, contabilizando los intereses de las Lecap, que al ser capitalizados se registran “bajo la línea”, el resultado financiero sería un déficit de 1,2% del PBI–, lo que marca cierto deterioro respecto al mismo período de 2024, cuando habían sido de 0,5% y 1,4% del PBI. El menor excedente fiscal se explicó porque los ingresos cayeron 2,0% i.a. real –la eliminación de los ingresos por impuesto PAIS no logró ser compensada por los asociados al mayor nivel de actividad–, en tanto que el gasto primario subió 5% i.a., debido mayormente a jubilaciones con bono (+15%), AUH (+36%) y transferencias a provincias (+132%).
En un contexto en el que el stock de Lecaps viene en aumento y en el que las tasas de interés subieron un escalón –pasaron de un rango de 30% de TEA a uno cercano al 45% de TEA–, la dinámica de la deuda en pesos empieza a generar preocupación –el interés mensual promedio implica una carga implícita de intereses de 2 pp de PBI anuales– y si bien no aparece en el resultado fiscal base caja ni devengado, sí condiciona la sostenibilidad a futuro. Se estima que, por cada punto adicional de tasa efectiva mensual, la carga de intereses sube en torno a 0,5% del PBI. De esta forma, la combinación de menor recaudación y mayores tasas plantea un trade-off exigente para mantener el sendero fiscal, incluso si el resultado primario se mantiene en terreno positivo. Además, persisten riesgos por iniciativas legislativas que agregarían presión al gasto, aunque por ahora se espera que el veto presidencial neutralice su impacto.
Luces amarillas en el frente externo. En junio, el saldo de la cuenta corriente del mercado cambiario logró un superávit de USD 2.295 M, casi el triple que el registrado el mes anterior y el mejor resultado desde mayo del año pasado. Esta mejora fue determinada por el fuerte incremento de las exportaciones liquidadas, que marcaron un récord histórico de USD 9.100 M –85% más que en junio del año pasado–, mientras que los pagos por importaciones totalizaron USD 5.745 M, 40% más que un año atrás. Esto resultó en un superávit comercial liquidado de USD 3.376 M. Dado que el saldo liquidado superó con creces al saldo devengado de USD 1.200 M, este resultado indica un fuerte adelantamiento en la liquidación del agro. El excedente comercial fue contrarrestado en parte por el déficit en la cuenta de servicios reales por USD 750 M –a raíz del déficit de la cuenta de viajes por USD 850 M– y por el pago neto de intereses por USD 330 M –recordemos que la demanda por dividendos sigue restringida–. El superávit de la cuenta corriente fue compensado por el déficit de USD 2.043 M en la cuenta capital y financiera, determinado principalmente por la formación de activos externos por USD 4.051 M, al tiempo que el ingreso neto por préstamos financieros fue de USD 1.378 M. De esta forma, el resultado de las operaciones en el mercado cambiario resultó en un superávit de USD 252 M. Al considerar las operaciones del sector público (pagos netos de intereses y colocación neta de deuda) y la Posición Cambiaria General (PCG) de los bancos, construimos el Balance Cambiario, el cual marcó un superávit de cuenta corriente por USD 2.158 M y superávit de cuenta financiera por USD 745 M –esto porque el déficit de la cuenta financiera del mercado cambiario fue más que compensado por las operaciones del sector público y el BCRA, que lograron un financiamiento neto de USD 3.370 M, contrarrestado por la caída en el PCG de los bancos–.
Las reservas internacionales, lejos de la meta. En julio, las reservas internacionales tuvieron una caída de USD 1.107 M y cerraron el mes con un stock bruto de USD 38.867 M. Esta contracción estuvo determinada principalmente por vencimientos de deuda del Gobierno en moneda extranjera por USD 4.200 M, que fueron compensados en parte por el ingreso de préstamos de organismos internacionales por USD 1.500 M, compras de divisas del Tesoro Nacional por USD 900 M y por USD 1.000 M de suba de encajes en moneda extranjera. Por su parte, las reservas internacionales netas cerraron con un stock negativo de USD 8.145 M, casi USD 2.000 M menos que a fines de junio. Con este marco de fondo, y muy lejos de la meta establecida en el acuerdo original –a esta altura del año las reservas deberían haber marcado un saldo negativo en torno a USD 3.000 M–, la revisión del programa con el FMI redujo en USD 5.000 M el objetivo de reservas netas para este año –no cambió la del programa total, que deberían llegar a fines de 2027 a USD 22.900 M–, por lo que ahora deberían terminar el año con un saldo negativo de USD 2.600 M –lo cual sigue siendo exigente para la dinámica que están teniendo–.
Devaluación y mejora de la competitividad. A pesar de haber contado con mayor liquidación del agro –en julio el agro vendió divisas por más de USD 4.500 M, superando el registro de junio y siendo un nivel récord para esta altura del año, debido a que las empresas aprovecharon la ventaja de la baja transitoria de los derechos por exportación—, en julio pasado el tipo de cambio oficial cerró en $1.367. Esto es 13% más arriba que en junio, acumulando desde la eliminación del cepo para personas físicas un alza de 22%. Así, desde que se flexibilizó el control de cambio para personas físicas, el tipo de cambio se movió a razón de 4,4% por mes (70% anualizado). Dado que en el mismo período el dólar a nivel global se debilitó y que la inflación local viajó al 2,0% por mes (26% anualizado), la suba del tipo de cambio permitió mejorar la competitividad del peso –medido con el TCRM– un 18% desde el piso de abril, dejándolo en un nivel mucho más acorde con el promedio histórico.
Desarme de LEFIs, volatilidad y suba en las tasas de interés. La eliminación de las LEFIs del BCRA no pasó desapercibida en el mercado. Es que, al quitar estos instrumentos, aumentó la liquidez del sistema financiero al equivalente del 30% de la base monetaria. La consecuencia inmediata fue un derrumbe de tasas de interés diaria –la tasa de caución bajó del 30% a 16% de TNA– y presión alcista sobre el tipo de cambio. Esto obligó a que el Tesoro y el BCRA intervengan para retirar la liquidez excedente y reducir el incentivo a dolarizar carteras con licitación fuera de calendario –convalidó tasas reales por encima del 20% que marcaron un piso para el mercado–, intervención en futuros de cambio, operaciones de mercado abierto y pases pasivos. Así, si bien la tasa de caución terminó en 32% de TNA –vs. 30% a fines de junio–, la tasa de Lecaps promedio quedó en 37% de TNA –unos 7 pb por encima de junio–. Similar comportamiento tuvo la tasa Badlar y la TAMAR, en tanto que el mayor impacto lo tuvieron las tasas activas, como la de Adelantos, que pasó del 38% al 57% de TNA –incluso tuvo jornadas en las que llegó a superar el 85% TNA, el nivel más alto desde marzo de 2024, pero con una inflación mucho menor (36% i.a. vs. 240% i.a.)—. Este nivel de tasas reales será una dura prueba para que el Tesoro renueve los próximos vencimientos y, seguramente, repercutirá de forma negativa sobre una economía real que ya mostraba indicios de enfriamiento.
Mal mes para los activos locales. En julio, los bonos soberanos en dólares registraron una caída promedio del 1,3%, llevando el riesgo país a 716 puntos básicos y reduciendo la ganancia acumulada en el año a 0,6%. Dentro del segmento ley local, el AE38 y el AL35 retrocedieron 1,7% y 1,6%, respectivamente, mientras que, entre los Globales, el GD35 y el GD38 perdieron 1,9% y 1,8%. La corrección fue similar a la de bonos comparables (-0,9%), aunque estos últimos acumulan un rendimiento superior en lo que va de 2025 (+2,3%). La curva de Bonares continúa mostrando pendiente negativa, con rendimientos entre 13% y 12%, en tanto que la de Globales se mantiene prácticamente plana en torno al 12%. Por su parte, los BOPREAL cedieron 0,7% en el mes, aunque siguen liderando el acumulado anual con una suba del 8,5%. Actualmente, las Series 1 operan con rendimientos en el rango de 6% a 8%, al tiempo que la Serie 4 ofrece una TIR cercana al 11%. Los bonos subsoberanos avanzaron 0,2% en julio y acumulan un rendimiento de 8,0% en lo que va del año, con buen desempeño de Chubut 2030 (+1,6%) y Tierra del Fuego 2027 (+1,5%). En el segmento corporativo, las ONs en dólares mostraron un alza promedio de 0,6% en el mes y 4,1% en el acumulado anual, destacándose YPF Luz 2032 ley NY (+1,9%) y Telecom 2031 ley NY (+1,5%). Por su parte, el Merval registró una suba del 3,3% medido en dólares CCL, aunque aún muestra una caída del 20,3% en el año. A nivel sectorial, se observó una mayor dinámica en utilidades y energía, mientras que, en términos de performance individual, sobresalieron Transener (+12,9%), TGS (+10,7%) y Ternium (+8,1%).
En cuanto a la renta fija en pesos, el desempeño fue positivo, aunque no logró compensar la suba del 13% en el tipo de cambio, que cerró en $1.360. El mes estuvo atravesado por una marcada volatilidad en las tasas de interés, impulsada principalmente por la eliminación de las LEFIs, lo que generó tensiones al alza tanto en las tasas de caución como en la curva a tasa fija y en las tasas reales en los bonos CER. Hacia fin de mes, las tasas se ubicaron por encima de los niveles observados a comienzos de julio, con la caución cerrando en 32,3% TNA (vs. 25% TNA a principios de mes). Por su parte, el tramo corto de la curva a tasa fija finalizó en torno al 38% TNA (vs. 31% TNA al inicio), aunque durante el mes llegó a operar en niveles promedio cercanos al 47% TNA. En este contexto, los bonos dollar-linked fueron los más favorecidos, alcanzando subas del 8,8% en el mes y 31,4% en el año, y cerraron con rendimientos de devaluación +12%. En tanto, la curva a tasa fija avanzó un 1,4% y muestra una pendiente negativa con rendimientos que van del 3,1% TEM en el tramo corto al 2,8% en el largo. Los bonos duales registraron un alza del 0,5% en el mes, con un rendimiento promedio en torno al 2,6% TEM / TAMAR +8%. Por otro lado, los bonos CER retrocedieron 0,1% en julio, con un rendimiento total del 15,3% en lo que va del año. Actualmente, ofrecen tasas reales de CER +13% (2025), +15% (2026) y +13% (2027 en adelante). Al mismo tiempo, el Bonte mostró una caída del 0,2% y rinde 26,8% TNA. En el mercado de futuros, los contratos exhibieron un aumento promedio del 9,9%, con avances generalizados a lo largo de la curva. El volumen operado creció 80% hasta USD 2.337 M, mientras que el interés abierto se duplicó (+104%), llegando a los USD 7.689 M, con una fuerte concentración en los contratos de julio y agosto (85%), lo que podría sugerir una posible intervención del BCRA.
Perspectivas. Tras el salto del tipo de cambio y la volatilidad en las tasas de interés ante el desarme de LEFIs registrado durante julio, esperamos cierta estabilización en el corto plazo, aunque en niveles más altos. La clave ahora pasa por el impacto que tendrán estos movimientos sobre la dinámica de precios y la actividad. Al respecto, esperamos cierto repunte de los precios minoristas, aunque sería muy bajo considerando la suba del tipo de cambio, por lo que elevamos nuestra proyección al 2% m/m. Estimamos una importante desaceleración del crédito, lo que consolidaría el estancamiento de la actividad –incluso podría tener cierto retroceso–. La tensión política irá en aumento a medida que nos acerquemos a las elecciones, especialmente las de la provincia de Buenos Aires. En caso de que el Gobierno logre un buen resultado electoral, será una noticia positiva para el mercado. Por su parte, la plaza cambiaria seguirá bajo presión por la menor oferta de exportaciones –en julio el agro adelantó las liquidaciones para aprovechar la baja de las retenciones– y una demanda más alta por los pagos de importaciones de bienes y servicios y, en particular, por la dolarización de carteras. La evolución de las reservas internacionales dependerá de los ingresos netos de deuda de organismos internacionales y de las operaciones del sector público, ya sea por compra de divisas como por emisiones de deuda neta, de modo que no esperamos grandes avances en este sentido. El ancla fiscal seguirá siendo el gran activo del Gobierno, aunque por el menor dinamismo de la recaudación, mayor carga de intereses y menor espacio para el ajuste del gasto, estimamos que el resultado será menor al del año pasado.
Estrategia
*Los datos utilizados en el presente informe tienen fecha de cierre 6 de agosto de 2025.
Claves para una sucesión exitosa que desafíe la "regla de las tres generaciones".
“El objetivo final de una empresa familiar no es solo transferir el negocio, sino también una familia unida y comprometida” (John A. Davis, experto en empresas familiares). El especialista, habla sobre la Regla de las Tres Generaciones. En ella, la riqueza tiende a crecer rápidamente en una sola generación, ya sea en la generación fundadora o en una de las primeras generaciones y luego toma uno de los siguientes tres caminos. El camino de declive gradual, donde el patrimonio se consume más rápido de lo que se genera, o el negocio no se adapta a los cambios en la industria. El segundo camino, conocido como el camino de descenso acelerado, además de las causas anteriores hay apuestas riesgosas fallidas o conflictos patrimoniales que erosionan los activos. Por último, las familias que logran preservar y hacer crecer su patrimonio a lo largo de las generaciones transitan el camino de la regeneración. Estas familias adoptan principios y prácticas estratégicas orientadas a la creación sostenida de valor mediante talento, unidad, misión compartida, diversificación y control del estilo de vida.
Cuando no se planifica estratégicamente, el traspaso de liderazgo en una empresa familiar puede generar tensiones internas, poner en riesgo la continuidad del negocio e incluso desencadenar conflictos en torno a la propiedad. ¿Por qué tantas familias postergan este proceso clave? Porque hablar de sucesión no solo implica tomar decisiones organizacionales complejas, sino también enfrentar dinámicas emocionales profundas que muchas veces se evitan: lealtades cruzadas, expectativas no dichas, temores personales o dificultades para soltar el control. Abordarla a tiempo requiere no solo planificación, sino también coraje y madurez familiar.
Sucesión no es igual a herencia
La sucesión no debe entenderse como un evento puntual de transferencia patrimonial, sino como un proceso que involucra dos dimensiones: la sucesión en la gestión y en la propiedad.
La primera dimensión crítica en el proceso sucesorio es el traspaso del liderazgo operativo y estratégico del negocio, ya sea a un miembro de la siguiente generación o a un ejecutivo externo. Esta transición requiere identificar y formar líderes con visión, criterio y compromiso, y, al mismo tiempo, que el fundador pueda correrse de un rol ejecutivo para adoptar uno más institucional, habilitando así nuevos estilos de liderazgo.
En este contexto, los Next Gen -es decir, los miembros de la próxima generación de una familia propietaria, de entre 18 y 40 años, que aspiran a convertirse en los responsables e influyentes de la organización- tienen un papel central en la continuidad del legado empresarial. Sin embargo, ese recambio no siempre encuentra las condiciones necesarias. Según la Encuesta Global de Empresas Familiares de PwC (2023), el 40 % de los Next Gen aún no ha participado en una reunión de directorio. Además, muchos manifiestan necesitar más formación antes de asumir responsabilidades, y un número significativo prefiere consolidar primero su propio camino profesional antes de integrarse formalmente al negocio familiar. Estos datos reflejan una brecha real entre la voluntad de continuidad y la preparación efectiva para asumir el mando.
Pero la sucesión no se limita al liderazgo operativo. La segunda dimensión clave que mencionamos es la sucesión en la propiedad, es decir, el traspaso de los derechos patrimoniales hacia la siguiente generación. Este proceso requiere anticipación y el diseño de estructuras legales eficientes que permitan preservar la unidad económica del patrimonio y evitar su fragmentación. Para ello, resulta fundamental contar con acuerdos entre socios que establezcan reglas claras de participación, mecanismos de salida, criterios de distribución y procedimientos efectivos para la resolución de conflictos. La claridad en estos marcos no solo reduce la incertidumbre futura, sino que también protege la continuidad del negocio en contextos de cambio generacional.
¿Cuándo empezar? Antes de que haga falta
Pocas empresas familiares cuentan con un plan de sucesión discutido y documentado. Sin embargo, cuanto antes se inicie este proceso, mayores serán las posibilidades de formar, acompañar y alinear expectativas con tiempo suficiente para corregir el rumbo si hace falta.
El primer paso es realizar un diagnóstico temprano de habilidades, intereses y motivaciones en la siguiente generación. Esto permite identificar fortalezas, niveles de compromiso y posibles trayectorias dentro del negocio. Para afianzar ese proceso, son especialmente valiosas las rotaciones internas por distintas áreas, que ofrecen una visión integral de la operación y permiten tomar decisiones más informadas sobre futuros roles.
Además, el acompañamiento de mentores externos —ajenos a la dinámica familiar— contribuye a fortalecer el criterio, la autonomía y la legitimidad de quien esté llamado a liderar. Este apoyo es clave para evitar que la sucesión se perciba como un derecho adquirido, y en cambio, se consolide como un camino ganado con preparación y desempeño.
Al mismo tiempo, es necesario profesionalizar la transición. Herramientas como Consejos de familia, protocolos de incorporación, acuerdos societarios y pautas claras de comunicación ayudan a ordenar el proceso y reducir ambigüedades. La educación financiera también juega un rol esencial: no solo facilita la comprensión de la estructura jurídica del patrimonio, sino que también permite identificar riesgos y proyectar el capital familiar con visión de largo plazo.
En muchas familias empresarias, el fundador asume la doble responsabilidad de proteger lo construido y preparar a quién vendrá. Ese equilibrio no se logra por intuición ni bajo presión. Requiere un rol activo como mentor: con disposición para guiar sin controlar, y con la generosidad de habilitar nuevas formas de liderar.
Una construcción compartida
El legado no se transfiere: se construye. Las familias que logran definir una visión común, una causa compartida o un conjunto de valores fundacionales tienen mayores probabilidades de sostenerse unidas y vigentes a lo largo del tiempo. La transición generacional se vuelve verdaderamente exitosa cuando está anclada en una narrativa que conecta el pasado con el presente y proyecta el futuro.
En este sentido, las estructuras patrimoniales por sí solas no garantizan continuidad. Lo que realmente permite trascender generaciones es la existencia de convicciones profundas, vínculos intergeneracionales sólidos y un propósito compartido. La transmisión del legado no es solo una decisión empresarial: es una práctica cultural, que involucra conversaciones difíciles, apertura genuina y una visión de largo plazo.
El verdadero desafío está en preservar lo construido sin congelarlo, habilitando a la siguiente generación a aportar su mirada, sus capacidades y su propia impronta. Solo así, el legado deja de ser una carga para convertirse en una plataforma.
El legado se define en las decisiones que tomamos hoy: en cómo lideramos, cómo acompañamos, cómo compartimos responsabilidades y cómo preparamos a quienes vendrán después.
Planificar la sucesión no es solo una decisión empresarial. Es un acto de visión, generosidad y compromiso con el futuro.
Noticias globales: el mundo hoy.
La rueda dejó un panorama mixto en Wall Street, con avances selectivos en tecnológicas y retrocesos en otros sectores, mientras los datos de subsidios por desempleo reflejaron un enfriamiento del mercado laboral. En renta fija, las tasas de los bonos subieron levemente, el dólar tuvo un leve repunte y el oro avanzó. El petróleo cedió ante expectativas de distensión en Ucrania, y la soja repuntó desde mínimos de cuatro meses.
Las acciones operaron mixtas, con una leve tendencia a la baja. El Nasdaq avanzó un 0,11%, mientras que el Dow Jones y el S&P500 cayeron 0,19% y 0,59%, respectivamente. Entre las compañías vinculadas a los semiconductores, Nvidia y Broadcom subieron un 0,4%, mientras que AMD se disparó un 6%, recuperando por completo la caída registrada en la sesión anterior tras la presentación de resultados. Por su parte, Apple extendió el fuerte impulso de la semana con un salto del 3% tras anunciar que invertirá USD 100.000 M en manufactura en EE. UU. En cambio, Eli Lilly se desplomó un 15% tras publicar resultados decepcionantes de un estudio sobre su píldora para bajar de peso. También Intel retrocedió un 3% luego de que el presidente Trump pidiera públicamente la renuncia de su CEO.
En el mercado de bonos, las tasas subieron en el margen 2 pb para la UST2Y y 1 pb para la UST10Y, que cerraron en 3,72% y 4,25%, respectivamente. De esta manera, el índice de bonos del Tesoro retrocedió un 0,1%, al igual que los Investment Grade y los High Yield. En contraposición, los bonos de mercados emergentes avanzaron un 0,2%.
Con datos de subsidio por desempleo que agregan incertidumbre respecto del futuro económico de EE. UU., y altas probabilidades de tres recortes de tasas en lo que resta del año, el dólar había comenzado a la baja, aunque terminó la rueda con el US Dollar Index subiendo un 0,23%. De esta manera, cerró en 98,40, mientras que el oro también avanzó un 0,9% y finalizó en USD 3.397 la onza.
El petróleo WTI retrocedió un 0,7% y cerró en USD 63,9 por barril, ya que las expectativas de una resolución diplomática a la guerra en Ucrania presionaron los precios. El Kremlin confirmó que el presidente ruso, Putin, se reunirá en los próximos días con Trump en lo que será su primera cumbre desde 2021, lo que elevó las expectativas de una desescalada. La soja subió 1,1% hasta los USD 357 la tonelada, repuntando desde un mínimo de cuatro meses, ya que los precios más bajos reactivaron la demanda de la oleaginosa.
En la última semana de julio, las solicitudes iniciales de desempleo en EE. UU. subieron a 226.000 y las continuas a 1,97 M, el nivel más alto desde noviembre de 2021, señalando un enfriamiento del mercado laboral. Las solicitudes presentadas por empleados federales bajaron levemente tras recientes despidos en el DOGE.
Noticias locales: el país hoy.
En el mercado local, la deuda en pesos volvió a registrar una rueda negativa, con las tasas de caución y de la curva a tasa fija bajo presión alcista, mientras que el tipo de cambio operó con retrocesos. En contraste, la deuda en dólares se destacó nuevamente, pero el Merval cerró a la baja tras tres jornadas consecutivas en alza.
La renta fija en pesos tuvo una nueva jornada a la baja. En particular, la curva CER lideró las caídas con un retroceso del 0,9%, a diferencia de los dollar-linked que se mantuvieron resilientes, con subas promedio del 0,7%. La curva a tasa fija continuó tensionada, con una baja del 0,8% que empujó los rendimientos al alza, alcanzando una TNA del 48,3% en el tramo corto, en tanto que la caución a un día cerró en 39,4% TNA. Con estos niveles de tasa y un mercado cambiario más calmo, el tipo de cambio breakeven para el Bonap de diciembre ya se ubica por debajo del techo de la banda. Por su parte, los duales cedieron un 0,4%, aunque mantuvieron un mejor desempeño que los Boncap de duration similar.
En el mercado de cambios, el stock de reservas brutas cayó en USD 400 M, cerrando en USD 41.741 M. El tipo de cambio oficial registró una baja del 0,2%, finalizando en $1.331,08. Los dólares financieros también retrocedieron, con el MEP (GD30) cayendo 0,3% hasta $1.330,17 y el CCL, 0,3%, cerrando en $1.332,74.
Los futuros avanzaron un 0,33%, aunque se observaron caídas en los contratos cortos. Tanto el volumen como el interés abierto retrocedieron un 32,9% y 0,2%, respectivamente. La curva de tasas presenta una pendiente positiva que va del 30% TNA en agosto hasta 35% TNA en octubre, a partir de donde desciende hasta niveles en torno al 28%. El mercado descuenta una devaluación mensual de 2,6% hasta diciembre de 2025.
Los soberanos en dólares anotaron alzas del 0,3%, mayormente impulsadas por la curva bajo ley extranjera, en una rueda también positiva para la deuda emergente. Así, el riesgo país continuó comprimiéndose hasta los 735 pb, mientras que los BOPREAL avanzaron un 0,5%.
El Merval corrigió un 2,7% en pesos y 2,1% en dólares CCL, cerrando así en un nivel de USD 1.769. Las caídas fueron lideradas por Edenor (-7,5%), Transener (-5,5%) y Cresud (-4,2%), en tanto que Holcim (3,7%), VALO (2,2%) y Telecom (0,8%) registraron las mayores subas. Por el lado de las acciones que cotizan en la Bolsa de Nueva York, la baja promedio fue de 1,6%, con Edenor (-6,8%), Pampa (-6,6%) y Supervielle (-3,8%) a la cabeza. En el caso de Pampa, la pérdida respondió a la presentación de balances, que resultó peor a lo esperado. Las acciones de Telecom (1,5%), Adecoagro (1,3%) y Corporación América (0,9%) fueron las que mostraron ganancias.
¿Qué variables macro avanzan de manera positiva y cuáles se encuentran bajo tensión?
✅D A T O P O S I T I V O D E L A S E M A N A
Desde julio, los bonos duales han superado en rendimiento a las Lecap, con un alza de 2,9%, mientras que las últimas avanzaron un 0,6%. Este comportamiento refleja las ventajas que ofrecen los duales al contar con cobertura frente a escenarios de suba de tasas. Al incorporar la opcionalidad de la tasa variable TAMAR, los duales se ven protegidos. De hecho, durante este período, la TAMAR registró un incremento de 9 pp (de 34% a 43% de TNA), lo que potenció el atractivo de estos instrumentos frente a las alternativas a tasa fija.
⚠️A M O N I T O R E A R
Tras la volatilidad de julio, las tasas comienzan a estabilizarse en un nivel más alto. La tasa de caución a un día cerró al 7 de agosto en 39,4% TNA, 23 pp por encima de los mínimos del mes pasado, en tanto que la tasa de Lecaps a 30 días subió más de 20 pp, ubicándose en 47,8% TNA. Estos niveles parecen consolidarse como un nuevo equilibrio en un contexto de presión cambiaria y vencimientos en pesos exigentes –$36,5 billones en agosto y $20,1 billones en septiembre–. En este escenario, el Tesoro buscaría sostener un alto nivel de rollover, convalidando tasas elevadas para evitar que el excedente de pesos presione al tipo de cambio y condicione el proceso de desinflación.
🚨R I E S G O
Las reservas internacionales netas del BCRA no logran recuperarse. Al 7 de agosto registraban un saldo negativo de USD 5.716 M (o de USD -7.200 M considerando la metodología original del FMI). El pobre desempeño que vienen marcando, muy lejos de la meta acordada con el FMI, obligó a un waiver ajuste de las metas para fin de año. Si bien se relajó la meta en USD 5.000 M, cumplirla no será tarea sencilla, dado que deberán mejorar en los próximos meses para cerrar el año en USD -1.000 M. Con el tipo de cambio lejos de la banda inferior, la única manera que tiene el BCRA para mejorar su posición de reservas, es a través de las emisiones netas de deuda –organismos internacionales y/o títulos de deuda en el mercado– y con compras netas de divisas por parte del Tesoro.
Reaparecen oportunidades en pesos, entre la cautela y la selectividad.
En nuestros últimos informes habíamos sugerido reducir la exposición al carry en pesos y comenzar a dolarizar parte de la cartera. Esa estrategia resultó acertada: durante julio, el tipo de cambio oficial subió un 13,2% y los dólares financieros acompañaron esta tendencia, resultando en un rendimiento negativo en las estrategias de carry trade. A pesar de ese desempeño, hoy volvemos a encontrar puntos de entrada al arbitraje atractivos en algunos instrumentos en pesos.
Tras el reordenamiento monetario que desató una fuerte volatilidad en las tasas de interés, los rendimientos en pesos parecen comenzar a estabilizarse, aunque en un escalón sensiblemente más alto. La curva a tasa fija muestra una pendiente negativa y claramente empinada, con rendimientos que van del 41% TNA en el tramo corto hasta 32% TNA en el tramo largo. Estos niveles parecen consolidarse como un nuevo punto de equilibrio, en un contexto de presión cambiaria y un perfil de vencimientos en pesos particularmente exigente en los próximos meses –$36,5 billones en agosto y $20,1 billones en septiembre–, que se mantienen desafiantes hacia fin de año. Si bien el Tesoro cuenta con $14,2 billones en la cuenta del BCRA, es esperable que busque sostener un elevado nivel de rollover, lo que lo obligaría a seguir convalidando tasas altas para evitar que el excedente de pesos presione a la baja los rendimientos y termine trasladándose al mercado cambiario, comprometiendo la continuidad del proceso de desinflación. En este escenario, si bien seguimos recomendando mantener una porción relevante de la cartera dolarizada, identificamos oportunidades para volver a posicionarse en instrumentos en pesos, en especial a estos niveles de tipo de cambio y tasa de interés.
Curva a tasa fija
Tal como se observa en el gráfico, a partir del Boncap T15D5 el tipo de cambio breakeven comienza a ubicarse por encima del techo de la banda de flotación. Esto implica que, bajo el esquema cambiario vigente, un inversor que adquiera dicho bono en la actualidad y lo mantenga hasta su vencimiento el 15 de diciembre podría obtener un rendimiento directo en dólares de al menos 0,5% (1,4% TNA). A partir de ese punto, los retornos potenciales se vuelven cada vez más atractivos. En plazos más largos, como el caso del T15E7 –con vencimiento en enero de 2027–, el rendimiento directo en dólares asciende a 17,4% (11,8% TNA), siempre y cuando se mantenga el esquema de bandas y no se altere la dinámica del régimen cambiario vigente. Cabe señalar que estos rendimientos podrían ser incluso superiores si el tipo de cambio se mantiene por debajo del tipo de cambio breakeven calculado.
Bonos duales
Por otro lado, los bonos duales continúan presentándose como una alternativa atractiva, sobre todo ante la persistencia de tasas nominales más altas en el corto plazo, que podrían ser capturadas a través de estos instrumentos. Recordemos que los duales pagan la mayor tasa entre la tasa fija capitalizable y el promedio de la TAMAR (variable) desde la fecha de emisión hasta la fecha de vencimiento. Al observar la evolución de la TAMAR, esta se ubica en 42,6% TNA, casi 10 pp por encima de los niveles previos al fin de las LEFIs. En este marco, si proyectamos la tasa que capitalizarían estos instrumentos al vencimiento bajo nuestro escenario base –que contempla una reducción gradual de las tasas nominales hacia el vencimiento, aunque permaneciendo elevadas en términos reales–, estimamos que tanto el dual TTM26 como el TTJ26 terminarían pagando la tasa variable, lo que implicaría un rendimiento directo de 23,4% y 31,3%, respectivamente. En contraste, los bonos TTS26 y TTD26 pagarían su versión a tasa fija. Sin embargo, la tasa TAMAR breakeven promedio entre la fecha actual y la fecha de vencimiento –es decir, aquella que igualaría el rendimiento de la alternativa a tasa fija– se ubica en un rango que va del 26,5% al 28,5% TNA. Estos niveles resultan superiores a nuestras proyecciones de tasas mayoristas para todo el período en los casos de los bonos TTJ26, TTS26 y TTD26, lo que indicaría que dichos instrumentos probablemente terminen rindiendo por debajo de sus equivalentes a tasa fija. La única excepción sería el TTM26, para el cual proyectamos una tasa TAMAR promedio superior a su breakeven, lo que implicaría un rendimiento relativo favorable frente a la opción a tasa fija.
Curva CER
Teniendo en cuenta nuestro escenario base, que contempla una inflación algo superior a la prevista inicialmente –producto del mayor ritmo de devaluación–, mantenemos el posicionamiento en los bonos CER. Como comentamos en Recalibrando la curva de pesos, actualmente estos instrumentos exhiben tasas reales en torno al 15% anual. Así, la inflación implícita promedio se ubica en 2% m/m hasta octubre 2025 y en 1,8% m/m de noviembre a enero de 2026, por debajo de nuestras estimaciones que, prevén una leve aceleración de la inflación post elecciones. En particular, destacamos el TZXM6 (CER +15,3%) y el TZXD6 (CER +13.9%), no solo porque muestran tasas reales muy atractivas, sino porque permitirían captar la posible aceleración de precios a raíz de una suba en el ritmo de devaluación.
Curva dollar-linked
Para aquellos inversores que requieran mitigar el riesgo cambiario, mantenemos una visión favorable sobre la deuda dollar-linked, que continúa liderando el desempeño acumulado del año con una ganancia del 29,6%. En particular, seguimos viendo valor en el TZVD5, que opera con una tasa de devaluación +9,7%, incorporando una devaluación implícita directa del 9%, por debajo del 14% que estimamos en nuestro escenario base. Además, supera ampliamente el rendimiento de los sintéticos dollar-linked a plazos similares, construidos a partir de la compra de una Lecap y un contrato de futuro calzando vencimientos. No obstante, también consideramos interesante complementar la estrategia con ONs bajo ley local, que hoy combinan una mayor liquidez con spreads atractivos, destacándose opciones como Tecpetrol 2026 TTC7O (5,5% TIR) o YPF 2027 YM35O (7% TIR).
Noticias locales: el país hoy.
El mercado local tuvo una buena rueda para activos en dólares, con subas en los soberanos y otro fuerte avance del Merval de 4,0%. Con esta compresión de tasas, el riesgo país se ubicó en torno a los 740 pb. Los tipos de cambio oficial y financieros estuvieron nuevamente presionados a la baja, en tanto que los futuros registraron leves subas. En cuanto a las curvas en pesos, operaron mayormente a la baja, a excepción de los duales y el Bonte.
La deuda en pesos tuvo un desempeño negativo. Los bonos CER tuvieron el peor rendimiento al caer un 0,7%, con mayor impacto en el tramo largo, que retrocedió un 0,8%. Las Lecap cayeron un 0,5%, marcando leves subas en el tramo corto de 0,1% y caídas en el tramo largo de 0,8%. Con esto, las TNA se ubicaron en torno a 42%, por lo que el tipo de cambio breakeven permanece por encima de la banda superior a partir de la Lecap de diciembre. La caución a un día también mostró una suba y cerró en 30% TNA. A su vez, los dollar linked avanzaron un 0,16%, aunque esta suba se debió exclusivamente al TZV26, que avanzó un 1,7%, mientras que el resto de los instrumentos cayeron un 0,5%. Los duales, por su parte, avanzaron un 0,4%, mientras que el Bonte ganó un 0,5%.
En el mercado de cambios, el stock de reservas brutas cayó en USD 576 M, cerrando en USD 42.141 M. El tipo de cambio oficial operó con una caída del 1,3%, cerrando en $1.333,67. Por su parte, los dólares financieros registraron retrocesos, con el MEP (GD30) cayendo 0,8% y cerrando en un nivel de $1.334,46, y el CCL descendiendo 0,6% y cerrando en $1.337,25.
Los futuros subieron un 0,1%, con mayor impacto en el tramo largo. Se vio una caída de 14% en el volumen operado, que cerró en USD 1.294 M, en tanto que el interés abierto no registró cambios significativos y cerró en USD 5.831 M. La curva de TNA se mantiene en 29% para agosto, 34% para septiembre y octubre, y en torno a 30% para el resto de la curva. La devaluación mensual implícita promedio para diciembre 2025 se ubica en 2,5%.
Los soberanos en dólares anotaron otra rueda de subas y avanzaron un 0,4%, liderados por el GD30, que avanzó un 0,7%. Con esto, el riesgo país cerró en 743 pb. Los BOPREAL se mantuvieron neutrales.
El Merval marcó su tercera suba consecutiva, superando en performance al EWZ (1,7%), al S&P 500 (0,8%) y a los emergentes (0,5%). Concretamente, subió un 2,9% en pesos y un 4,0% en dólares CCL, cerrando así en USD 1.816, nivel no visto desde junio de este año. El índice de acciones locales acumula una suba de 15,3% en dólares desde el mínimo alcanzado este año en julio. La suba de ayer fue empujada por los sectores de utilidades, bancos e industria, con Holcim (7,4%), COME (6,5%) y Pampa (5,9%) a la cabeza, en tanto que la única en retroceder fue Ternium (-1,4%). Nuevamente, para los activos que cotizan en la Bolsa de Nueva York, la suba fue un tanto menor a la de los activos locales, avanzando en promedio un 2,3%. Las principales subas fueron de Pampa (6,6%), Supervielle (6,5%) y BBVA (4,8%), mientras que los peores desempeños se vieron en Bioceres (-6,1%), MELI (-3,8%) y Globant (-1,1%).
Noticias globales: el mundo hoy.
Los anuncios de Trump volvieron a sacudir al mercado. La decisión de aplicar nuevos aranceles a India por la compra de crudo ruso refuerza la agenda proteccionista y busca acelerar la relocalización productiva hacia EE. UU., como lo refleja la millonaria inversión anunciada por Amazon. Mientras tanto, los mercados operan con una fuerte expectativa de recortes de tasas, lo que sostiene a los activos de riesgo, debilita al dólar y genera movimientos dispares entre sectores. La baja del petróleo se intensifica en medio de mayores tensiones y señales de sobreoferta desde la OPEP+.
El presidente de Estados Unidos firmó una orden ejecutiva que impone un arancel adicional del 25% a India por sus importaciones de crudo ruso, elevando así la carga total al 50%. La medida entrará en vigor en 21 días, período durante el cual podrían darse negociaciones con Nueva Delhi y Moscú. La decisión busca presionar a India y favorecer la relocalización de empresas estadounidenses, en tanto que China –que también compra petróleo ruso– quedó excluida de estos nuevos aranceles en medio de negociaciones comerciales con Washington.
En paralelo, las acciones se recuperaron el miércoles, con alzas de 1,3% para el Nasdaq, 0,8% para el S&P 500 y 0,2% para el Dow Jones. Los avances estuvieron liderados por los sectores de consumo discrecional y tecnológico. Amazon ganó un 3,4% luego de que Trump anunciara que la empresa invertirá otros USD 100.000 M en manufactura nacional. Arista Networks subió un 17,5% tras superar las expectativas,y McDonald’s avanzó un 3,8% gracias a sólidos resultados de ganancias e ingresos. En contraste, AMD cayó más de un 6% por no brindar un cronograma claro para reanudar sus ventas en China, Walt Disney retrocedió un 2,3% tras no alcanzar las estimaciones de ingresos, y Uber perdió un 0,9% a pesar de haber superado las expectativas.
Las tasas de los bonos del Tesoro operaron sin grandes cambios. La UST10Y subió 2 pb hasta 4,22%, al tiempo que la UST2Y bajó 1 pb hasta 3,7%. Las probabilidades de un recorte de tasas en la reunión de septiembre alcanzan el 95%, mientras que en la de octubre se ubican en 65% y para diciembre en 54%. Para el resto de los segmentos de renta fija, también fue una rueda sin variaciones.
Por su parte, el dólar cayó por cuarta rueda consecutiva producto de esta expectativa de mayores recortes de tasas y la declaración de Trump señalando que tiene cuatro finalistas para la lista de posibles reemplazos de Powell como presidente de la Fed. En concreto, el DXY bajó un 0,6% y cerró en 98,18, ya que el euro avanzó un 0,8%, la libra un 0,5% y el dólar cedió un 0,4% frente al yen. Lo mismo ocurrió en Brasil, donde la moneda americana se debilitó un 0,8% y cerró en USDBRL 5,46. En este contexto, el oro se mantuvo estable en torno a los USD 3.372 la onza.
En el mercado del petróleo WTI continuó la expectativa de mayor oferta por parte de la OPEP+ a partir de septiembre. Esto, sumado a la creciente incertidumbre geopolítica entre EE. UU. y Rusia, impactó en el precio, que retrocedió otro 1,6% y cerró en USD 64,1, acumulando una caída de 10,6% en el año.
La carrera por el dominio de la IA impulsa a los gigantes tecnológicos a acelerar sus inversiones.
Uno de los aspectos más destacados de la actual temporada de resultados corporativos es la aceleración de los planes de inversión en centros de datos e inteligencia artificial (IA).
Impulsado por el sólido crecimiento de su negocio de computación en la nube, cuyos ingresos aumentaron 39% i.a., Microsoft anunció que alcanzará los USD 30.000 M en inversiones de capital durante el 3Q25, un salto del 25% respecto al trimestre anterior.
Asimismo, Alphabet (Google) elevó su proyección de inversiones para 2025 a USD 85.000 M, sumando USD 10.000 M a su estimación anterior. En la misma línea, Meta ajustó su rango de inversión proyectada para este año a USD 64.000-72.000 M (vs. USD 39.200 M en 2024), anticipando un fuerte crecimiento en gasto de capital también para 2026.
Sumando los números de Amazon y Oracle, los cinco líderes en IA y centros de datos se encaminan a invertir más de USD 400.000 M en 2025, un incremento del 47% i.a., luego de haber crecido 55% i.a. en 2024.
Ante este panorama, NVIDIA es la principal beneficiaria del fuerte aumento en el gasto de capital, ya que los chips representan más del 70% del costo de construcción de un centro de datos.
Además, debido al uso intensivo, los chips utilizados en estos centros tienen una vida útil relativamente corta, de entre uno y tres años. Esto significa que NVIDIA no solo se beneficia de la demanda asociada a la creación de nuevos centros de datos, sino también de un ciclo constante de reemplazo de chips vencidos. Considerando el ritmo acelerado de inversiones en 2024 y 2025, la compañía se perfila para enfrentar una creciente demanda de chips de reposición.
Potenciada por este contexto, la valuación de NVIDIA se disparó un 13% en el último mes, convirtiéndose a principios de julio en la primera empresa del mundo en alcanzar los USD 4 billones de capitalización bursátil, y sumando cerca de USD 350.000 M adicionales en las semanas siguientes.
Con estas noticias, el mercado ajustó al alza sus expectativas de resultados para NVIDIA, que se publicarán el próximo 27 de agosto, anticipando un crecimiento del 48% anual hasta alcanzar los USD 24.600 M. De ser así, el diseñador de chips para inteligencia artificial superará la rentabilidad de Apple por primera vez en la historia, posicionándose además a una distancia lo suficientemente cerca como para superar a Microsoft y Alphabet en 2026.
En conclusión, la inteligencia artificial está redefiniendo el panorama tecnológico y económico global, impulsando un aumento sin precedentes en la inversión de los principales líderes del sector. Este dinamismo no solo fortalece el posicionamiento de gigantes como Microsoft, Alphabet y Meta, sino que coloca a NVIDIA en el centro de la revolución, beneficiándose tanto del crecimiento en la construcción de nuevos centros de datos como del ciclo constante de renovación de chips.
Aviso legal: Los logotipos utilizados en esta publicación son marcas registradas de sus respectivos titulares. Se emplean únicamente con fines ilustrativos y no implican afiliación, respaldo ni asociación alguna con los propietarios de dichas marcas. Todos los derechos pertenecen a sus respectivos propietarios.
Noticias globales: el mundo hoy.
El mercado global reaccionó con cautela a una serie de datos que refuerzan la visión de una economía estadounidense en proceso de enfriamiento. El informe ISM de servicios reflejó una desaceleración más pronunciada de lo esperado, con señales de estancamiento y mayores presiones inflacionarias. Esta combinación renovó las expectativas de recortes de tasas por parte de la Fed, lo que impulsó a la baja los rendimientos de los bonos del Tesoro. Las acciones operaron mayormente negativas, mientras que el petróleo profundizó su caída ante el aumento de oferta de la OPEP+. En este entorno, el dólar se mantuvo estable y el oro avanzó.
El índice ISM de servicios cayó a 50,1 en julio, señalando un virtual estancamiento del sector, con retrocesos en actividad, nuevos pedidos y empleo. Las presiones inflacionarias se intensificaron, alcanzando su mayor nivel desde 2022, en un contexto donde los aranceles sobre materias primas siguen siendo una preocupación clave. Tanto exportaciones como importaciones pasaron de expansión a contracción, reflejando el impacto de las tensiones comerciales en el comercio global.
Las acciones reaccionaron mayormente a la baja. El S&P 500 retrocedió 0,1%, en tanto que el Nasdaq cayó 0,2%. Por su parte, el Dow Jones se mantuvo neutral. En cuanto a resultados corporativos, Palantir se disparó un 7,1% tras elevar por segunda vez en el año su proyección de ingresos anuales. Pfizer subió un 4,9% luego de superar las estimaciones tanto de ganancias como de ingresos. En contraste, Vertex Pharmaceuticals se desplomó un 19% tras anunciar que no continuará con los ensayos avanzados de su tratamiento de última generación para el dolor.
Las tasas de los bonos del Tesoro volvieron a comprimirse en la rueda del martes. La UST2Y cayó 4 pb y cerró en 3,72%, mientras que la UST10Y terminó prácticamente sin cambios en 4,20%.
El dólar se mantuvo neutral a nivel global, con el US Dollar Index (DXY) en 98,77. El euro permaneció estable, mientras que la libra subió un 0,1% frente al dólar y un 0,4% frente al yen. En tanto, el oro avanzó un 0,2% y cerró en USD 3.380 la onza.
El petróleo WTI retrocedió otro 1,7% y quedó en USD 65,2 por barril debido a que continúa impactando el aumento de la producción de la OPEP+ en 547.000 barriles diarios a partir de septiembre, lo cual opacó el posible efecto de una reducción en la oferta de petróleo ruso. Trump afirmó el lunes que "aumentará sustancialmente" los aranceles sobre India debido a sus importaciones de crudo ruso. Actualmente, India enfrenta un arancel del 25% sobre sus exportaciones hacia EE. UU.
El déficit comercial de EE. UU. se redujo a USD 60.200 M en junio, el menor nivel desde septiembre de 2023, impulsado por el retroceso de 3,7% m/m –se destacaron bajas en compras de autos, petróleo y productos farmacéuticos– en las importaciones, mientras que las exportaciones descendieron un 0,5% m/m.
Noticias locales: el país hoy.
El mercado local tuvo una jornada estable. El tipo de cambio registró caídas, mientras que los CER se destacaron dentro del universo en pesos. La curva a tasa fija se mantuvo sin cambios. Por su parte, la deuda en dólares volvió a exhibir un buen desempeño y las acciones operaron en alza.
Así, la deuda en pesos tuvo un desempeño mixto, liderada por los bonos CER, que avanzaron un 0,7%. El tramo medio fue el más destacado, con subas promedio del 0,9%. La curva a tasa fija se mantuvo neutral, mientras que los rendimientos continúan estables en torno al 41,4% TNA (3,5% TEM). A estos precios, el tipo de cambio breakeven se ubica por encima del techo de la banda a partir del Boncap de diciembre (el de noviembre ya se arbitró con el techo). Por su parte, los duales registraron ganancias del 0,3%, superando el desempeño de los Boncap con duration similar, y los bonos dollar-linked cerraron la rueda con pérdidas del 2,5%.
En el mercado de cambios, el stock de reservas brutas cayó en USD 306 M, cerrando en USD 42.717 M. En cuanto al tipo de cambio oficial, registró una baja del 0,8%, finalizando en $1.351,17. Los dólares financieros también retrocedieron, con el MEP (GD30) cayendo un 0,7% y el CCL un 0,8%, ambos ubicándose en $1.345,88.
En la misma línea, los futuros cedieron un 1,0% en la rueda del martes, con bajas parejas en todos los tramos. El volumen operado subió USD 401 M, mientras que el interés abierto apenas aumentó USD 90 M, explicado mayormente por el contrato de septiembre. La TNA a agosto cerró en 14%, en tanto que el resto de la curva se mantiene en torno al 26%. El mercado espera una devaluación mensual implícita promedio de 2,1% para diciembre de 2025.
Por otro lado, los bonos en dólares tuvieron la segunda rueda consecutiva al alza, con subas del 0,6% impulsadas mayormente por el tramo largo, que avanzó un 0,8%. Así, el riesgo país comprimió 10 pb, alcanzando los 761 pb. En tanto, los BOPREAL se mantuvieron neutrales.
El Merval registró una importante ganancia de 2,6% en pesos y de 3,1% en dólares, alcanzando un nivel de USD 1.743, liderada por las energéticas, los bancos y el sector de utilidades. Supervielle, Macro y COME registraron subas por encima del 4,0%, en tanto que Aluar (-2,7%) fue la única en mostrar una caída. La performance de los activos que cotizan en la Bolsa de Nueva York fue algo más moderada que la local, con un avance de 2,3% impulsada por Supervielle (5,5%), Macro (5,0%) e YPF (4,8%).
Noticias globales: el mundo hoy.
Tras el sacudón del viernes, los mercados retomaron el sendero alcista, impulsados por expectativas de recortes de tasas en EE. UU. y buenos desempeños corporativos puntuales. La revisión a la baja del empleo sigue reconfigurando el escenario macro, lo cual dejó menores tasas, golpeó al dólar y empujó al oro, mientras que la renta fija y los activos de riesgo globales –incluidos emergentes y High Yield– mostraron un rebote. En commodities, el petróleo corrigió ante mayores perspectivas de oferta y dudas sobre la demanda futura.
Las acciones rebotaron tras la caída del viernes, retornando a niveles similares a los previos al ajuste. El Nasdaq lideró las subas al avanzar un 1,7%, seguido del S&P 500 con una suba de 1,3%, mientras que el Dow Jones avanzó un 1,2%. Palantir subió 4% antes de publicar sus resultados tras el cierre, mientras que Nvidia avanzó más de 3%. En cambio, Berkshire Hathaway cayó 3% tras divulgar sus resultados durante el fin de semana.
Las tasas cayeron en el margen 2 pb, tanto la UST10Y, que cerró en 4,20%, como la UST2Y, que lo hizo en 3,69%, aunque ya venían de una fuerte baja en la semana anterior, luego de la publicación del dato de creación de empleo y su revisión a la baja. Tras estos datos, el mercado incrementó la probabilidad de que se concreten tres recortes de tasas en lo que resta del año. Esto generó un efecto positivo en la deuda de mercados emergentes, que anotó una suba de 0,4%, y en los High Yield, que subieron un 0,2%.
El dólar amplió la caída que había registrado la semana anterior producto de los datos publicados. El US Dollar Index cayó otro 0,4% y cerró en 98,75, acumulando una baja de 9,0% en lo que va del año. En Brasil también retrocedió el dólar y cayó un 0,6%, cerrando en USDBRL 5,51, con una caída acumulada del 10,8% en el año. En contraposición, el oro subió un 0,4% ante la posibilidad de un nuevo recorte de tasas y cerró en USD 3.376 la onza.
Con la confirmación de la OPEP+ sobre el aumento de producción a 547.000 barriles por día a partir de septiembre, sumado a los débiles datos de empleo en EE. UU. que aumentan la preocupación sobre una menor demanda potencial, el precio del petróleo cayó un 1,9% hasta los USD 66,1 por barril. De esta manera, acumula una caída del 7,9% en el año.
Noticias locales: el país hoy.
Con viento a favor de los mercados internacionales y tras el desembolso del FMI, el mercado local atravesó una buena jornada. El dólar cayó en el margen, mientras que subieron los bonos en dólares y las acciones. Las tasas en pesos se mantuvieron estables y se registraron alzas en todos los instrumentos de renta fija en pesos.
De esta forma, la renta fija en pesos comenzó la semana con un tono positivo. La curva a tasa fija avanzó un 0,1%, pero las tasas se mantuvieron en torno al 40% TNA (3,4% TEM) en el tramo corto, al tiempo que la tasa de caución a un día subió 1 pp hasta 29,1% TNA. En paralelo, los bonos CER se mantuvieron neutrales, mientras que los duales registraron una ganancia del 0,8%. Los dollar-linked volvieron a liderar la rueda con alzas del 1,1%.
En el mercado de cambios, el stock de reservas brutas subió en USD 1.993 M, cerrando en USD 43.023, principalmente por el desembolso del FMI por USD 2.000 M. Por su parte, el tipo de cambio oficial inició la semana estable, cerrando en $1.361,83, en una jornada en la que el agro liquidó USD 105 M. En contraste, los dólares financieros registraron retrocesos, con el MEP (GD30) cayendo 0,7% hasta $1.355,41 y el CCL descendiendo 0,8%, ubicándose en $1.356,51.
Los futuros retrocedieron un 0,6%, con bajas similares en todos los tramos. Se observó una caída en el volumen operado, que alcanzó los USD 249 M, en tanto que el interés abierto subió USD 135 M. La curva de TNA de futuros, en 19% para agosto y en torno al 27% para el resto del año, continúa operando por debajo de la de Lecap, que se ubica entre 46% en el tramo corto y 35% en el tramo largo. La devaluación mensual implícita promedio para diciembre de 2025 se ubica en 2,1%.
En una jornada favorable para los mercados internacionales y tras concretarse el desembolso del FMI, los bonos soberanos en dólares registraron un avance de 0,4%, liderados por las alzas en el tramo corto de la curva. En tanto, el riesgo país cerró en 771 pb y los BOPREAL se mantuvieron neutrales.
El Merval ganó 0,8% en pesos y 1,3% en dólares. De esta manera, cerró en USD 1.690 gracias al impulso de los sectores de construcción, energía y bancos. Las acciones de Mirgor, Supervielle y BBVA fueron las que más subieron, con alzas superiores al 3,5%, mientras que Ternium (-4,3%), Aluar (-3,0%) y Central Puerto (-1,8%) sufrieron las mayores caídas. Las acciones que cotizan en la Bolsa de Nueva York mostraron un mejor desempeño aún y avanzaron 1,9%, con Supervielle, BBVA y Bioceres registrando ganancias por encima del 3,9%.
Noticias y mercado: lo que pasó y lo que viene en el plano internacional.
Semana con altísima volatilidad para los mercados. Los datos económicos fueron de mayor a menor: primero, con la confirmación de un sólido rebote de la actividad en el 2Q25, y al cierre de la semana, con un dato de empleo que desilusionó al reflejar un mercado laboral mucho más débil. ¿Comenzó el ajuste o es una pausa? El debate está abierto, aunque parece una reacción exagerada y seguimos en un escenario de soft-landing. Mientras tanto, Trump aprovecha cada ocasión para presionar a Powell en bajar las tasas de interés, quien, a su vez, suma críticas internas en la Fed. En este contexto, las expectativas de recorte para septiembre aumentaron, aunque nadie espera una reducción agresiva. A todo esto, el fin de la tregua comercial volvió a aportar tensión, dado que EE. UU. aún no llegó a un acuerdo con socios comerciales clave –como Canadá e India–, al tiempo que crece la tensión con Rusia. Mucho revuelo para un mercado que no pudo beneficiarse de los buenos resultados de los balances. De esta forma, la semana cerró con una importante caída en las acciones, baja en los rendimientos de los bonos del Tesoro, suba en el precio del petróleo y fortalecimiento del dólar a nivel global, aunque no exenta de inestabilidad. Las miradas de esta semana estarán puestas en la evolución de las negociaciones comerciales, los comunicados de las autoridades de la Fed y los datos de actividad que puedan convalidar o rechazar los temores de una rápida desaceleración.
Fin de la tregua y nuevos aranceles. Finalizada la tregua el 1° de agosto, Trump anunció un nuevo plan arancelario que entrará en vigor a partir del 7 de agosto, que impone un gravamen del 30% para varios países que no sellaron un acuerdo comercial a tiempo, aunque introduce alivios para quienes sí lo lograron. La nueva tasa mínima para las naciones con las que EE. UU. mantiene una balanza comercial negativa quedó fijada en el 15%, mientras que en el caso de aquellos con los que mantiene un saldo positivo, el arancel será del 10%. La mayoría de los países vieron reducidos sus aranceles con respecto al listado publicado en el Liberation Day del 2 de abril. Los que lograron un acuerdo comercial –como la UE, Japón, Reino Unido y Corea del Sur– tendrán un arancel fijo del 15%, en tanto que a Vietnam le corresponderá uno de 20%. Sorprendió que a Canadá se lo gravará con un 35% debido a que, de acuerdo con el gobierno americano, no cooperó para frenar el flujo constante de fentanilo y otras drogas ilícitas y, además, ha tomado represalias contra EE. UU. por las acciones del presidente para hacer frente a esta amenaza inusual. A Brasil, además del arancel "universal" del 10%, se le ha impuesto otro adicional del 40%, en represalia por el juicio al que está sometido allí el expresidente Jair Bolsonaro. En el caso de México, Trump acordó una nueva prórroga de 90 días en la aplicación de la mayoría de los aranceles. En cuanto a China, llegaron a un acuerdo temporal por el cual EE. UU. rebajó del 145% al 30% sus aranceles, mientras que China redujo del 125% al 10% los impuestos sobre bienes estadounidenses. También eliminaron restricciones al intercambio comercial de bienes clave como las tierras raras y los semiconductores. Ambos países se encuentran en medio de negociaciones para llegar a un pacto definitivo antes de que expire esta pausa el próximo 12 de agosto, un plazo que podría ser extendido para propiciar el éxito de unas conversaciones que “marchan bien”. Además de estos aranceles globales, se mantienen vigentes los que Trump estableció en su momento al aluminio y al acero, que ascienden al 50%, y ratificó que varios productos fabricados con cobre recibirán idéntico gravamen a partir de la entrada en vigor de los nuevos aranceles, con excepciones como los cátodos exportados por países como Chile.
Camino al soft-landing. Tal como lo veníamos destacando en informes anteriores, en el 2Q25 el PBI de EE. UU. se recuperó de la caída sufrida en los primeros tres meses del año, aunque también confirma que la actividad económica perdió impulso luego de dos años de fuerte crecimiento. Concretamente, la primera estimación del PBI del 2Q25 marcó un avance del 3,0% t/t, recuperándose de una contracción del 0,5% del trimestre anterior y superando las expectativas de un aumento del 2,4% t/t. Los vaivenes en el PBI de la primera mitad del año se debieron principalmente a la dinámica de las importaciones, dado que en el 1Q25, ante la incipiente suba de aranceles, las empresas adelantaron compras desde el exterior, lo que se reflejó en un alza del 38% t/t –le quitó 4,7 pp al PBI–. En cambio, en el 2Q25 se observó un resultado opuesto, con una caída de 30% t/t en las importaciones –le aportó 5,2 pp al PBI–. Este comportamiento también se reflejó en la variación de inventarios, dado que mientras en el 1Q25 le sumó 2,6 pp al PBI, en el 2Q25 le restó 3,2 pp. Excluyendo la variación de inventarios, se puede ver más claro el proceso de desaceleración de la actividad en EE. UU.: tras un crecimiento de 2,8% i.a. en 2024, en el 1Q25 lo hizo al 1,4% y en el 2Q25 al 2,4%, promediando en la primera mitad del año una expansión del 1,1%.
Pese a la recuperación en el margen, la demanda agregada pierde impulso. La recuperación en el PBI del 2Q25 estuvo impulsada a su vez por la dinámica del consumo privado que, tras crecer 0,5% t/t en el 1Q25, durante el trimestre pasado lo hizo al 1,4% t/t. Vale destacar que aquí también se nota la moderación respecto del comportamiento del año pasado, cuando se expandió al 3%, marcando incluso el crecimiento más moderado en trimestres consecutivos desde la pandemia de COVID-19. El gasto público (incluye consumo e inversión pública) reflejó igualmente esta moderación dado que, si bien en el 2Q25 se recuperó de la caída de 0,4% t/t del trimestre anterior al expandirse 0,4% t/t, el alza de la primera mitad del año está muy por debajo del 3,3% t/t promedio de 2024. La peor noticia del último trimestre fue la fuerte desaceleración de la inversión privada, que subió apenas 0,4% t/t contra un 7,6% registrado en el 1Q25, con un retroceso de 10% t/t en la inversión en estructuras (vs. una caída de 2,4% t/t en el 1Q25) y del 4,6% t/t en residencial (en el trimestre anterior retrocedió 1,3% t/t). Asimismo, hubo una desaceleración en la inversión en equipos, que moderó el crecimiento al 4,8% t/t (vs. 23,7% t/t en el 1Q25). Finalmente, las exportaciones cayeron 1,8% t/t –la mayor caída desde el 2Q23–, en contraste con un aumento del 0,4% t/t en el 1Q25.
Sorpresa por el mal dato de empleo. Por primera vez en muchos meses, los datos de empleo vinieron muy por debajo de las expectativas y encendieron luces amarillas en cuanto al verdadero estado de la economía americana. No fue solo que la creación de empleo no agrícola en julio estuvo lejos de lo que preveía el consenso de mercado, sino también que se corrigieron a la baja los datos de mayo y junio, reflejando una importante moderación en la generación de empleo y un leve repunte del desempleo. En concreto, en julio la creación de empleo no agrícola fue de apenas 73 mil, muy alejado de los 110 mil que preveía el consenso. Peor aún, los datos de mayo y junio tuvieron una fuerte revisión a la baja dado que se pasó de 125 mil y 147 mil a solo 19 mil y 14 mil, respectivamente, lo que marca que el empleo no estaba tan sólido como parecía –se crearon 240 mil empleos menos, lo que trajo la furia de Trump, quien pidió remover a la encargada de las estadísticas laborales–. Si bien en julio la población económicamente activa retrocedió 39 mil personas, dado que el empleo agrícola cayó en 330 mil, la cantidad de desocupados subió en 220 mil personas, por lo que la tasa de desocupación subió al 4,2% desde el 4,1% de junio.
Incertidumbre para el 3Q25. Como podemos apreciar, los datos sugieren que la actividad americana perdió impulso. A los datos de empleo de julio se suma el mal resultado del PMI manufacturero, que en julio cayó a 48 puntos y marcó el quinto mes consecutivo de contracción en el sector, siendo la más débil desde octubre del año pasado. La tensión aumenta por el estilo Trump, que presiona a la Fed para un rápido recorte de tasas, exponiendo a Powell y poniendo dudas sobre su futuro y sobre la independencia de la política monetaria. Estos malos resultados son compensados con una mejora constante en la confianza del consumidor, luego del derrumbe del primer trimestre, y con indicadores del sector de servicios que marcan un buen dinamismo. De hecho, las primeras estimaciones del Nowcast de la Fed de Atlanta apuntan a un crecimiento del 2,1% t/t en el 2Q25, impulsado por el consumo y la inversión, que se expandirían al 1,9% t/t y 2,5% t/t, respectivamente.
¿Se abre una grieta en la Fed? Por quinta reunión consecutiva y tal como estaba descontado por el mercado, la Fed mantuvo las tasas de interés de referencia en un rango de 4,25%-4,50%. La novedad fue que dos de los 18 gobernadores –Waller y Bowman– que componen el FOMC discreparon a favor de un recorte, la primera disidencia dual de este tipo desde 1993, lo que abre el debate interno dentro del organismo, exacerbado por la presión de Trump sobre Powell. Los responsables de la política monetaria observaron que, si bien las fluctuaciones en las exportaciones netas siguen influyendo en los datos, los indicadores recientes apuntan a una moderación en la actividad económica en el primer semestre, lo que contrasta con evaluaciones anteriores que señalaban que el crecimiento avanzaba “a un ritmo sólido”. La Fed también dijo que la tasa de desempleo sigue siendo baja, mientras que la inflación continúa algo elevada y persiste la incertidumbre sobre las perspectivas económicas. Con este panorama, Powell reiteró que los ajustes adicionales a la tasa de interés dependerán de los datos entrantes, la evolución de las perspectivas y el balance de riesgos.
Tasas para abajo. El mercado quedó mareado con tanta incertidumbre respecto a los próximos movimientos de la tasa de referencia. De hecho, tras la reunión de la Fed, se recortaron las expectativas de baja de tasas –había bajado la expectativa por un recorte en septiembre–, pero con el dato de empleo el mercado migró rápidamente a un escenario de tres recortes, previendo que por la debilidad económica la Fed baje la tasa a un rango de 3,50%-3,75%. Esto repercutió directamente en los rendimientos de los bonos del Tesoro, especialmente en el tramo corto. Así, la UST2Y cerró en 3,70%, 21 pb por debajo de la semana anterior, en tanto que la UST10Y cedió 17 pb hasta 4,22% y la UST30Y bajó 14 pb hasta 4,81%. Estos movimientos hicieron que los rendimientos retornen a los niveles de un mes atrás, revirtiendo toda la suba que habían tenido hasta fines de julio. Con este marco de fondo, los bonos en general tuvieron una buena semana con un alza de 0,7%, aunque la novedad fue el mejor desempeño relativo de los bonos del Tesoro frente a los corporativos y emergentes: mientras que los del gobierno subieron 0,7% en la semana, los IG lo hicieron al 0,6%, los HY retrocedieron 0,6% y los bonos emergentes cerraron sin cambios.
A pesar de los buenos resultados, las acciones retrocedieron. La semana pasada, otras 162 compañías presentaron los resultados del 2Q25, por lo que ya conocemos los balances del 66% del índice S&P 500. Las ventas mostraron un aumento del 6,0% i.a. y los beneficios lo hicieron al 8,65% i.a. Este crecimiento en beneficios no fue homogéneo, con el sector de energía registrando una contracción del 20,7% i.a., al tiempo que los sectores financiero, de comunicación y de tecnología reportaron un alza superior al 15% i.a. Pese a estos resultados, las acciones tuvieron una semana negativa, con caídas generalizadas que contrarrestaron gran parte de las ganancias del último mes. El S&P 500 perdió 2,5% en la semana, el Nasdaq un 2,2% y el Dow Jones un 3,0%. La mayoría de los sectores que componen el S&P operaron a la baja –la mayor caída la tuvo materiales, que retrocedió 6%– y solo se diferenció el de utilities, que avanzó 1,1%. También fue una mala semana para las acciones del resto del mundo, que retrocedieron 3,3%, siendo las bolsas de Europa y China las más golpeadas, con caídas superiores al 4%, mientras que Brasil perdió 1,1%, ampliando la baja del último mes al 8%.
Se fortalece el dólar. No exento de volatilidad, especialmente en la última rueda de la semana en la que tuvo una importante caída, el dólar a nivel global volvió a cerrar otra semana al alza. El DXY subió 1,1% y terminó muy cerca de 100, el nivel más alto en dos meses. El mayor avance semanal lo tuvo frente al euro, contra quien se apreció 1,3%, en tanto que frente al resto de las monedas operó ligeramente a la baja. Con esta performance, en el último mes el dólar acumuló un alza promedio del 2%, recortando las pérdidas del año al 9%. El oro aprovechó la incertidumbre global y marcó un aumento de 0,8%, cerrando en USD 3.360 la onza, casi 2% más que un mes atrás.
Commodities dispares. Los precios de las materias primas tuvieron un comportamiento dispar. Por un lado, se destacó el alza de 3,3% en el precio del petróleo, que cerró en USD 67 el barril de WTI, impulsado por la tensión geopolítica, ahora entre EE. UU. y Rusia. Por otro lado, la soja bajó otro 3,7% y en los últimos 30 días acumula una caída de 6,1% ante las buenas perspectivas de oferta por la cosecha en EE. UU. y Brasil, mientras se mantiene la incertidumbre por la demanda de China. El peor desempeño lo tuvo el cobre, que se derrumbó 23% luego de que Trump anunciara que los nuevos aranceles a este metal se aplicarían únicamente a productos semiacabados como cables y tuberías, excluyendo insumos clave como el mineral, los cátodos y los concentrados –las formas de cobre más comúnmente importadas–. Con la exención vigente, estas primas se están liquidando rápidamente. Los analistas también advirtieron que Estados Unidos podría enfrentarse a un exceso de cobre, con el potencial de reexportar el exceso de inventario, lo que aumentaría la presión sobre los precios mundiales.
Lo que viene. Arranca una semana “relajada” en cuanto a la publicación de indicadores económicos, dado que solo se destacan los datos de comercio exterior de junio y el PMI de servicios de julio que, ante la expectativa de que marque un buen resultado, serviría para compensar el mal humor que dejó el último informe de empleo. Además, la atención de los inversores seguirá puesta en la temporada de balances y en las declaraciones de miembros de la Fed. Todo esto en un contexto en el que la tensión por los aranceles y la guerra comercial continúan, con la expectativa centrada en las negociaciones con China. En el mercado de commodities, se espera una presión bajista sobre el precio del petróleo ante el anuncio de la OPEP de aumentar la producción en 547 mil barriles diarios a partir del mes que viene.
Noticias y mercado: lo que pasó y lo que viene en el plano local.
Se fue otra semana de tensión en el mercado local, con los bonos en moneda extranjera y las acciones en baja. La cotización del dólar volvió a ser la gran protagonista, tanto de la última semana como de todo el mes. No es para menos: a pesar de las intervenciones oficiales indirectas –con el Tesoro subiendo tasas y el BCRA interviniendo el mercado de futuros–, el tipo de cambio pateó el tablero de las expectativas y cerró muy cerca del techo de la banda, algo impensado para esta altura del año, cuando el mercado cambiario suele beneficiarse de la oferta extraordinaria del agro. El frente externo sigue siendo la parte más frágil del programa, con reservas internacionales que no logran mantener un sendero alcista, dado que el Tesoro no compra divisas y todo queda supeditado a los préstamos de organismos internacionales, como ocurrió en la última semana de julio. En este sentido, a pesar de no haber cumplido la meta de reservas, el FMI mantiene su apoyo al programa, flexibilizando dicha meta para lo que resta del año, y se espera un nuevo desembolso por USD 2.000 M que reforzará el poder de fuego del BCRA para intervenir si el tipo de cambio supera el techo de la banda. En el mercado de pesos, el Tesoro pagó tasas de interés muy elevadas en la última licitación, en la que renovó el 75% de los vencimientos y colocó a plazos más cortos, haciendo más exigente el perfil de vencimientos para los próximos meses. Más deuda y a tasas más altas incrementan la carga de intereses capitalizados, que si bien no se contabilizan en el resultado fiscal base caja, reflejan que el resultado de las cuentas públicas es menos sólido de lo que parece –incluso señalado por la revisión del FMI–. Esta semana, las miradas estarán puestas en la evolución del tipo de cambio, las tasas de interés y el impacto que ambos tuvieron sobre la inflación de agosto y el nivel de actividad. En el frente político, la atención volverá a centrarse en el Congreso tras el veto del presidente a las leyes de aumento de jubilaciones.
Esperando al FMI. En la última semana, las reservas del BCRA subieron en USD 747 M y cerraron con un stock bruto de USD 41.030 M, mientras que las reservas netas quedaron con un saldo negativo de USD 8.000 M. La mejora semanal respondió exclusivamente al ingreso de un préstamo del BID por USD 1.200 M, compensado parcialmente por pagos netos de deuda y la reducción de encajes en moneda extranjera, en un contexto en el que el Tesoro no realizó compras de divisas en el mercado. Lejos de la meta establecida en el acuerdo original, la revisión del programa con el FMI redujo en USD 5.000 M el objetivo de reservas netas para este año –aunque se mantuvo sin cambios la meta total del programa, que prevé alcanzar USD 22.900 M a fines de 2027–, por lo que ahora se espera que 2025 cierre con un saldo negativo de USD 2.600 M –objetivo que continúa siendo exigente dada la dinámica actual–. Vale destacar que las revisiones dejarán de ser trimestrales y pasarán a ser semestrales, por lo que la próxima revisión del programa se realizará en febrero de 2026.
Recaudación. En julio, la recaudación total aumentó 43% i.a. en términos nominales, mientras que en términos reales –suponiendo una inflación de 1,9% m/m y 37% i.a.– implicó una mejora real de 4,5% i.a. Excluyendo el impuesto PAÍS –que en julio del año pasado representaba el 6% del total–, la mejora fue más notoria, al marcar un alza real de 11% i.a. El aumento obedeció al alza en la recaudación por el impuesto a las Ganancias (+18% i.a.), aquellos asociados al empleo (+11% i.a., de la mano de la suba en la remuneración bruta a empleados) y al comercio exterior (+14% i.a. por el aumento de 51% i.a. en lo recaudado por derechos de exportación, debido al adelantamiento de liquidaciones del agro, y 31% i.a. en aranceles a la importación, compensado por la caída de 5% i.a. en el IVA aduana, lo que sugiere que el saldo comercial del mes pasado habría sido de neutral a negativo). La recaudación por impuestos asociados al nivel de actividad subió 3% i.a. en términos reales. Con este resultado, en los primeros siete meses del año la recaudación creció 2% i.a., explicada por los impuestos asociados al empleo y a la actividad, que compensan una peor performance de Ganancias y la eliminación del impuesto PAÍS.
Se acerca al techo. Con el agro reduciendo fuertemente la oferta en el mercado –de liquidar a razón de USD 250 M por día en las primeras tres semanas de julio, en la última apenas aportó USD 40 M por día– y una demanda muy activa, el tipo de cambio oficial cerró la semana en $1.365 –apenas 6% por debajo del techo de la banda–, lo que implicó una suba de 5,6% en la semana y de 13% en el último mes. Los dólares financieros acompañaron la tendencia, con subas de 5,8% en el MEP y 6,2% en el CCL, cerrando en $1.365,4 y $1.367,6 respectivamente. En línea con la fuerte suba del tipo de cambio, los futuros de dólar cerraron la semana con un avance promedio de 4,6%. La mayor corrección se dio en el contrato de agosto, que acumuló una suba de 5,7% en la semana y descuenta una devaluación implícita del 2,9% m/m –hasta $1.390,5–. En promedio, los contratos descuentan una devaluación implícita del 2,4% m/m entre septiembre y octubre, y se estabiliza en 2% m/m hacia adelante –el tipo de diciembre se negoció en $1.519, llegando al techo de la banda–. Además, se registró un aumento en el volumen de contratos operados, que subió 37% hasta los USD 1.355 M, y una suba promedio semanal de 5% en el interés abierto.
El Tesoro pagó tasas elevadas. En la licitación del martes, la Secretaría de Finanzas adjudicó $9 billones, frente a vencimientos por $11,8 billones, lo que implicó un rollover del 76,34%. La mayor parte del monto se concentró en LECAPs de corto plazo, que representaron el 98,1% del total adjudicado, convalidando una tasa promedio de 3,97% TEM (47% TNA), por encima de los niveles operados en el mercado secundario. El Boncer TZXO6 registró una demanda marginal, aunque a una tasa real superior al 16%, mientras que los instrumentos dollar linked quedaron desiertos, con excepción del TZVD5, que se colocó a devaluación +5,54%. El escaso interés por los dollar linked podría estar vinculado al mayor rendimiento encontrado en estrategias de sintéticos dollar linked, que el día de la licitación se ubicaban en torno al 16% en USD para el tramo más corto. Este mes será particularmente desafiante para el Tesoro, con vencimientos por $36,5 billones, de los cuales $22 billones se concentran el 18 de agosto.
Las tasas ceden levemente. A pesar de que el Tesoro pagó tasas elevadas, con la nueva suba de encajes que anunció el BCRA, en la última rueda las tasas cedieron y cerraron la semana con una leve compresión, aunque aún se mantienen en niveles altos. La tasa de caución a 1 día cayó 3,5 pp y cerró en 28,1% TNA, al tiempo que el tramo corto de la curva a tasa fija comprimió 2,6 pp y rinde 40,6% TNA. Sin embargo, la tasa TAMAR mostró una suba de 4,6 pp, cerrando en 40,24% TNA. Con este movimiento de tasas, la curva a tasa fija avanzó un 1,6% en la semana y mantiene una pendiente negativa, con rendimientos que van del 3,4% TEM (40,6% TNA) en el tramo corto a 2,8% TEM (34% TNA) en el tramo largo. No obstante, este buen desempeño no llegó a compensar la suba del tipo de cambio, que sí fue capturada por los instrumentos dollar linked, que lideraron en rendimiento en la semana con subas del 3,4% –a estos precios rinden devaluación +12% y descuentan una devaluación implícita directa del 8,2% a diciembre de 2025, por debajo de nuestras proyecciones–. Los bonos duales también registraron una buena semana, avanzando un 1,5% y rinden 2,4% TEM en su versión tasa fija y TAMAR +8% en su versión tasa variable. Por otro lado, los bonos CER subieron un 1,3% y rinden tasas reales de CER +13% en el tramo 2025, CER +15% en el tramo 2026 y CER +13% en el resto de los tramos. A estos precios descuentan una inflación implícita promedio del 2% m/m de julio a octubre y una inflación acumulada del 27,3% para 2025. En último lugar estuvo el Bonte 2030, que cerró con una suba semanal del 1,2% y rinde 28,4% TNA al vencimiento y 29,4% TNA valuado a la fecha de put.
Caída en la deuda en dólares. Los soberanos tuvieron una semana de bajas en un contexto en el cual los comparables se mantuvieron neutrales y el spread de tasas con los CCC se amplió 22 pb hasta los 126 pb. De esta manera, el riesgo país cerró en torno a los 730 pb. En promedio retrocedieron un 0,6% en la semana, impulsados por los Bonares que cayeron un 0,8% –el más golpeado fue el AL30 con una caída de 0,9%–, mientras que los Globales perdieron 0,4% –el GD30 perdió 0,5%. Con esta baja, en lo que va de 2025 los soberanos pierden un 0,1%. A estos precios, la curva de Bonares luce con una pendiente negativa, con rendimientos que van desde 14% TIR hasta 12% TIR, mientras que la curva de Globales tiene una forma plana en torno al 12% TIR. No obstante, tampoco fue una buena semana para los BOPREAL, que cayeron un 1,2%, aunque siguen siendo los ganadores del año con una suba de 8,4%. Los BOPREAL Serie 1-C y Serie 1-D cayeron un 1,4% y 1,6%, respectivamente. Con esto, los BOPREAL Serie 1 ofrecen rendimientos entre 5,9% y 8,8%. Los bonos sub-soberanos subieron 0,5% de la mano del PB37, que ganó 1,0%, acumulando en el año un alza de 8,0%. En cuanto a los corporativos, anotaron una suba de 0,2%, siendo Pampa 2031 lo más destacado con un avance de 1,1%.
Retrocedieron las acciones. El Merval no le escapó al ruido global y terminó la semana un 2,0% abajo en dólares CCL, mientras que en pesos subió un 3,5%. El índice accionario había comenzado la semana con subas, ampliando el rally del último mes, pero el miércoles rompió la racha. Con esto, el Merval cerró en un nivel de USD 1.669 y acumula una caída de 22,1% en el año. La industria, las comunicaciones y los bancos fueron los sectores que más sufrieron en la semana. En dólares, las peores caídas fueron para Macro (-5,6%), Cresud (-4,6%) y Telecom (-4,7%), en tanto que Edenor (6,39%), TGS (2,58%) y Aluar (2,38%) fueron las de mejor desempeño. Las acciones que cotizan en la Bolsa de Nueva York retrocedieron 0,9% en la semana –se destacaron las bajas de 9% de Globant y Bioceres y de 5% de IRSA, mientras que Edenor subió un 7,0%, TGS un 3,7% y Ternium 2,5%.
Lo que viene. Finalizado julio, esperamos los resultados de las estimaciones privadas de inflación que, de acuerdo con nuestras proyecciones, se ubicarían en torno al 2% m/m –recordemos que el IPC Nacional se publica el miércoles 13 de agosto–. No será menor la atención sobre los ajustes previstos para agosto luego del salto cambiario del mes pasado. Las miradas de la semana estarán puestas en la dinámica de tasas de interés y tipo de cambio. En cuanto a lo primero, se espera que se estabilicen en los niveles actuales luego de la alta volatilidad registrada en julio tras el desarme de LEFIs. Respecto al tipo de cambio, la oferta seguiría baja mientras que la demanda continuaría elevada en el arranque del mes, por lo que la cotización del dólar se mantendría presionada. En cuanto a la agenda económica, esta semana se publican datos de actividad de junio correspondientes a la industria, la construcción, la minería y la pesca, de los que prevemos un comportamiento mixto, confirmando que la actividad perdió impulso. El miércoles se publica el REM, lo cual será un buen termómetro de cómo evalúa el consenso de analistas los movimientos de tasas y del dólar durante julio. En el ámbito político, el foco de atención se centrará en la capacidad del oficialismo para conseguir en el Congreso los votos que impidan el bloqueo de lo aprobado por ambas cámaras, tras el veto presidencial a las leyes de aumento de jubilaciones.
Análisis de instrumentos de renta fija y variable.
A continuación podrás descargar el informe semanal del mercado local, en el que analizamos los distintos instrumentos de renta fija con posibles escenarios de sensibilidad. Además, mostramos los índices de mercados accionarios locales e internacionales, y finalmente el mercado de renta variable local.
Descargar informe al 01/08/2025
Los contratos de dólar en A3 operaron fuertemente al alza, tanto en interés abierto como en volumen.
Los contratos de dólar en A3 operaron fuertemente al alza en la semana, con nuevas subas tanto en interés abierto como en el volúmen. Los mayores avances fueron para los contratos de agosto (5,66%), septiembre (5,27%) y octubre (4,96%).
El próximo contrato en vencer es el de agosto, que cotiza en $1.390,5 y marca una devaluación directa y mensualizada de 2,1%. Para los tres meses siguientes, los precios reflejan que el alza en el dólar correría en niveles en torno al 2,2%: 2,4% en septiembre ($1.427,5), 2,3% en octubre ($1.459) y 2,3% en noviembre ($1.488). A partir de ahí, señalan una devaluación que continúa al ritmo de 1,9% promedio hasta junio del 2026.
La curva de tasas (TNA) comprimió en todos sus tramos. Agosto cayó a 26%, y sube a 30% en septiembre, donde vuelve a caer gradualmente al 26%. De esta manera, la curva de TNA de los futuros permanece con rendimientos por debajo de los que ofrece una Lecap.
El volumen operado aumentó frente a la semana anterior. En las últimas cinco ruedas se comerciaron USD 6.794 M. El viernes 1° de agosto el interés abierto cerró en USD 5.530M, mostrando una suba de 46% m/m y de 163% a/a.
Noticias locales: el país hoy.
El mercado estuvo marcado por una nueva suba en el tipo de cambio, al tiempo que la deuda en pesos mostró signos de repunte en todos sus segmentos, impulsando las tasas de interés a la baja. En paralelo, los bonos soberanos en moneda extranjera finalizaron la rueda con retrocesos, en una jornada en la que el Merval acompañó esta tendencia y también cerró en terreno negativo.
Tras la liquidación de la licitación del martes, la deuda en pesos registró una recuperación generalizada, aunque no logró compensar el avance del tipo de cambio spot, que superó los $1.350. En este contexto, los bonos dollar linked lideraron las subas con un alza promedio del 2,3%, seguidos por los instrumentos CER y los bonos duales, que avanzaron 1,9%. Por su parte, la curva a tasa fija mostró una mejora del 1,7%, con una compresión de rendimientos desde 43,6% TNA en el tramo corto hasta 38,6% TNA, al tiempo que la tasa de caución a un día se mantuvo estable en 32,3% TNA.
En el mercado de cambios, el tipo de cambio oficial registró una fuerte suba del 4,5%, por lo que en julio acumuló un alza del 13%. Los dólares financieros operaron con subas del 3,2% en el MEP (GD30), cerrando en un nivel de $1.361,95, al tiempo que el CCL cerró con una suba del 2,8%, alcanzando los $1.365,48. En tanto, el stock de reservas brutas cayó en USD 1.897 M, cerrando en USD 38.864 M en la jornada, explicado principalmente por el desarme estacional de encajes de fin de mes.
Los futuros operaron nuevamente al alza en una rueda en la cual se vieron fuertes subas en el volumen y en el interés abierto. La suba promedio fue de 2,67%, con mayor impacto en los contratos más cortos. El volumen fue de USD 2.337 M, lo que implica una suba de USD 1.281 M en una sola rueda, mientras que el interés abierto subió otros USD 508 M y cerró en USD 7.689 M, nuevo máximo del año. La TNA de agosto cerró en 46%, en tanto que la Lecap a mismo plazo rinde 42,8% TNA.
Tras varias ruedas consecutivas con subas, la deuda soberana en dólares registró una rueda con pérdidas del 0,8%, con caídas generalizadas en todos los tramos. El riesgo país se mantuvo en los 716 pb, al tiempo que los BOPREAL se mantuvieron firmes con subas del 0,3%.
El Merval cayó un 2,6% en dólares CCL y cerró en USD 1.705. En pesos registró una suba de 0,6%. Los sectores más perjudicados fueron utilidades, industria y construcción. En acciones, las más perjudicadas fueron Transener (-3,1%), Holcim (-2,5%) y COME (-2,2%). Por el lado de las acciones que cotizan en la Bolsa de Nueva York, el retroceso fue de 2,2%, liderado por Globant (-6,0%), IRSA (-5,6%) y Supervielle (-3,2%).
Noticias globales: el mundo hoy.
En una jornada marcada por el dato de inflación PCE, las tasas mostraron una reacción contenida. Las tecnológicas volvieron a tomar el protagonismo, con fuertes avances en Meta y Microsoft, que impulsaron al Nasdaq, en contraste con las caídas en el S&P 500 y el Dow. Mientras tanto, el dólar se fortaleció frente a las principales monedas y el oro mostró una nueva suba, reflejando cautela en los mercados. El petróleo cedió tras sorpresivos datos de inventarios y Trump volvió a instalar ruido político con críticas a la Fed, sumando tensión al escenario monetario.
Las acciones operaron mayormente a la baja tras haber comenzado la rueda al alza. Concretamente, el S&P 500 perdió 0,2% y el Dow Jones un 0,5%. En cambio, el Nasdaq logró una performance positiva de 0,1%. En acciones, Meta se disparó hasta un 11,4% tras superar las expectativas de ganancias y brindar una perspectiva de ventas optimista, en tanto que Microsoft subió un 3,7%, habiendo alcanzado un 8%, elevando su capitalización de mercado por encima de los USD 4 billones gracias al buen desempeño de Azure.
A pesar de un dato de inflación mayor a lo esperado, las tasas reaccionaron levemente a la baja y la UST10Y cerró en 4,35%. En paralelo, Trump reavivó sus críticas al presidente de la Fed, Jerome Powell, por no recortar las tasas, poniendo fin a una breve tregua.
Por otro lado, el dólar volvió a fortalecerse en el margen frente al resto de las monedas del mundo. El DXY subió un 0,2%, impulsado principalmente por el avance del 1% frente al yen japonés, al tiempo que se apreció 0,2% contra el euro. Con este resultado, en julio acumuló un alza de 3,2% y cerró en 100, el nivel más alto desde fines de mayo. En Brasil, el tipo de cambio también registró un aumento de 0,5% y el USDBRL cerró en 5,6. A pesar del avance del dólar, el oro registró una suba de 0,6% y cerró en USD 3.293.
Con respecto al petróleo, retrocedió luego de tres ruedas consecutivas en alza, aunque persiste la incertidumbre respecto de posibles sanciones al crudo ruso por parte de Trump si no hay un alto el fuego. Por otro lado, la semana pasada se registró un aumento inesperado de 7,7 millones de barriles en los inventarios de crudo en EE. UU., debido a una caída en las exportaciones, lo que contrasta fuertemente con las expectativas de una reducción.
En la noticia económica del día, el índice de precios PCE subyacente en EE. UU. –que excluye los componentes volátiles como alimentos y energía, y es la medida de inflación preferida por la Reserva Federal– avanzó un 0,3% m/m en junio. Así, marcó el mayor aumento en cuatro meses, aunque en línea con las expectativas del mercado. En la comparación interanual, el índice aumentó un 2,8%, por encima del 2,7% esperado.
En junio de 2025, el ingreso personal en EE. UU. subió 0,3% m/m, recuperándose de la caída previa y superando las expectativas. El avance se explicó por mayores transferencias del gobierno y mejoras en ingresos de propietarios y compensaciones laborales. La misma performance mostró el gasto de las familias: el alza en el gasto en servicios fue compensada en parte por el retroceso del consumo de bienes durables. Con este resultado, el ahorro de las familias se mantuvo en 4,5% de los ingresos, idéntico al promedio de los cinco meses anteriores. Por otro lado, medido en términos reales, el consumo de las familias repuntó 0,1% m/m y se recuperó de la caída de 0,2% m/m que había marcado en mayo.